El aborto y los cuervos del PSOE
La sentencia del Tribunal Constitucional sobre la ley de Despenalizaci¨®n Parcial del Aborto no ha provocado, en opini¨®n de la autora del art¨ªculo, la reacci¨®n debida en el Gobierno socialista, que ha preferido encontrar el "lado bueno" de dicho fallo, mientras la derecha considera el mismo como un triunfo propio.
-...Y con esto y un bizcocho, ?esta noche me emborracho!- gorgoje¨® el se?or Ruiz Gallard¨®n.Luego precis¨® que, en realidad, no pensaba emborracharse esa noche en concreto. Que era tan s¨®lo un modo de exteriorizar su euforia por el fallo del Tribunal Constitucional relativo a la llamada ley de Despenalizaci¨®n Parcial del Aborto.
M¨¢s tarde, el propio se?or Ruiz Gallard¨®n, primer firmante y autor del recurso de inconstitucionalidad que el tribunal ha atendido, desafiaba con gesto col¨¦rico "a quien sea" a que le lleve una sola mujer que desde 1966 haya pisado las c¨¢rceles espa?olas por haber abortado. De lo que se deduce que, en un nuevo ejercicio de doble moral, materia en la que la derecha espa?ola es experta, el representante de Alianza Popular es partidario, a la vez, de penalizar el aborto en las leyes y de que las leyes no se apliquen.
Ten¨ªa su aquel ver las reacciones paralelas que iban adoptando entre tanto los responsables del partido socialista y del Gobierno. Sin conseguir ocultar su irritaci¨®n por la sentencia dictada, se esforzaban -las consignas eran obvias- por ver "su lado bueno": se reconoce la constitucionalidad de los tres supuestos recogidos por la ley e, incluso, el tribunal ha tenido el detalle de considerar que las garant¨ªas ofrecidas en uno de los supuestos son suficientes. Cosa, pues, tirando a f¨²til la del tribunal: el Parlamento dar¨¢ unos retoques aqu¨ª y all¨¢ a la cosa de las garant¨ªas y pronto, muy pronto -lo dijo el se?or Ledesma, todo dulzura, ante las c¨¢maras de televisi¨®n- tendremos en vigor la ley del aborto. Conclusi¨®n socialista: la sentencia es realmente una pena, pero tampoco hay que tom¨¢rsela por la tremenda.
Lo esencial del problema
Desde que fue conocido el proyecto de ley elaborado por el PSOE, el movimiento feminista se?al¨® con nitidez que los supuestos de despenalizaci¨®n recogidos en ¨¦l no se hac¨ªan cargo de lo esencial del problema, ni cuantitativa ni cualitativamente. No lo hac¨ªan cuantitativamente porque s¨®lo ven¨ªan a amparar a un porcentaje m¨ªnimo de las mujeres que abortan a diario en el Estado espa?ol. Y no lo hac¨ªan cualitativamente porque no se basaban en el reconocimiento del aborto c¨®mo un derecho de la embarazada, como una resoluci¨®n -nunca agradable, conviene recordarlo- que a ella y s¨®lo a ella compete.
No son pocos los responsables del PSOE que, reconociendo total o parcialmente lo bien fundado de nuestros argumentos, han pasado largos meses respondi¨¦ndonos as¨ª "Es cierto que, si la ley se aplicara estrictamente, s¨®lo una peque?a parte de los abortos que hoy se realizan dejar¨ªan de ser ilegales. Pero fijaos que la ley pone unas condiciones de control de los abortos muy ambiguas. Son deliberadamente ambiguas. Se trata de abrir una brecha en el muro de la situaci¨®n actual. Ahora no cabe hacer m¨¢s porque no estamos en condiciones de afrontar la respuesta que podr¨ªa desatar la derecha, con el apoyo de la Iglesia. Pero, una vez abierta la brecha, cabr¨¢ ir ampli¨¢ndola por la v¨ªa de los hechos, de la pr¨¢ctica...".
"Se trata de abrir una brecha", dec¨ªan. Y el Tribunal Constitucional les contesta: fijadme bien las garant¨ªas, para que no se pueda utilizar esta ley para ning¨²n caso que no est¨¦ incluido en los tres supuestos. Adi¨®s brecha.
Seg¨²n c¨¢lculos realizados por la Comisi¨®n Pro Derecho al Aborto a partir de los cientos de casos atendidos por ella, s¨®lo cuatro de cada 100 mujeres abortan por las tres razones recogidas en la ley. Otras estad¨ªsticas, realizadas tal vez con criterios menos estrictos, elevan el porcentaje hasta la veintena. En todo caso, gracias, a la torpeza culpable del Gobierno y el Grupo Parlamentario Socialista, la inmensa mayor¨ªa de las mujeres que deciden abortar en el Estado espa?ol seguir¨¢n siendo consideradas delincuentes.
El ministro Ledesma muestra su regocijo porque el tribunal ha reconocido la constitucionalidad de los tres supuestos recogidos en la ley. Parece ignorar que, al referirse a la licitud de esos tres supuestos, el tribunal est¨¢ precisando que todo otro supuesto lo considera anticonstitucional. Esto es, est¨¢ excluyendo el aborto por razones econ¨®micas, sociales y otras: las razones que mueven a la inmensa mayor¨ªa, la inmens¨ªsima mayor¨ªa de las mujeres que abortan.
De esta guisa, entre la pusilanimidad legislativa del PSOE y la carquer¨ªa moral del alto tribunal, gracias al voto "de calidad" de un presidente que fue elegido con el consenso del Grupo Socialista, m¨¢s de un cuarto de mill¨®n de mujeres seguir¨¢n anualmente recurriendo a m¨¦todos clandestinos para abortar, poniendo frecuentemente en peligro sus propias vidas o endeud¨¢ndose para costear el viaje hasta Holanda o el Reino Unido.
Se quejan algunos parlamentarios socialistas ahora de estar atados de pies y manos con las ligaduras de esa tercera c¨¢mara que es el Tribunal Constitucional. Tal vez debieran iniciar a partir de ah¨ª una reflexi¨®n sobre los beneficios de la cr¨ªa de cuervos, oficio al que el PSOE se ha dedicado con singular entusiasmo desde los comienzos de la transici¨®n.
El se?or Ruiz Gallard¨®n tiene buenos motivos para echarse el fallo del tribunal al coleto, con o sin bizcocho, y largarse de farra. La derecha se ha apuntado el tanto. Reconozcamos que se lo hab¨ªan puesto f¨¢cil.
pertenece a la Comisi¨®n Pro Derecho al Aborto de Madrid.
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