Reagan gana terreno en Nicaragua
La ¨²ltima propuesta del presidente estadounidense se abre camino entre los dirigentes latinoamericanos
Ronald Reagan est¨¢ consiguiendo algo que hubiera sido impensable hace s¨®lo unos meses: acercar a los pa¨ªses del Grupo de Contadora y a otras naciones latinoamericanas a sus posiciones beligerantes contra Nicaragua, contribuyendo as¨ª a lograr uno de los principales objetivos de Estados Unidos en Centroam¨¦rica, el aislamiento de la Junta Sandinista. Esta semana, la llamada oferta de paz de Reagan, que repite la propuesta de los contras que luchan contra los sandinistas con el apoyo de la CIA, ha sido aceptada con matices por los presidentes de Colombia, Venezuela y Argentina y, lo que es m¨¢s importante, no ha sido rechazada del todo por M¨¦xico, el pa¨ªs clave de Contadora.
Washington no ha obtenido, sin embargo, el pleno apoyo que son cita para su plan, que pide un alto el fuego y negociaciones entre los rebeldes y el Gobierno nicarag¨¹ense para convocar nuevas elecciones. Los l¨ªderes de Contadora valoran positivamente la so licitud de un alto el fuego y el llamamiento al di¨¢logo, pero rechazan el resto del plan, que consideran una injerencia en los asuntos internos de Nicaragua.El presidente paname?o, Arditto Barletta, ha saludado los "elementos positivos de la propuesta", pero dijo a un enviado de Reagan que Contadora respeta el principio de no intervenci¨®n. La pretensi¨®n del presidente es que Contadora haga suya su oferta, algo que hoy es pol¨ªticamente imposible.
Nicaragua ha rechazado la propuesta de Estados Unidos pero al mismo tiempo comienza a tomar conciencia de su aislamiento. Los presidentes latinoamericanos insisten a los sandinistas en que es urgente que negocien una soluci¨®n en la que tendr¨¢n que hacer concesiones. El viceministro nicarag¨¹ense de Asuntos Exteriores, V¨ªctor Hugo Tinoco, ha dicho en Panam¨¢ "que no hay una soluci¨®n pol¨ªtica para Centroam¨¦rica sin la voluntad pol¨ªtica de Estados Unidos, y no es posible firmar un tratado en Contadora sin el acuerdo del Gobierno norteamericano". Pero Washignton se niega a abrir el di¨¢logo bilateral con Managua.
Nada m¨¢s conocer la oferta de Reagan, Daniel Ortega vol¨® a La Habana y, tras entrevistarse con Fidel Castro, afirm¨® que es necesario alg¨²n tipo de di¨¢logo para resolver la crisis. Castro est¨¢ haciendo reiterados esfuerzos por conseguir un acomodo con la Administraci¨®n Reagan y advierte continuamente a los sandinistas que deben negociar una salida pol¨ªtica con EE UU y que Cuba no podr¨ªa hacer nada en caso de una intervenci¨®n norteamericana.
Ning¨²n tratado de defensa mutuo une a Managua con Mosc¨², y Washington est¨¢ convencido de que el compromiso de la URSS con los sandinistas est¨¢ limitado al apoyo verbal y pol¨ªtico.
Reagan presiona
La Casa Blanca interpret¨® muy postivamente las primeras reacciones de los l¨ªderes del hemisferio, a los que Reagan envi¨® su plan y con los que habl¨® por tel¨¦fono desde su rancho de California, donde se encuentra pasando las vacaciones de Pascua. La sensaci¨®n de que el plan de Reagan era aceptable en Latinoam¨¦rica aument¨® tras la entrevista telef¨®nica que mantuvo el martes el presidente con Miguel de la Madrid.
M¨¦xico, hasta ahora el mejor valedor de la posici¨®n de Nicaragua en Contadora y el pa¨ªs m¨¢s cr¨ªtico hacia la pol¨ªtica de EE UU en la regi¨®n, no aceptaba la propuesta norteamericana, pero tampoco la rechazaba de plano, afirmando que "puede constituir un paso adelante en la soluci¨®n de este delicado conflicto".
Pero una lectura m¨¢s reposada de la respuesta de M¨¦xico reflejaba que De la Madrid hab¨ªa utilizado el lenguaje m¨¢s diplom¨¢tico posible para decir no a Reagan. Para el presidente mexicano, Contadora no tiene ning¨²n derecho a intervenir en los asuntos internos de Nicaragua. "Los procesos internos de reconciliaci¨®n internacional y los di¨¢logos entre los grupos en el interior de cada pa¨ªs centroamericano son cuestiones que est¨¢n fuera de la responsabilidad de Contadora", afirmaba el comunicado de la presidencia de M¨¦xico.
El consejero norteamericano de Seguridad Nacional, Robert McFarlane, reiter¨®, sin embargo, la interpretaci¨®n optimista de la Casa Blanca y neg¨® que M¨¦xico hubiera repudiado la propuesta de Reagan. En todo caso, para Washington es ya suficiente el haber logrado provocar entre Colombia y M¨¦xico una fractura que a¨ªsla a este pa¨ªs, hasta ahora dirigente del proceso de la paz regional.
Para M¨¦xico, cualquier acuerdo de paz debe aceptar la legitimidad de la revoluci¨®n sandinista y neutralizar la influencia militar de los sovi¨¦ticos y cubanos, pero tambi¨¦n de EE UU en Centroam¨¦rica. Washington considera inaceptables estas premisas. Estados Unidos tiene, sin embargo, bastantes posibilidades de presionar a M¨¦xico en sus relaciones bilaterales para alterar su postura, y no pocos observadores creen que finalmente se acabar¨¢ plegando a los objetivos norteamericanos.
Betancur y Alfons¨ªn
El cambio de actitud del presidente colombiano, Belisario Betancurt, o del argentino, Ra¨²l Alfons¨ªn, s¨®lo se pueden explicar como producto de fuertes presiones aplicadas por Estados Unidos sobre dos pa¨ªses con graves problemas internos, sobre todo econ¨®micos, cuya soluci¨®n depende en gran medida de la buena voluntad de Reagan. Alfons¨ªn, que visit¨® oficialmente Washington hace s¨®lo tres semanas y se neg¨® a apoyar la pol¨ªtica de Reagan en Centroam¨¦rica, calific¨® esta semana la propuesta de "pol¨ªtica positiva".
El presidente norteamericano hizo coincidir su oferta de paz con la presencia en Washington de Betancur, cuyo apoyo hab¨ªa conseguido previamente en una entrevista en la Casa Blanca. El l¨ªder colombiano, que s¨®lo un d¨ªa antes hab¨ªa criticado duramente la pol¨ªtica de Reagan en Centroam¨¦rica en un discurso en la universidad de Georgetown, dio el inesperado giro que daba cierta credibilidad en Latinoam¨¦rica a la oferta de EE UU.
El apoyo de Betancur es m¨¢s sorprendente cuando se piensa que el plan de Reagan, que dif¨ªcilmente puede entenderse como una pol¨ªtica nueva, es s¨®lo un ¨²ltimo intento por hacer m¨¢s digerible al Congreso su petici¨®n de 14 millones de d¨®lares para ayuda a los contras, sobre la que se pronunciar¨¢ el Senado en los pr¨®ximos d¨ªas.
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