Manuel Olivencia
El comisario de la Expo 92 de Sevilla, entre la codicia de la derecha y el recelo de la izquierda
Un buen d¨ªa, en que Felipe Gonz¨¢lez estaba d¨¢ndole vueltas en la cabeza al retrato robot de lo que a su juicio deb¨ªa ser el comisario de la Expo 92, conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de Am¨¦rica, se acord¨® de un antiguo catedr¨¢tico suyo de Derecho Mercantil: Manuel Olivencia. "Primero quise negarme, pero el poder de persuasi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez me derrot¨®". Ahora este hombre, que se hab¨ªa acomodado a, una vida que repart¨ªa entre familia, c¨¢tedra, Banco de Espa?a, del que es consejero, y su propio bufete, se encuentra metido en el ojo de un hurac¨¢n de intereses, entre la codicia de la derecha y el recelo de la izquierda.
Manuel Olivencia Ruiz naci¨® en Ronda el 25 de julio de 1929, hijo de abogado, nieto de comerciante y de maestro. Su infancia transcurri¨® en Ceuta y los estudios lo llevaron a Sevilla, donde hizo la carrera de Derecho, de la que se doctor¨® en Bolonia, adonde acudi¨® tras concurso de m¨¦ritos los a?os 1952 y 1953. Despu¨¦s de su paso por Madrid, donde trabaj¨® como ayudante de Joaqu¨ªn Garrigues, gan¨® una plaza de c¨¢tedra en Sevilla. Para entonces hab¨ªa conocido a Hannetraud Brugger, hoy su mujer, de la que tiene tres hijos, Luis Manuel, ya abogado, Macarena que lleva camino de serlo, y Daniel, a¨²n un chaval.Desde su c¨¢tedra de Sevilla dio clases a un grupo de j¨®venes inquietos, varios de los cuales se hallan hoy situados en altos puesto de la vida pol¨ªtica espa?ola. Sin ir m¨¢s lejos, a Felipe Gonz¨¢lez: "No era un empoll¨®n de primera fila, ni siquiera un alumno de asistencia permanente, pero se le notaba que ten¨ªa algo". Y Olivencia muestra, presumido, un viejo papel en el que garabate¨® las impresiones que le produjo aquel estudiante en un remoto examen de Derecho Mercantil, all¨¢. por mayo de 1964. Concepto del Derecho Mercantil: "Bien entendido"; Derechos reales de garant¨ªa y empresa: "Listo, entendido"; Aumento de capital en las SA: "Bien, razona". Publicidad registral: "Bien" Total, notable.
Al cabo de los a?os aquel alumno se convirti¨® en un presidente de Gobierno perplejo ante una situaci¨®n: el candidato a comisario de la Exposici¨®n Universal de Sevilla de 1992, el arquitecto catal¨¢n Ricardo Bofill, se encontraba con una cerrad¨ªsima, casi violenta, oposici¨®n por parte de la derecha sevillana y con las reticencias de los dos ministros catalanes del Gabinete socialista. Compuso en su mente un retrato robot del comisario: radicado en Sevilla, andaluz a ser posible, con prestigio profesional y personal, sin militancia pol¨ªtica, aceptable por la derecha y por la izquierda, con la cabeza organizada, de mentalidad liberal. En ¨¦sas estaba cuando encontr¨® a Manuel Olivencia, consejero del Banco de Espa?a, en la toma de posesi¨®n de Mariano Rubio, en julio del a?o pasado: "Te tengo que llamar", le dijo.
Meses despu¨¦s Manuel Olivencia es comisario de la Exposici¨®n Universal de 1992, lo que de momento no es ser mucho. Es ser objeto codiciado de la derecha sevillana, que trata de mecerlo, cuidarlo y llevarlo a su terreno, y figura inspiradora de recelos para la izquierda, que lo se?ala como el candidato de los empresarios.
Afirma que lo ha pasado mal de verdad estos meses, entre su designaci¨®n y la aparici¨®n en el BOE de los decretos que marcan su campo de juego: "No es cierto que yo presentara unas exigencias para hacerme con poder pol¨ªtico o econ¨®mico; yo hice unas peticiones por criterios puramente funcionales", afirma.
Recuerda que ya Felipe Gonz¨¢lez le advirti¨® cuando acept¨® el puesto: "C¨®mprate una coraza para ti y otra para tu mujer". Y a?ade confiado: "Ahora que ya est¨¢n los decretos en la calle podemos empezar a trabajar. Y todas estas heridas las puede cauterizar el trabajo, la puesta en marcha de los proyectos".
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