Una hora para la polic¨ªa y 39 para la imagen
Unos 600 periodistas de todo el mundo se preparan para cubrir la etapa madrile?a de la gira europea del presidente Ronald Reagan: apenas 40 horas en la capital de Espa?a y s¨®lo una hora -dividida en dos sesiones- de conversaciones pol¨ªticas con el presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez.Al comienzo de este fin de semana a¨²n no exist¨ªa el programa definitivo del viaje. Pero s¨ª hab¨ªa algo que estaba claro: tiene que dar bien en televisi¨®n. As¨ª, adem¨¢s del recorrido por el Museo del Prado -ritual de todas las visitas de jefes de Estado a Madrid-, se jugaba con la posibilidad de que Nancy Reagan vaya a ver el mercado de San Miguel, un trozo de paisaje urbano lleno de coles y sardinas bajo una estructura met¨¢lica de los a?os de Eiffel, cerca de la plaza Mayor madrile?a.
Tampoco faltar¨¢ el tipismo gastron¨®mico: mientras Reagan almuerce el martes en la Moncloa con Felipe Gonz¨¢lez, su esposa Nancy lo har¨¢ con la Reina en una selecta taberna que a¨²n est¨¢ por designar.
'Footing' en El Pardo
Otra de las posibles tomas televisivas que se estudia es la del presidente estadounidense haciendo footing en los jardines del palacio de El Pardo, el martes 7, a las siete de la ma?ana. De este modo, los telespectadores estadounidenses podr¨¢n tener constancia del buen estado de salud de su septuagenario presidente.
El Pardo -lugar discreto y bien guardado- plantear¨¢ menos problemas de seguridad que el parque del Retiro, lugar escogido para el deporte por el predecesor de Reagan, Jimmy Carter, durante su estancia en Madrid en junio de 1980. En aquella ocasi¨®n, el trote del presidente norteamericano -que se inici¨® a las cinco de la ma?ana- fue acompa?ado por decenas de polic¨ªas y hasta por un helic¨®ptero: la cercan¨ªa de las elecciones -que terminar¨ªa perdiendo Carter- compensaron el sacrificio. Reagan no tiene ya posibilidades de ser reelegido. Sin embargo, los esfuerzos de imagen no han sido menores: tambi¨¦n se lleg¨® a pensar en el Retiro para la gimnasia del presidente.
Las exigencias de informaci¨®n, seguridad y comunicaciones de la Casa Blanca traen en vilo a los organizadores espa?oles del viaje. En esta ocasi¨®n, la Oficina del Portavoz de la Presidencia del Gobierno ha abdicado en la Embajada estadounidense para organizar la complicada log¨ªstica exigida por los 450 periodistas extranjeros que llegar¨¢n con Ronald Reagan.
Funcionarios de la seguridad norteamericana han visitado al menos tres veces el palacio de El Pardo y se han interesado, incluso, por la protecci¨®n del palacio de la Zarzuela. Durante la estancia de Ronald Reagan en Madrid, los norteamericanos se reservar¨¢n el uso exclusivo de 40 frecuencias de radio, para permitir el continuo contacto del presidente con la Casa Blanca.
Reagan no har¨¢ uso en Madrid del Rolls negro ni del Mercedes blindado de la Casa Real que suelen utilizar los jefes de Estado extranjeros durante sus visitas a Madrid: desde Washington est¨¢ a punto de llegar uno de los veh¨ªculos presidenciales que tiene en su interior el equipo de comunicaciones necesario para mantenerlo siempre comunicado. Los estadounidenses declinaron el ofrecimiento espa?ol de introducir un coche-radio en la comitiva, para ahorrar el largo viaje desde Estados Unidos del veh¨ªculo presidencial. Y no ser¨¢ Reagan s¨®lo el que viaje en un coche americano: la comitiva, en vez de utilizar los autom¨®viles espa?oles con matr¨ªcula del PMM, montar¨¢ en los de la Embajada de Estados Unidos.
Sin embargo, Reagan ser¨¢ el primer presidente de Estados Unidos que elige para residir en Madrid un lugar diferente a la Embajada de su pa¨ªs: vivir¨¢ en el palacio de El Pardo, residencia destinada a los jefes de Estado extranjeros; en visita oficial.
Como la seda
El prolijo detallismo del protocolo estadounidense ha generado algunas tensiones entre los espa?oles encargados de la organizaci¨®n del viaje. Sin embargo, en general, las relaciones han sido buenas. "Los americanos est¨¢n como la seda", comentaba esta semana un alto cargo espa?ol, refiri¨¦ndose a la suavidad de los estadounidenses, despu¨¦s de que, a comienzos de este a?o, el viaje estuviese a punto de suspenderse cuando la Casa Blanca decidi¨® cambiar unilateralmente el calendario para hacer posible que el d¨ªa 8 de mayo Reagan viajase a Estrasburgo para pronunciar un discurso ante el Consejo de Europa. Los recelos creados con aquel incidente -provocado por el despecho sufrido por el Gobierno espa?ol al enterarse del cambio de planes a trav¨¦s de una noticia de agencia- parecen ya superados.
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