Los comerciantes aut¨®nomos, partidarios de aplicar horarios m¨¢s flexibles

La libertad de horarios comerciales, anunciada por el Gobierno como una de las f¨®rmulas para la recuperaci¨®n del consumo privado, ha ocasionado una fuerte pol¨¦mica entre los que trabajan en el sector. Frente a las posiciones encontradas de las asociaciones de comerciantes, la opini¨®n que parece predominar entre los comerciantes aut¨®nomos es favorable a la aplicaci¨®n de jornadas intensivas al estilo europeo. Los comerciantes afirman que la medida beneficiar¨¢ sobre todo a los grandes almacenes, pero no acabar¨¢ con el peque?o comercio.

"El horario comercial actual es restrictivo y en poco se parece al que impera en los pa¨ªses comunitarios", asegura Elisa Contreras, copropietaria de un peque?o establecimiento de medias, situado en la calle del General D¨ªaz Porlier, al lado de dos grandes almacenes. Elisa es ferviente partidaria de implantar la jornada continuada como en Europa".Actualmente no se puede ir de compras a mediod¨ªa, salvo en los grandes almacenes o hipermercados. Casi todas las tiendas cierran los s¨¢bados por la tarde y pr¨¢cticamente ninguna abre los dominigos. "Esta situaci¨®n", asegura Elisa Contreras, "perjudica tanto al comerciante, que se ve sometido a un horario absurdo, con tres horas perdidas a mediod¨ªa, como al consumidor".

Antonio Yubero, comerciante de una charcuter¨ªa-pasteler¨ªa situada en la calle de Alcal¨¢, muy pr¨®xima a la plaza de toros de las Ventas, acoge la libertad de horarios comerciales con una expresi¨®n tajante: "?fenomenal!". "Libertad es lo que hace falta. En un pa¨ªs democr¨¢tico cada uno puede hacer lo que quiera dentro de los l¨ªmites constitucionales". Yubero, que ya abre el comercio los s¨¢bados por la tarde y los domingos por la ma?ana, cree que la decisi¨®n del Gobierno beneficiar¨¢ a los comercios "porque cuanto m¨¢s abras, m¨¢s vendes". Asegura que en muchos sentidos el consumidor est¨¢ desabastecido con el actual horario y a?ade a modo de ejemplo: "Me parece vergonzoso que los turistas que vienen a los toros los domingos no encuentren un s¨®lo sitio abierto para comprar un carrete de fotos".

Esperanza Fern¨¢ndez, propietaria de una perfumer¨ªa en la calle de Boc¨¢ngel, no piensa modificar su jornada de trabajo. "La ampliaci¨®n de horarios puede perjudicar a los comerciantes que est¨¦n pr¨®ximos a las grandes empresas; en otras zonas no creo que se note lo m¨¢s m¨ªnimo". Esperanza, que trabaja sola en la tienda, atiende tambi¨¦n las labores de su casa, y practica un horario de cierre flexible porque "hay d¨ªas que de ocho a nueve de la noche vendo m¨¢s que en toda la jornada". De la. misma opini¨®n es la propietaria de un comercio de bisuter¨ªa situado en la misma calle, que asegura que "la libertad est¨¢ muy bien, sobre todo para los grandes, que s¨ª pueden asumir el reto del futuro. Los peque?os nos conformamos con serIvir al p¨²blico del barrio".

"No podemos competir"

No todos son de la misma opini¨®n. Ignacio Peinado, fabricante de ropa y representante, asegura que la libertad de horarios "es lo que nos faltaba para que esto sea la guerra. Por si no tenemos bastante con los precios y la calidad, ahora la libertad de horarios. Nos comer¨¢n los grandes porque ripsotros no podemos competir y contratar nuevos empleados".

Anne Zimmermann, leonesa de origen alem¨¢n, propietaria de tina tienda de regalos en pleno barrio de Salamanca, ya aplica el horario que quiere y se muestra "totalmente de acuerdo con la liberalizaci¨®n de la jornada comercial". Zimmermann reconoce que le es pr¨¢cticamente imposible abrir la tienda a primera hora de la ma?ana "porque vivo lejos de Madrid y tengo que dejar a los ni?os en el colegio". Su impuntualidad a la hora de abrir la compensa "dando a la gente lo que me pida y muchos d¨ªas, cuando estoy cambiando el escaparate, con la tienda cerrada, el p¨²blico llama a trav¨¦s del cristal y les atiendo".

"Tal y como est¨¢ el comercio, con ocho horas diarias de servicio al p¨²blico sobra tiempo", afirma en cambio una empleada de un complejo de tiendas de la calle de Serrano: "A los trabajadores nos da igual; trabajamos 40 horas semanales, y ni una m¨¢s ni una menos".