Reagan, en Espa?a

Con toda la consideraci¨®n y respeto para el primer magistrado norteamer¨ªcano, pese a las merecidas cr¨ªticas y censuras que contra su pol¨ªtica se hacen en casi todo el munido, pienso que su actuaci¨®n y conducta ser¨ªan ejemplares y meritorias, con gran contento para toda la humanidad, si se sometiese a una feliz operaci¨®n quir¨²rgica, realizada por los supremos especialistas de todo el mundo, consistente: en que le deshagan y luego le rehagan trasplant¨¢ndole e injert¨¢ndole lo m¨¢s bueno, noble y humani.tario de algunas figuras que a continuaci¨®n. me permito detallar.Una buena parte de cada uno de los tres presidentes que, en diferen tes ¨¦pocas, le precedieron en el cargo: Abraham Lincoln, Franklin D. Roosevelt y Tomas Woodrow Wilson; este ¨²ltimo, premio Nobel de la Paz. Otra buena parte de Martin Lutero King, tambi¨¦n poseedor de dicho premio. Una buena dosis del venezolano Sim¨®n Bol¨ªvar. Una buena cantidad del argentino Domingo Faustino Sarmiento, el que sentaba principios como ¨¦stos: "No hay libertad donde el pueblo es ignorante" y "Tened escuelas y no tendr¨¦is revoluciones".

Y dejo para lo ¨²ltimo el que deb¨ªa ser el primero por orden cronol¨®gico y por el prestigio que su nombre representa para la humanidad, y del que se pueden sacar grandes dosis para todos los pol¨ªticos del mundo: el ateniense famos¨ªsimo Pericles, el que en sus ¨²ltimos momentos dijo: "De lo ¨²nico que estoy orgulloso es de que ninguna mujer ateniense haya vestido luto por mi culpa". Frase digna de ser grabada con letras de oro en los documentos de mam¨¢ Cl¨ªo.-

Rufo Garc¨ªa Saiz.