El miedo a la quema
En septiembre de 1984 con unos acuerdos entre el sindicato (AFE) y los clubes conclu¨ªa la huelga de futbolistas, en la que la AFE jug¨® conscientemente un papel fundamental para la separaci¨®n del f¨²tbol aficionado del profesional, y para potenciar la titubeante Liga Nacional del F¨²tbol Profesional.Dichos acuerdos, firmados en presencia del secretario de Estado para el Deporte, recogen "la obligaci¨®n de cumplirlos en sus exactos t¨¦rminos". Ni que decir tiene los cuantiosos incumplimientos realizados por la Liga Nacional de F¨²tbol Profesional (LNFP), hasta el punto de atreverse a plantearnos su modificaci¨®n por la dificultad que encuentran para cumplirlos. Conocedor de que determinados puntos exigen a los directivos esfuerzos propios de personas con talante renovador y progresista, el sindicato no ha hecho hincapi¨¦ expreso en ellos.
En este ambiente lleg¨® la sentencia del Tribunal Central de Trabajo, que ratifica la tesis de nuestro sindicato, por la que los acuerdos AFE-clubes de 1979, con modificaciones en 1981, quedaban extinguidos y obligaban a las partes a la negociaci¨®n de un convenio colectivo que no se firm¨® en 1983 porque "no les dio la gana". No estaban dispuestos a aceptar la m¨¢s m¨ªnima modificaci¨®n del derecho de retenci¨®n, cuando todos conoc¨ªamos su ilegalidad.
Pero lleg¨® la sentencia de los tribunales, y con ella ese tema tan llamativo, la libertad, que les pill¨® de sorpresa: m¨¢s del 6070 de los futbolistas finalizan sus contratos esta temporada. Todos asustados, analizaron los posibles cambios de jugadores de un equipo a otro, porque ya no se atrev¨ªan a ir contra una sentencia. Ninguno recapacita sobre la inseguridad laboral de la mayor¨ªa, que desconoce si el a?o siguiente tendr¨¢ trabajo.
Ha sido excesivamente fuerte para las mentalidad de los dirigentes y han optado por lo que saben hacer a la perfecci¨®n: dictar normas, imponer criterios. Como dice un amigo, "poner la cabra de por medio y que luchen contra ella", t¨¢ctica aplicada hasta la saciedad en las relaciones sindicato-federaci¨®n en etapas anteriores.
Tanto las normas de contratos de trabajo como las indemnizaciones de formaci¨®n y promoci¨®n son una incalificable provocaci¨®n m¨¢s que sumar a los incumplimientos de acuerdos y a las deudas con los jugadores. Estas nuevas medidas van encaminadas a una presi¨®n de la AFE a la Administraci¨®n, con finalidades f¨¢cilmente deducibles.
La Administraci¨®n, desde luego, tiene parte de culpa. Por ejemplo, est¨¢ la lentitud del Ministerio de Trabajo en la salida del nuevo real decreto entre relaciones de deportistas profesionales y clubes; por ejemplo, la marginaci¨®n del sindicato en la mesa de negociaci¨®n para solucionar las deudas del f¨²tbol -AFE exige prioridad para el pago de la deuda contra¨ªda con los jugadores-; por ejemplo, la clarificaci¨®n y b¨²squeda de responsabilidades en la creaci¨®n de la deuda, imputada durante a?os a los futbolistas y confirmada por los propios dirigentes a su mala administraci¨®n. Pero el caldo de cultivo de un conflicto no puede acabar ah¨ª, cuando los directivos siguen solicitando fondos p¨²blicos en cantidades astron¨®micas y, a la vez, se pavonean a bombo y platillo en ofertas de traspasos de jugadores por valor de cientos de millones.
Y a la mayor¨ªa de los futbolistas se les adeuda dinero de hace dos a?os.
El sindicato ha estado, est¨¢ y estar¨¢ dispuesto a buscar soluciones en una mesa de negociaci¨®n, pero no renunciar¨¢ al m¨¢s peque?o de los derechos y mejoras obtenidos, y, por supuesto, no nos conformamos con una revoluci¨®n en el f¨²tbol que se limite a un cambio de calendarios y competiciones, empujado por otros ejemplos deportivos cercanos.
No nos conformamos con una soluci¨®n de la deuda sin tener en cuenta a los trabajadores, ni a unas normas de contrataci¨®n que son m¨¢s negativas que la regulaci¨®n del derecho de retenci¨®n en los acuerdos AFE-clubes, Ni la Liga ni nadie tiene derecho a tasar a los jugadores de f¨²tbol como mercanc¨ªa.
Se?ores de la Liga: Ni es el camino ni es la forma; y ya que muestran inter¨¦s en mirar a la Europa libre, tarde se acuerdan de lo que, pasa por all¨ª, donde los acuerdos se firman con sindicatos con 20 o 30 a?os de existencia, y en mesas de negociaci¨®n; all¨ª se exige responsabilidades a los dirigentes, hay indemnizaci¨®n por fin de carrera, cobran los jugadores cada mes, y quedan en libertad a partir de una edad. No miren la Europa libre como tope, sino como m¨ªnimo, y lo negativo, por favor, despr¨¦cienlo.
El f¨²tbol tiene que dar un salto cualitativo, que se debe afrontar con la valent¨ªa de dirigentes responsables que busquen mejoras sociales, y que no necesiten recurrir a recetas y parches propios de estrategas dictatoriales. Urge abandonar el miedo a la quema.
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