El Congreso de EE UU frena la pol¨ªtica de rearme de Reagan
La segunda revoluci¨®n americana prometida por Ronald Reagan es posible que siga adelante, pero deber¨¢ hacerlo sin uno de sus componentes fundamentales: el rearme, que ha sufrido un par¨®n a manos del Congreso. El Senado, controlado por los republicanos, decidi¨® el jueves por la noche que los 100 misiles que proyectaba desplegar el presidente se quedar¨¢n de momento en 50, mientras que la C¨¢mara de Representantes, que dominan los dem¨®cratas, acordaba que el presupuesto militar para 1986 sea congelado a los niveles del pasado a?o. Para Reagan, la decisi¨®n del Parlamento es un serio rev¨¦s, aunque trat¨® ayer de convertirla en una victoria del consenso en aras de la reducci¨®n del d¨¦ficit, que supera los 200.000 millones de d¨®lares.
En el mejor de los casos, el presidente conseguir¨¢ un aumento del gasto de defensa igual a la cifra de inflaci¨®n -aproximadamente un 4%-, seg¨²n aprob¨® hace unos d¨ªas el Pleno del Senado. El mes pr¨®ximo, una conferencia de las dos c¨¢maras deber¨¢ ponerse de acuerdo sobre si el gasto militar se congela o se ajusta a la inflaci¨®n. Este cambio es muy significativo s¨ª se tiene en cuenta que el Congreso acept¨® en los pasados cuatro a?os aprobar 1,1 billones de d¨®lares para la defensa, un 33% m¨¢s que en los cuatro a?os anteriores. Lo ocurrido es una seria derrota del jefe del Pent¨¢gono, Caspar Weinberger, cuya pol¨ªtica ha consistido en pedir cada vez m¨¢s y echar dinero a los diferentes sistemas de armas sin reformar la Administraci¨®n militar.M¨¢s sorprendente es a¨²n la aceptaci¨®n de esta realidad por el presidente, que s¨®lo hace unas semanas calific¨® de una acci¨®n que "pondr¨¢ en peligro nuestra seguridad" la posibilidad de un compromiso en el gasto militar por debajo del 6%, por encima de la inflaci¨®n que Reagan hab¨ªa solicitado inicialmente. ?Qu¨¦ ha ocurrido para que Reagan, que ha logrado doblar el gasto de defensa en relaci¨®n con 1979, tenga que aceptar esta retirada t¨¢ctica? Hace cuatro a?os, tres de cada cinco norteamericanos cre¨ªan que hab¨ªa que realizar un rearme considerable, opini¨®n que hoy s¨®lo es apoyada por uno de cada siete ciudadanos. En esta primavera de 1985, los halcones se conforman con un aumento del 4% del presupuesto militar, mientras que los palomas lo congelan al nivel actual.
Reagan se ha tenido que someter a la realidad reflejada en 213.000 millones de d¨®lares de d¨¦ficit p¨²blico, que s¨®lo puede ser reducido si tambi¨¦n se aprieta el cintur¨®n el Pent¨¢gono.
A cambio de este acomodo, la Casa Blanca ha advertido que no est¨¢ dispuesta a aceptar algo menos que un aumento inferior a la inflaci¨®n. Consigue asimismo una disminuci¨®n de 56.000 millones de d¨®lares en el d¨¦ficit para el pr¨®ximo a?o sin necesidad de subir los impuestos.
Un factor que ha sido decisivo para detener el rearme, al menos por este a?o, ha sido el espect¨¢culo de irregularidades, descontrol e incluso fraude ofrecido por las empresas del denominado complejo militar-industrial. La opini¨®n p¨²blica se ha sentido estafada con las noticias que hablan de martillos para el Pent¨¢gono a un coste de 400 d¨®lares o de tapas de retrete a 600 d¨®lares. S¨®lo en el ¨²ltimo mes, la General Electric se ha declarado culpable de defraudar en las facturas a la Fuerza A¨¦rea y ha sido multada con 1,4 millones de d¨®lares.
Esta semana, la General Dynamic, la tercera contratista para el Ej¨¦rcito, fabricante de los submarinos nucleares Trident, ha sido multada con 675.000 d¨®lares por hacer regalos al general del que depend¨ªan las construcciones de sumergibles at¨®micos y el Pent¨¢gono ha suspendido sus contratos con la compa?¨ªa. Tambi¨¦n se ha revelado que el Ministerio de Defensa ha recibido unos 18.000 millones de d¨®lares m¨¢s de lo presupuestado, debido a sobrevaloraciones en los ¨ªndices de inflaci¨®n.
El Pent¨¢gono no se queda, sin embargo, con las manos en los bolsillos y, a pesar de que finalmente puede recibir 20.000 millones menos de d¨®lares de lo que Reagan solicit¨® para 1986 no suspender¨¢ ning¨²n sistema importante de armas, sino que simplemente alargar¨¢ los plazos de producci¨®n.
En cualquier caso, el Senado se ha comprometido a que en los a?os fiscales 1987 y 1988 el presupuesto de Defensa aumente anualmente un 3% por encima de la inflaci¨®n. El presidente hab¨ªa pedido incrementos del 8,2% y el 8,8%. "S¨®lo un masivo gasto militar podr¨¢ detener la amenaza sovi¨¦tica", dijo Reagan cuando fue reelegido en 1980. Ese desembolso ya ha sido hecho y, a pesar de las declaraciones pol¨ªticas de la Administraci¨®n, el nivel de rearme de este pa¨ªs parece suficiente para disuadir cualquier aventura de la URSS.
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