El insigne Carulla

La abad¨ªa sacromontana ha sido anfitriona de las m¨¢s inveros¨ªmiles y variadas empresas intelectuales que cabe suponer. Quiz¨¢ la ¨²ltima empresa incre¨ªble se halle en varios cajones de cart¨®n, escrita sobre 6.000 cuartillas. Es La Biblia en verso, de Alejandro Carulla, abogado colegiado en Madrid y Granada, bachiller en Teolog¨ªa e incansable versificador. Durante toda su vida quiso escribir y regalar a la abad¨ªa su m¨¢xima obra: la Biblia puesta en verso. Naci¨® en Igualada (Barcelona) en 1839 y falleci¨® en Granada en 1919. Antes de morir dej¨® escritos m¨¢s de 250 tomos en verso, entre originales y traducciones. Entre estas ¨²ltimas cabe detacar la que hizo de La divina comedia o la versi¨®n al castellano del poema de Jacinto Verdaguer La Atl¨¢ntida.

Carulla, que muri¨® cuando versificaba el Evangelio de San Mateo, acostumbraba a reunir en su casa a una dilecta representaci¨®n de personajes para leerles pasajes de su genuina Biblia. Un asistente a una de aquellas lecturas lo recuerda as¨ª: "De su boca van saliendo pausadamente los absurdos y pintorescos disparates con que ha ilustrado el libro de los sabios: son unos versos incomprensibles y ca¨®ticos, m¨¢s cerca de lo tragic¨®mico que de lo sublime".

De aquella apasionada empresa pronto se enter¨® la ciudad entera, que imitaba los borborigmos de Carulla con ripios populares. Pero los versos originales de Carulla poco ten¨ªan que ver, en su intenci¨®n al menos, con las rimas populares. As¨ª empezaba el g¨¦nesis del abogado: "Cuando nada exist¨ªa / el cielo Dios cri¨® como la tierra / que hallaba vac¨ªa, / de todo cuanto encierra,/ en oscuridad h¨®rrida, que aterra. / Sobre las aguas iba / del Se?or el esp¨ªritu eminente, / as¨ª diciendo arriba: / 'Luz haya'; de repente / hecha la luz quedando sorprendente".