Los franceses no perdonan el fracaso socialista en la lucha contra el paro
"Los franceses no nos perdonan que no hayamos sabido luchar contra el paro. Todo lo dem¨¢s, lo que hemos logrado en estos cuatro a?os de gobierno, no cuenta; lo decisivo para la poblaci¨®n francesa es que hay 2,5 millones de desempleados", reconoce con un cierto deje de amargura un dirigente del Partido Socialista Franc¨¦s (PSF). "Los socialistas espa?oles se la jugaban si no eran capaces de asentar la democracia; nosotros, si no pod¨ªamos controlar la crisis econ¨®mica. Falta menos de un a?o para las elecciones legislativas y poco podremos hacer para modificar este hecho".
El Partido Socialista franc¨¦s, que lleg¨® al poder en 1981 despu¨¦s de 25 a?os en la oposici¨®n, se siente frustrado y desconcertado: ?Qu¨¦ hemos hecho mal y c¨®mo podemos remediarlo? "Las respuestas no son f¨¢ciles" prosigue nuestro interlocutor, "porque hemos cometido errores, pero tenemos la impresi¨®n de que el castigo que se nos va a dar es desproporcionado y, en cierta medida, injusto".No todos dentro del PS piensan igual. La batalla interna, soterrada desde hace meses, saldr¨¢ a la luz en el congreso de octubre en Toulouse. El PSF debe fijar su estrategia para las legislativas de 1986, que, seg¨²n los sondeos, puede perder estrepitosamente, y analizar las causas de su fuerte descenso de popularidad, cuatro a?os despu¨¦s de llegar al Gobierno.
Ya se vislumbran dos tesis enfrentadas: la de Michel Rocard, que quiere una cr¨ªtica a fondo y una puesta al d¨ªa del partido que convierta a Toulouse en el Bad Godesberg franc¨¦s, y la de los oficiales, que creen que no es momento para debates masoquistas, acusan de oportunismo a los primeros y minimizan la responsabilidad de los dirigentes.
Si Rocard mantiene su compromiso de dar la batalla, el debate ser¨¢ decisivo para el futuro del partido. El eterno competidor de Mitterrand dimiti¨® como ministro de Agricultura hace unos meses para tener las manos libres. "Rocard da por perdidas las elecciones y ha ense?ado sus cartas: quiere ser candidato a la presidencia de la Rep¨²blica", asegura un representante del sector oficial. Rocard propone adecuar el lenguaje del PS a la realidad. Es decir, modificar el texto sagrado de la declaraci¨®n de principios, aprobada en 1971, para poner en pr¨¢ctica, claramente y sin complejos, una pol¨ªtica socialdem¨®crata. La sociedad francesa, afirma, no quiere la estatalizaci¨®n, sino la autonom¨ªa; no necesita lucha de clases, sino compromisos. "Si el partido no toma en cuenta la complejidad de esta sociedad y la necesidad de compromisos, estar¨¢ condenado", resume tajantemente.
Elecciones y crisis
"Si perdemos las elecciones", aseguran los oficialistas, "no ser¨¢ por culpa de esa falta de adecuaci¨®n, sino por algo mucho m¨¢s inmediato: porque los franceses no creen que seamos capaces de sacar al pa¨ªs de la crisis".Los electores recuerdan todav¨ªa que en 1981 Mitterrand advert¨ªa que mantener a Giscard d'Estaing en la presidencia significaba superar los 2,5 millones de parados. Eso es, precisamente, lo que ha ocurrido con Mitterrand en el El¨ªseo.
Frente a Rocard, los oficialistas quieren jugar la carta Fabius. "Los sondeos", dicen, "demuestran que Fabius es hoy d¨ªa casi tan popular como Rocard".
La propuesta de Lionel Jospin, secretario general del partido y para muchos eco de Mitterrand, es muy distinta a la de Rocard. "Dej¨¦monos de masoquismo", dice; "la situaci¨®n, con la nueva ley electoral (proporcional), es muy compleja; la derecha est¨¢ dividida y sin un proyecto claro; los comunistas no tienen futuro, y el votante medio, al que no agradamos, puede tener todav¨ªa m¨¢s miedo a la vuelta de Jacques Chirac o de Giscard d'Estaing. Nada est¨¢ definitivamente jugado".
Las tres hip¨®tesis m¨¢s barajadas son: 1. Los dos principales partidos de la oposici¨®n (RPR y UDF) obtienen la mayor¨ªa absoluta. El PSF pasa a la oposici¨®n y Mitterrand se mantiene en el El¨ªseo los dos a?os que le quedan para cumplir su septenato. 2. El RPR y la UDF s¨®lo pueden obtener la mayor¨ªa mediante una coalici¨®n con la ultraderecha de Jean Marie le Pen. ?sta es la hip¨®tesis que el PS procura presentar como m¨¢s probable para convencer al elector de que votar derecha es, en realidad, votar ultraderecha; y 3. El PS atrae el voto ¨²til comunista y un n¨²mero de diputados suficiente como para intentar coaliciones en sectores centristas. Esta ¨²ltima posibilidad parece remota, porque el PCF se ha lanzado a una operaci¨®n de cr¨ªtica permanente al PS y porque los socialistas nunca han conseguido por s¨ª solos, m¨¢s de un 25% de los votos. El 37% de 1981 fue totalmente at¨ªpico.
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