La apolog¨ªa del tabaquismo
El se?or Cueto abusa de su instrumento de poder, que es la dominaci¨®n del discurso, para defender un privilegio tan trivial como es el fumarse un puro cuando le venga en gana.Me parece lamentable que no entienda el derecho a la libertad de los otros. Que no comprenda que el humo de un farias, de muy discutibles calidades arom¨¢ticas, en un ambiente ya de por s¨ª enrarecido por ese grado de concentraci¨®n humana que ¨¦l describe -al parecer ser¨ªa m¨¢s tolerable el incidente de haber acaecido en un lujoso autocar con aire acondicionado-, puede sentar muy mal a quien no est¨¢ habituado.
Desde luego que no hay que llegar el posindustrialismo para exigir que los derechos de unos sean compatibles con los opuestos derechos de los otros. Y no hay por qu¨¦ asombrarse de que los sufridos usuarios de un autob¨²s de est¨¦tica guineana pretendan lograr que el bullicioso ambiente del cacharro est¨¦ un poco menos cargado.
?O es que el hecho de tener que vivir en la mierda nos quita el derecho a intentar salir de ella?- Pedro G¨®mez.
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