El lorquino
Murcia est¨¢ que desborda arte taurino. Qui¨¦n lo habr¨ªa dicho este invierno, en los despachos donde se dise?a la temporada. Hace unos d¨ªas fue el arte del cartegenero Ortega Cano. Ayer, el del lorquino Pep¨ªn Jim¨¦nez. En la tarde deslucida, de toros inv¨¢lidos y suertes desafortunadas, el lorquino hizo una faena de altos vuelos.Quiz¨¢ no tenga demasiado objeto compararle ahora con su paisano, pero seguramente conviene subrayar c¨®mo dos diestros, ejecutando el toreo con estricta ortodoxia, pueden interpretarlo distinto.
El de Pep¨ªn Jim¨¦nez ayer en su primero era m¨¢s ronde?o y, a su vez, m¨¢s variado. El de Pep¨ªn Jim¨¦nez, toreo puro, ten¨ªa ritmo hasta en la arritmia de la embestida del toro pelma que le correspondi¨®. Un toro que tom¨® boyante y vivaz los primeros muletazos, y los aprovech¨® el lorquino para obligarle a humillar en el natural hondo, mientras en los siguientes iba perdiendo codicia hasta hacerse reserv¨®n.
Plaza de Las Ventas
27 de mayo. Decimocuarta corrida de feria.Dos toros de hermanos Santamar¨ªa, con trap¨ªo, cojos. Cuarto y sexto de Mart¨ªn Pe?ato, bien presentados; uno dio juego, otro cojo y reserv¨®n. Primero, sobrero de Puerto de San Lorenzo, grande, cinque?o y de escasa fijeza. Quinto, tambi¨¦n sobrero, de Antonio Ord¨®?ez, bronco. Morenito de Maracay. Estocada corta ca¨ªda (silencio). Media baj¨ªsima y delantera (pitos). Pepe Luis Vargas. Media estocada baja (silencio). Dos pinchazos y estocada corta ca¨ªda (silepcio); lesionado, pas¨® a la enfermer¨ªa. Pep¨ªn Jim¨¦nez. Estocada corta ca¨ªda (oreja). Media muy baja y tendida (aplausos). Vargas sufre contusi¨®n en regi¨®n inguinocrural y en una mano, de pron¨®stico reservado.
Pep¨ªn Jim¨¦nez, tan relajado y seguro como le vimos en su reaparici¨®n el mes pasado, le dominaba pausadamente, sin forzar los tiempos; empleaba las suertes que en cada momento requer¨ªa el toro. Unas veces era la tanda de naturales, otras la de redondos, o el cambio de mano, o la trincherilla. Cada muletazo pose¨ªa una acabada t¨¦cnica de escuela, y lo interpretaba con primor.
En los pases de pecho se echaba todo el toro por delante y uno de ellos lo dibuj¨® manteniendo erguida la planta, casi juntas las zapatillas, mientras marcaba suavemente el viaje con el movimiento despacioso de la mano de mandar dirigida al el hombro contrario. Pero si el conjunto de la faena hab¨ªa sido de escuela, a¨²n mejor¨® su calidad en los ¨²ltimos ayudados, que pose¨ªan la p¨¢tina de las a?ejas estampas de la tauromaquia.
El lorquino obtuvo un triunfo leg¨ªtimo en ese toro, que no pudo repetir en el ¨²ltimo, pues fue un reserv¨®n sin fijeza. En general toda la corrida result¨® as¨ª. Los veterinarios hab¨ªan rechazado los anunciados ejemplares de Murteira y se sustituyeron por cuatro de hermanos Santamaria -de los que solo se lidiaron dos-, m¨¢s dos sustitutos de Mart¨ªn Pe?ato, un sobrero del Puerto de San Lorenzo y otro de Ord¨®?¨¦z. Todos, titulares, sustitutos y sobreros ten¨ªan irreprochable trap¨ªo, en tanto todos, titulares, sustitutos y sobreros, cojea ban con chuler¨ªa. Tanta chuler¨ªa irritaba a la afici¨®n, la del tendido 7 flameaba pa?uelos verdes y la de la andanada 8 exig¨ªa la dimisi¨®n del presidente. La afici¨®n de Las Ventas tiene vocaci¨®n parlamentaria y por un qu¨ªtame all¨¢ ese toro de la pata chula presenta sever¨ªsimas mociones de censura.
Hecha abstracci¨®n de la faena de Pep¨ªn Jim¨¦nez, la corrida transcurr¨ªa una de tantas. Morenito de Maracay, cuya habilidad principal es banderillear, ni siquiera luci¨® en este tercio. Prendi¨® en lo alto un par al quiebro, si bien a toro pasado, y unos minutos antes hab¨ªa prendido medio, en el brazuelo. Con la muleta empeor¨® su tarea, tanto en su primer toro, un aparatoso cornal¨®n que carec¨ªa de fijeza, como en el cuarto, cuya manejabilidad ¨²nicamente le inspiraba pases de tir¨®n, sin ligar ninguno.
Una vez m¨¢s en la vida, a Pepe Luis Vargas le correspondi¨® el peor lote. El toro de Santamar¨ªa se aplom¨®, y no le tomaba la muleta, ni siquiera por curiosidad. El sobrero de Ord¨®?ez acept¨® con relativa manejabilidad algunos naturales, y en uno de ellos le peg¨® la voltereta. A partir de ah¨ª se creci¨® el toro, que acentu¨® su bronquedad, y Vargas no tuvo otra opci¨®n que entrar a matar.
Los toros pueden cambiar. de condici¨®n por una mosca que pase. El de Vargas, seg¨²n queda dicho se fue arriba al hacer presa. En cambio el sexto se vino abajo despu¨¦s de tirarle una tarascada a Pep¨ªn Jim¨¦nez. A ese toro le prendi¨® dos pares emocionantes Manolo Ortiz. El Lince, que se cay¨® a la salida de otro par, sufri¨® un revolc¨®n pavoroso junto al estribo y para s u fortuna s¨®lo sufri¨® siniestro total del vestido de torear.
Pep¨ªn Jim¨¦nez plante¨® su segunda faena en los medios, baj¨® la mano en unos naturales, aguant¨® temerariamente otro, sufri¨® un peligroso derrote, y all¨ª mismo se vino abajo el toro. Una pena, porque hab¨ªa sacado la bandera de la torer¨ªa lorquina a todo trapo, y cuando un lorquino saca a todo trapo la bander¨ªa de la torer¨ªa, los dem¨¢s tienen que apretarse los machos.
Babelia
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