Inflaci¨®n y gasto

La publicaci¨®n de los datos relativos a la evoluci¨®n del ¨ªndice de precios durante el mes de abril va a experimentar un retraso de varios d¨ªas sobre las fechas acostumbradas. Fuentes oficiosas atribuyen esta demora a las jornadas festivas que se han acumulado recientemente en Madrid, si bien esta explicaci¨®n parece lo suficientemente peregrina para que no quepa concederle una dosis de credibilidad nada m¨¢s que discreta. Es probable que si la subida de precios se hubiese mantenido en ese per¨ªodo en l¨ªmites moderados, las autoridades econ¨®micas -como es su obligaci¨®n- ya se habr¨ªan apresurado a comunicarlo a los medios informativos. Si ahora se sumen en el mutismo, y los portavoces de Estad¨ªstica anuncian una cierta dilaci¨®n en hacer p¨²blicos los datos, hay que inclinarse a pensar lo peor, esto es, que los precios no s¨®lo no est¨¢n dome?ados, sino que siguen escalando cotas. indeseables.Es ocioso subrayar la enorme trascendencia de la lucha contra la inflaci¨®n, porque su fracaso repercute directamente en la ya muy mermada capacidad adquisitiva de millones de hogares espa?oles. La cesta de la compra se hizo famosa en los ya lejanos tiempos de la estabilizaci¨®n, y todav¨ªa se recuerdan las recomendaciones radiadas -la televisi¨®n a¨²n no funcionaba- para que las amas de casa adquiriesen merluza congelada, a fin de aminorar el gasto p¨²blico. Ahora el Gobierno parece tomarla con el pollo y los huevos, causante -seg¨²n dice- de una buena parte del desbordamiento de la inflaci¨®n. -Nos tememos que no basta con ello. Hay que adoptar medidas m¨¢s generales y en¨¦rgicas. Estamos seguros de que, por su alto poder aleccionador, la primera de esas medidas debe reposar en una poda draconiana del gasto p¨²blico, comenzando por algunos dispendios -demasiado numerosos por cierto- que m¨¢s que gasto semejan un puro y alegre derroche del dinero de los contribuyentes.

29 de mayo