La legitimaci¨®n del Estado y el problema de ETA
El d¨¦ficit de legitimaci¨®n del Estado espa?ol en el Pa¨ªs Vasco es, seguramente, la causa que explica la capacidad de desestabilizaci¨®n que conserva ETA, pese a que el apoyo pol¨ªtico potencial con que cuenta dicha organizaci¨®n no supera en ning¨²n caso el 10% de la poblaci¨®n de Euskadi. La propuesta socialista de corresponsabilizar al Gobierno vasco, y a trav¨¦s de ¨¦l al nacionalismo democr¨¢tico, en tareas antiterroristas, busca, probablemente, modificar esa situaci¨®n. Sin embargo, los nacionalistas, temerosos de perder su propia legitimaci¨®n, se resisten a tal propuesta si no les ofrecen determinadas garant¨ªas.El tardofranquismo, con su torpe pol¨ªtica de orden p¨²blico, contribuy¨® notablemente a afirmar un emergente narcisismo ¨¦tnico, cuya quintaesencia ser¨ªa a?os despu¨¦s la alucinatoria, pero sincera, creencia por parte de ETA y sus vicarios en la tierra de su protagonismo exclusivo en cuanto acontec¨ªa (desde la quiebra del franquismo a la crisis del Gobierno de UCD, pasando por la evoluci¨®n proatlantista de Felipe Gonz¨¢lez y hasta la nueva ley de r¨¦gimen local, recientemente calificada desde HB como "una maniobra contra la izquierda abertzale").
Esa creencia ha llegado a ser tan absoluta que en la actualidad ning¨²n argumento racional -por ejemplo, la constataci¨®n de que el apoyo a ETA supone como mucho el 10% de la poblaci¨®n- es ya capaz de hacer mella en la coraza ideol¨®gica abertzale (a diferencia con la ETA de los a?os sesenta y setenta, muy permeable a lo que suced¨ªa en el exterior).
Ignorando los cambios producidos en la l¨®gica interna de ETA -que desde que a?adi¨® el muy expl¨ªcito apellido de militar a sus siglas supedit¨® cualquier planteamiento pol¨ªtico al principio de que la actividad armada seguir¨¢ siendo indefinidamente imprescindible-, los partidos democr¨¢ticos vascos, incluyendo muy particularmente al PNV, han basado su estrategia respecto a la violencia en la hip¨®tesis de que la capacidad desestabilizadora de ETA depend¨ªa de su relativamente amplio apoyo social, y de que bastar¨ªa profundizar la autonom¨ªa para que ese apoyo menguara y los violentos renunciasen a las armas.
La experiencia ha demostrado: que ETA no puede ya renunciar a la actividad armada sin poner en peligro su propia subsistencia como foco de adhesi¨®n (ni puede aumentar esa adhesi¨®n sin renunciar a las armas); que, por ello, y en contra de lo que afirman sus valedores, lo m¨¢s probable es que ETA s¨®lo acepte negociar si llegase a encontrarse en una posici¨®n de extrema debilidad; que la capacidad mort¨ªfera -y desestabilizadora- de ETA es relativamente independiente del apoyo pol¨ªtico con que cuente; que el desgaste de su base social es, con una tasa de paro del 23%, una tarea a muy largo plazo; que la consolidaci¨®n de la autonom¨ªa dista de ser condici¨®n suficiente para acelerar ese desgaste (aunque s¨ª sirve para evitar un cambio en la actual relaci¨®n de fuerzas entre PNV y HB); que, independientemente de la voluntad subjetiva de sus dirigentes, la actitud del PNV durante los ¨²ltimos a?os ha permitido a ETA recobrar aliento en momentos decisivos para su futuro.
Responsabilidad del PNV _
Algunos ejemplos de esto ¨²ltimo ser¨ªan: la aceptaci¨®n, sin las imprescindibles matizaciones, del argumento abertzale seg¨²n el cual "Euskadi rechaz¨® la Constituci¨®n"; el desprestigio de la autonom¨ªa vasca, calificando el Estatuto como de m¨ªnimos; la identificaci¨®n mec¨¢nica, en contra tanto del sentido com¨²n como de los intereses efectivos de la poblaci¨®n vasca, entre nivel m¨¢ximo de transferencia! y grado ¨®ptimo de competencias, contribuyendo as¨ª a deslegitimar el proyecto democr¨¢tico auton¨®mico en su conjunto; el empe?o en convencer a los vascos de que la diferencia entre ETA y el nacionalismo democr¨¢tico se limitaba al terreno de los medios, aceptando que los fines pod¨ªan ser compartidos; la desautorizaci¨®n p¨²blica, como represiva, de la pol¨ªtica de extradiciones y deportaciones impulsada por Espa?a y Francia; la aceptaci¨®n del principio de la negociaci¨®n pol¨ªtica (integraci¨®n de Navarra, etc¨¦tera) con ETA.
El cambio de postura del nuevo Gobierno vasco se concret¨®, tras el pacto con los socialistas, en el dec¨¢logo contra el terrorismo presentado en marzo y en el reciente discurso del lendakari Ardanza en Madrid. Las propuestas de concreci¨®n del dec¨¢logo recogidas en el documento socialista filtrado esta semana giran en torno al principio de la corresponsabilizaci¨®n del Gobierno vasco en las actividades, pol¨ªticas y policiales, antiterroristas. En el fondo del planteamiento subyace la convicci¨®n de que ning¨²n plan de concienciaci¨®n ser¨¢ eficaz mientras que las instituciones auton¨®micas, incluida la Ertzaintza, no se muestren dispuestas a transferir, por v¨ªa de contacto, a las instituciones del Estado, polic¨ªa incluida, una parte de su legitimaci¨®n.
Efectos contrarios
El problema es que los nacionalistas temen que ese contacto produzca el efecto contrario: la deslegitimaci¨®n de las todav¨ªa casi v¨ªrgenes instituciones vascas. Por ello, es probable que, antes de dar un s¨®lo paso en esa direcci¨®n, Ardanza exija garant¨ªas de, por una parte', una actuaci¨®n policial mantenida "en el estricto campo del Estado de derecho" (en palabras del dec¨¢logo) y, por otra, de que ese proceso de corresponsabilizaci¨®n lo sea, simult¨¢neamente, de sustituci¨®n paulatina de las fuerzas de seguridad del Estado por las, auton¨®micas.
A su vez, la superaci¨®n de las actuales contradicciones puede verse favorecida por el giro producido en la estrategia de ETA: el car¨¢cter ya abiertamente indiscriminado y arbitrario de sus ¨²ltimas acciones, si bien apenas hace mella en sus incondicionales, s¨ª suscita en el resto de la poblaci¨®n, nacionalistas incluidos, una renovada reacci¨®n defensiva que, de rebote, facilita la ruptura de la incomunicaci¨®n con las instituciones del Estado.
Paralelamente, la creciente convicci¨®n de que la superaci¨®n del problema percibido como m¨¢s agobiante, el del desempleo, es inseparable de la eliminaci¨®n del clima de violencia, act¨²a como ant¨ªdoto, todav¨ªa s¨®lo parcialmente eficaz, contra la paralizaci¨®n social que produce el difuso miedo que sigue dominando a gran parte de la sociedad vasca.
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