La larga marcha del movimiento alternativo
De los Provos a los Kabouters o el intento de conjugar utop¨ªa, y realidad, Mayo del 68 o el "pedid lo imposible", la unificaci¨®n en la m¨²sica o el underground, hippies o punks, la cr¨ªtica radical a la vida cotidiana del situacionismo, los squatters, el movimiento de liberaci¨®n de la mujer, la cuesti¨®n ecol¨®gica y el antimilitarismo, el rechazo al trabajo y la radiodifusi¨®n libre, la expansi¨®n de los derechos civiles y el antiautoritarismo... es, en definitiva, la larga marcha de un movimiento alternativo que va creciendo en el detrito de la antigua izquierda a nivel europeo y que m¨¢s d¨¦bilmente tambi¨¦n est¨¢ siendo realidad en el Estado espa?ol.Lo alternativo como movimiento surge como respuesta a la pol¨ªtica, la representaci¨®n o mediaci¨®n, y en un intento de organizar y desarrollar una cr¨ªtica, una contestaci¨®n irrecuperable que sirva para la transformaci¨®n radical de la sociedad. Lo alternativo s¨®lo tiene sentido contemplarlo por su praxis; la pr¨¢ctica, la elaboraci¨®n de una teor¨ªa de la pr¨¢ctica como proceso no separado y el efecto que en su conjunto cumple, es el ¨²nico bar¨®metro de alternatividad existente. Un movimiento incorpora m¨¢s o menos elementos de alternatividad en la medida en que sea eversivo con el orden econ¨®mico, pol¨ªtico, cultural, tecnol¨®gico, moral... de una sociedad.
Todo esto nada tiene que ver con lo que hoy se viene hablando por quienes predican la b¨²squeda de una alternativa de izquierda, o la construcci¨®n de un partido verde o multicolor como alternativa, incluso con aquellos que intentan realizar un hurto del t¨¦rmino alternativo para hacer alternativismo, es decir, un secuestro ideologizante del t¨¦rmino para desde ah¨ª, desde posiciones dogm¨¢ticas, pontificar sobre lo que es o lo que no es alternativo. La verdad es que quienes predican esto buscan en la moda del t¨¦rmino y su secuestro la salvaci¨®n o reconstrucci¨®n de aparatos que la historia ha dejado fuera de juego, no comprendiendo para nada que la din¨¢mica social ha superado en mucho los viejos mitos heredados de las revoluciones del siglo XIX.
De aqu¨ª parte tambi¨¦n nuestro escepticismo en la utilizaci¨®n del t¨¦rmino, de los t¨¦rminos, para designar una pr¨¢ctica social diferente y en modo alguno reducible a un signo; pero hartos ya de huir de un t¨¦rmino a otro, pues todos acaban siendo tomados o utilizados, nos ha parecido que lo fundamental es relativizarlos y desvalorizarlos, buscando la valorizaci¨®n de la praxis social a partir de su existencia y reconocimiento mutuo en ella. Movimiento alternativo es, por tanto, ese nuevo movimiento que cuestiona principios y valores sacrosantos, ideolog¨ªas redentoras y esquemas tradicionales que han impregando hasta ahora los procesos de lucha contra las relaciones de dominio y explotaci¨®n del sistema, y no un intento de eclecticismo m¨¢s. La doctrina, la ideolog¨ªa, es lo m¨¢s alejado que puede existir como elemento de alternatividad. Consecuencia de ello es que no haya lugar para m¨¢s vanguardias separadas que vengan a aportar la conciencia. Ning¨²n grupo pol¨ªtico o vanguardia separada tiene un papel esencial a jugar.
Alternativo, etimol¨®gicamente, tiene por significado el hecho de ser de otra (alter) naturaleza u origen (nativo), y se ha utilizado para con aquellas propuestas sociales que intentan de otra manera organizar la sociedad o caminar en ese sentido. Esa otra manera responde a otros valores y a otro modelo de sociedad, al igual que a otras concepciones y praxis que est¨¢n enfrentadas radicalmente con el conjunto de valores, estructuras e instituciones del sistema (Estado, partidos, propiedad, patriarcado, burocracia, escuela, ej¨¦rcito ... ), as¨ª como con la din¨¢mica de acumulaci¨®n de capital y el conjunto de ideas (progreso, productivismo, desarrollismo ... ) que la sirven.
Un movimiento alternativo al viejo movimiento no consiste en desarrollar sindicalismos de nuevo cu?o (ecol¨®gico, pacifista, feminista, calidad de vida ... ), ni partidos radicales que moralicen las impresentables democracias capitalistas (ni las otras); hacer nuevo movimiento es apostar por la toma de nuestro destino en nuestras manos, por la toma de la totalidad de nuestros intereses en todas las circunstancias de la vida, tanto en el campo de la acci¨®n como en el del pensamiento; hacer movimiento alternativo es apostar por que llegue la hora y circunstancias del exterminio de las veleidades dirigistas por la actitud de los que luchamos en que dejamos de reivindicar a personas, grupos e instituciones que nos son ajenas; hacer nuevo movimiento es poner la praxis y su teorizaci¨®n por encima de las ideolog¨ªas, recuperar la democracia directa, la autonom¨ªa del colectivo y del individuo para una sociedad alternativa que necesariamente hay que prefigurar aqu¨ª y ahora, sociedad que s¨®lo es posible alcanzar desde una din¨¢mica autovalorativa, de recuperaci¨®n de capacidad, de poder, de riqueza, en definitiva, de soberan¨ªa, hoy absolutamente enajenada.
Hacer movimiento alternativo es en definitiva transformar en profundidad, crear situaciones irreversibles, ejercer la democracia radicalmente, creando estructuras democr¨¢ticas que todo Gobierno tenga que respetar y comprender que la acci¨®n institucional es leg¨ªtima si los protagonistas de la acci¨®n transformadora as¨ª lo consideran, y eso puede ser bien para desbloquear, bien para avanzar tras una situaci¨®n, o bien para consolidarla.
La definici¨®n de claros planteamientos de partida apartados de toda ideologizaci¨®n y tentativa vanguardista, la voluntad de construirse sobre una s¨ªntesis estrat¨¦gicay la necesidad de cooperar en el enfrentamiento al sistema son los retos que de manera inmediata tenemos delante quienes vemos que un movimiento alternativo, un nuevo movimiento, se est¨¢ gestando, d¨¦bil a¨²n, pero al que la din¨¢mica social lo perfila como realidad irrefutable.
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