No reluc¨ªa m¨¢s que el sol
Hizo un calor ecuatorial, el est¨®mago inundado de cervezas, colas y dem¨¢s l¨ªquidos de color, lo cual no quiere decir que brillara el sol. El sol de la tauromaquia brill¨® por su ausencia. M¨¢s bien hubo nubarrones de tormenta. La afici¨®n antigua, antecesora de El Lupas y otras glorias del coso vente?o, sol¨ªa decir: "Tres jueves hay al a?o que relucen m¨¢s que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y la corrida de Beneficencia".Claro que eso era entonces, en la edad de oro del toreo, cuando los tatarabuelos de El Lupas y otras glorias del coso vente?o iban a la plaza de la c'Alcal¨¢ en jardinera; cuando hab¨ªa toros de lidia y toreros que sab¨ªan lidiarlos. En aquellos tiempos -como ahora, s¨ª- el cartel de la Beneficencia era de lujo, con los tres o cuatro espadas mejores del abono madrile?o. Los tres o cuatro espadas acud¨ªan a la cita en competitiva alternancia, y la corrida, buena o mala, ten¨ªa la emoci¨®n esencial del espect¨¢culo tal cual ha sido siempre, menos en estos. tiempos tan modemos que vivimos.
Plaza de Las Ventas
13 de junio.Corrida de Beneficencia Cinco toros de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, con trap¨ªo, inv¨¢lidos. Quinto, sobrero de Salvador Gavira, cinque?o, grandote y manso. Ni?o de la Capea: pinchazo y estocada desprendida (ovaci¨®n con pitos cuando -saluda); estocada desprendida (oreja protestada). Espartaco: estocada y dos descabellos (palmas), estocada ca¨ªda (divisi¨®n cuando saluda). Pep¨ªn Jim¨¦nez: media estocada tendida ca¨ªda (silencio); pinchazo, otro hondo bajo y descabello (silencio). El Rey presenci¨® la corrida desde el palco de honor. Los matadores le brindaron sus primeros toros.
En estos tiempos tan modernos los espadas no compiten -?que va, ni locos!- y comparecen con el rotundo prop¨®sito de pegarles derechazos a unos tullidos espec¨ªmenes. De paso nos pegan una paliza a los espectadores, desde el Rey abajo. El jefe del servicio de toros y verbenas de la oficina del Defensor del Pueblo deber¨ªa ejercer su funci¨®n en el ruedo, en estos casos, y apuntar en una libreta a los derechacistas pelmas, con propuesta de reprobaci¨®n cuando adem¨¢s hace bochorno. Los toreros sudar¨¢n lo suyo pegando derechazos, nadie se lo niega, pero no saben ellos cu¨¢nto se suda en el tendido vi¨¦ndolo.
Y luego los toros. Ten¨ªan trap¨ªo los Boh¨®rquez y seguramente bravura. Es de toro bravo recargar en el caballo, seg¨²n hac¨ªan casi todos. En cambio no es de toro bravo tomar los enga?os con temperamento ovejuno, ni trastabillar sin el menor rebozo, seg¨²n hac¨ªan casi todos tambi¨¦n. Algo anormal. Los Boh¨®rquez no son as¨ª. Los Boh¨®rquez, mansos o bravos (m¨¢s bien bravos ¨²ltimamente), no son el desfile de cojitrancos que sali¨® ayer, no son esa representaci¨®n de pastoreo ovejuno, sofisticada versi¨®n urbana, exhibida en la corrida que no reluci¨® m¨¢s que el sol.
Al jefe de la secci¨®n de fallidos del servicio de toros y verbenas de la oficina del Defensor del Pueblo, le, corresponde investigar qu¨¦ ocurri¨® para que salieran de tal guisa los bonitos toros de Boh¨®rquez. Y le corresponde, asimismo, averiguar por qu¨¦ raz¨®n la presidencia se neg¨® a devolver ning¨²n toro al corral, como demandaba la afici¨®n, y en cambio al cuarto lo devolvi¨® dos veces.
En uno de esos devueltos apareci¨® el novillero cincuent¨®n. El Jato, que va de espont¨¢neo por la vida, y peg¨® unos mantazos. El sobrero era una mole de Gavira, 619 kilos pesaba el angelito. Ni?o de la Capea estuvo valiente con ese manso reserv¨®n, plante¨® bien la faena. Ocurri¨®, sin embargo, que la desarrollaba mediante los crispados frenes¨ªs que le caracterizan, y result¨® escasamente templada; lo cual no fue ¨®bice para que el presidente le obsequiara una oreja. El toro que abri¨®. plaza embest¨ªa largo y noble, y al Ni?o de la Capea le dio lo mismo: aplicaba el?ajetreo de su especialidad, salvo en los ayudados, que esos s¨ª los instrument¨® con hondura.
Otro buen toro y un ovejo le correspondieron a Espartaco, que nos moli¨® a insulsos derechazos, y si no llega a ser porque la gente le advert¨ªa la hora, a¨²n estar¨ªa all¨ª, peg¨¢ndolos con fruici¨®n. Pep¨ªn Jim¨¦nez, con los dos de peor estilo, sac¨® algunos muletazos de buena escuela y hubo de abreviar.
De manera que la tarde result¨® una sofoquina. A la Comunidad de Madrid, organizadora de la corrida, se le cel¨® con nubarrones de tormenta el jueves que anta?o reluc¨ªa m¨¢s que el sol. Y salt¨® El Lupas, ya al final, liberando a voces su hartura: "?Vosotros vais a llevar esta plaza la temporada que viene? ?Turur¨²!".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.