Nicaragua emprende la v¨ªa del rearme tras la aprobaci¨®n de ayuda estadounidense a los 'contra'
Nicaragua gestionar¨¢ con pa¨ªses amigos el env¨ªo de armas y asesores militares ante la nueva amenaza que supone el restablecimiento de la ayuda estadounidense a los contra. El presidente Daniel Ortega ya no se siente obligado por el compromiso unilateral, adquirido el 27 de febrero, de reducir el n¨²mero de instructores cubanos y suspender la compra de nuevos sistemas de armamento, incluidos los cazas de fabricaci¨®n sovi¨¦tica Mig. Managua da por terminada as¨ª la pol¨ªtica de concesiones y emprende la v¨ªa del rearme. En otras palabras, Washington ha terminado por dar la raz¨®n al sector m¨¢s duro de la direcci¨®n sandinista.
La guerra de Nicaragua ha entrado, gracias al tesoro estadounidense, en una fase sumamente peligrosa. Indalecio Rodr¨ªguez, uno de los m¨¢ximos dirigentes del FDN (Fuerza Democr¨¢tica Nicarag¨¹ense), ha asegurado que dentro de cinco meses podr¨¢n tener en armas a un m¨ªnimo de 30.000 hombres, n¨²mero que considera suficiente para derrocar al r¨¦gimen de Managua.Fidel Castro advirti¨® en su d¨ªa que la retirada parcial de asesores cubanos (un primer contingente de 100 abandon¨® Nicaragua el 2 de mayo ) ser¨ªa revisada si cambiaba la situaci¨®n. Es evidente que se trat¨® de un gesto de buena voluntad destinado al Congreso de EE UU, pero una vez que ¨¦ste ha decidido, en palabras de Ortega, someterse a las presiones de Reagan, el Gobierno sandinista se siente liberado de cualquier limitaci¨®n en materia de defensa.
En un discurso transmitido en cadena a todo el pa¨ªs, el comandante Ortega calific¨® la resoluci¨®n del Congreso como "una injerencia inaceptable, ?legal e inmoral".
"Los nicarag¨¹enses consideramos", a?adi¨® Ortega, "que ¨¦ste es un paso errado del Congreso, que viene a fortalecer la voluntad, hasta hoy invariable, de la Administraci¨®n de Reagan de culminar la actual escalada agresiva en una intervenci¨®n directa de las tropas norteamericanas contra el pueblo de Nicaragua".
El presidente nicarag¨¹ense considera irrelevante que se haya pretendido dar un car¨¢cter humanitario a la ayuda financiera a los contra, ya que en cualquier caso se trata de una decisi¨®n que contradice, igual que el reciente embargo comercial, los principios del derecho internacional contenidos en la Carta de Naciones Unidas, de la que ambos pa¨ªses son signatarios.
En la parte resolutiva de su discurso, Ortega anunci¨® la suspensi¨®n de las restricciones autoimpuestas en materia militar, lo que equivale a poder gestionar libremente la ayuda material (armas) y la cooperaci¨®n (asesores) que Nicaragua necesite para defenderse. Managua pedir¨¢ a los, miembros del Grupo de Contadora que en su reuni¨®n del pr¨®ximo d¨ªa 18 en Panam¨¢ analicen esta nueva situaci¨®n, que a juicio de Ortega obliga a revisar todos los temas discutidos hasta ahora. La resoluci¨®n del Congreso pone en grave peligro las gestiones de paz en Centroam¨¦rica, pero al mismo tiempo coilvierte al grupo mediador en la ¨²nica alternativa para evitar una guerra de mayores proporciones.
Nicaragua ratifica su disposici¨®n de firmar inmediatamente y sin modificaciones el acta de paz que el Grupo de Contadora present¨® en septiembre del a?o pasado, objetivo ya inalcanzable por las numerosas enmiendas que han presentado sus vecinos y que en parte han sido incorporadas ya al nuevo texto que se viene negociando desde abril. Ortega reiter¨® en ¨²ltima instancia su prop¨®sito de reanudar el di¨¢logo con EE UU.
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