El valor de la fidelidad

Entre 4.000 y 5.000 personas acudieron al Palacio de Deportes de Madrid a recuperar a Paco Ib¨¢?ez, participar en el proyecto de La Carpa y escuchar un espect¨¢culo que dur¨® m¨¢s de cuatro horas y se convirti¨® en un solidario canto a la fidelidad.Fue un recital de ritmo reposado y calmo, sin precipitaciones; una noche de locos -"todos estamos un poco locos; gracias a esa locura iremos hacia adelante", dijo Paco Ib¨¢?ez en un momento- bajo la bandera ¨²nica de la amistad y la utop¨ªa. Una vuelta a una ¨¦poca de sue?os y esperanzas, de luchas a¨²n inacabadas, que no estuvo marcada por la nostalgia, sino por la fidelidad a unos principios que ayudaron a andar hacia adelante durante a?os m¨¢s duros, y que hoy, sin prebendas ni demagogias, sigue siendo un hecho art¨ªstico de primera magnitud.

El Cuarteto Cedr¨®n volvi¨®, despu¨¦s de a?os de ausencia, a cantar sus canciones de ritmo tangueado y milonguero, de rigurosa concepci¨®n contempor¨¢nea, que estremecen en temas como Ech¨¦ 20 centavos a la ranura, sobre un poema de Ra¨²l Gonz¨¢lez Tu?¨®n, o Un hombre se call¨® la boca, de Juan Gelman.

Ewa Demarczyk, la gran inc¨®gnita polaca, sorprendi¨® por doble motivo: por su calidad y por la radical diferencia entre su sentido de la puesta en escena y sus canciones y las que estamos acostumbrados a escuchar. Perteneciente a una escuela que tiene en Kurt Weill y Hans Eiler -especialmente en sus trabajos con Bertold Brecht- los mejores maestros, su dominio de? escenario y del gesto, su voz excelente, los m¨¢s que buenos m¨²sicos que la acompa?aban y las hermosas canciones que interpret¨® rompieron todas las barreras culturales.

Enrique Morente tuvo una de sus buenas noches, potente de voz y con garra en escena. Se luci¨® especialmente en la versi¨®n que ha hecho de Es de noche, un poema de san Juan de la Cruz.

Paco Ib¨¢?ez era el gran esperado de la noche. Para ¨¦l fueron los mayores aplausos, la emoci¨®n, la simpat¨ªa y la admiraci¨®n. Se cantaron casi todas sus canciones, y el cantante demostr¨® que el magnetismo y el poder de fascinaci¨®n son cualidades que sobrepasan los l¨ªmites del tiempo y la distancia.

Julia Le¨®n -magn¨ªfica, despejando inc¨®gnitas sobre sus posibilidades-, Montoyita, Luis Pastor, Aute, Labordeta, Joaqu¨ªn Sabina y otros cantantes se sumaron a la fiesta para mostrar que est¨¢n por La Carpa y que los mil caminos distintos de la m¨²sica se juntan como una pi?a a la llamada de la fidelidad.

Si La Carpa es una utop¨ªa, el tiempo lo dir¨¢. Lo que s¨ª parece cierto es que se trata de una necesidad. La falta de locales adecuados obliga a que recitales como ¨¦ste se celebren en palacios de deportes, cuando parecen estar hechos, evidentemente, para escenarios que permitan escuchas m¨¢s reposadas. La tendencia a organizar actos en fiestas populares, deformando muchas veces el sentido ¨ªntimo y meditativo del canto, clama por locales que, como La Carpa que pretende Ib¨¢?ez, se conviertan en centros l¨²dicos de una canci¨®n y cultura sin otras ataduras que su propia creatividad.