Al calor de la m¨²sica
M¨¢s de mil recitales y actuaciones pondr¨¢n ritmo al verano espa?ol
Llega el verano, y con el buen tiempo los grupos y cantantes salen de sus refugios invernales para recorrer la carretera en busca de su p¨²blico. Cantautores y heavies, rockers y modernos, folkies y poperos, pegados a sus guitarras en noches de interminable circular de una actuaci¨®n a otra, se disponen a refrescar el bochorno estival de residentes y veraneantes.Hoy, igual que antes, siguen siendo las plazas de los pueblos el centro de la reuni¨®n. Es en ellas donde se celebra la fiesta y el baile; es sobre ellas, sobre su c¨¢lida extensi¨®n de arena o cemento, donde se levanta el tinglado de la farsa, el tablado sobre el que se acumulan los miles de watios necesarios para hacerse o¨ªr, los altavoces, micr¨®fonos amplificadores e instrumentos que han de servir para celebrar el rito siempre insuficiente de la di versi¨®n.
Verano de abundancia
Este a?o se presenta como un verano abundante en recitales y actuaciones de todo tipo y para todo tipo de p¨²blicos. Apoderados, empresarios y cantantes han estado prepar¨¢ndose durante los meses invernales para ofrecer su mercanc¨ªa en las mejores condiciones posibles. Los nombres m¨¢s conocidos, los que arrastran la fama y el ¨¦xito de sus ¨²ltimas producciones discogr¨¢ficas y los que a¨²n recuerdan el triunfo de las giras del a?o pasado son quienes acumulan mayor n¨²mero de recitales en su agenda a¨²n inacabada, que ir¨¢ complet¨¢ndose conforme avance la temporada. Luis Eduardo Aute, Objetivo Birmania, Amancio Prada, la Orquesta Mondrag¨®n, Joaqu¨ªn Sabina o Alaska y Dinarama, entre otros cuantos elegidos, no van a parar en estos meses. Un d¨ªa estar¨¢n actuando en Galicia y al otro en Andaluc¨ªa, hoy en Levante y ma?ana en Extremadura, cargados con esa extra?a mezcla de sue?o, cansancio y pasi¨®n que conlleva siempre el contacto diario con el p¨²blico.Pero no son ellos los ¨²nicos que ofrecen recitales con continuidad y regularidad. Quiz¨¢ es que han terminado los tiempos en que los gustos del p¨²blico eran exclusivos y se volcaban hacia un solo artista favorito, quiz¨¢ es que la crisis y los conflictos mueven a buscar la diversi¨®n all¨¢ donde se encuentra, sin exclusivismos, con el ¨²nico af¨¢n de sentirse representados durante unas horas por quien est¨¢ encima del escenario; en cualquier caso, la n¨®mina de grupos musicales y cantantes es m¨¢s extensa que nunca, y la oferta musical, m¨¢s rica y variada.
Junto a los nombres consagrados surgen otros que pueden ser una sorpresa para quienes acostumbran a seguir la carrera desde la c¨®moda barrera de los medios de comunicaci¨®n. Por encima de modas y etiquetas, el p¨²blico se niega a dejarse encasillar y se abre a experiencias nuevas que muchas veces son tan viejas como el tiempo, aunque las desconozcamos. Grupos que hasta hace poco permanec¨ªan encerrados en los m¨¢rgenes de una geograf¨ªa o un ¨¢rea ling¨¹¨ªstica determinada rompen las fronteras de su aislamiento para darse a conocer en toda Espa?a. Casos como los de los vascos de Oskorri o los aragoneses Jos¨¦ Antonio Labordeta y Puturr¨² de Fua pueden resultar significativos, en la extensi¨®n geogr¨¢fica de su trabajo o en el mantenimiento de una l¨ªnea de actuaciones regular y continuada.
Precios para todos
Recitales de todo tipo, en toda la geograf¨ªa espa?ola, de todos los estilos y a todos los precios imaginables. Desde la gratuidad de los festivales que organizan Ayuntamientos y comunidades hasta las 1.100 pesetas que ha venido costando el superespect¨¢culo de Miguel R¨ªos en las plazas de toros -lo que bien podr¨ªa ser una de las causas de las dificultades con que ha tropezado-, se extiende una gama de precios que puede tener la media en las 400 pesetas y se debate entre las 200 por las que se han podido escuchar los recitales espa?oles de la final del concurso de rock Villa de Madrid y las 700 pesetas que, como media, est¨¢ costando asistir a una actuaci¨®n de Luis Eduardo Aute.Una vez m¨¢s, y siguiendo la t¨®nica inaugurada a?os atr¨¢s, Ayuntamientos, Ministerio de Cultura, Comunidades Aut¨®nomas y Administraci¨®n en general se han convertido en los principales organizadores de recitales. El encarecimiento de los equipos de sonido, cada vez m¨¢s potentes y sofisticados; los costes de las giras, en constante aumento; el riesgo que implica la organizaci¨®n de cualquier espect¨¢culo y la falta de locales adecuados son las principales causas de esta acentuaci¨®n de la oferta p¨²blica del espect¨¢culo. Dato que no estar¨ªa nada mal si no fuera porque as¨ª se est¨¢ intentando paliar el defecto principal de una organizaci¨®n cultural, la musical, a¨²n incipiente y en cualquier caso desbordada por las circunstancias: la falta de infraestructura.
En muchos casos, las condiciones de organizaci¨®n de los recitales son inseguras e inadecuadas; los escenarios, m¨ªnimos y mal montados; los equipos de sonido, insuficientes, y las condiciones de escucha y de acomodaci¨®n, inc¨®modas. Se sigue actuando en circunstancias precarias, intentando paliar con voluntarismo o derroche la falta de locales; se contin¨²a improvisando recitales en campos de f¨²tbol, cosos taurinos, plazas de pueblo y otros sitios igualmente inapropiados, no previstos para menesteres musicales, todo lo cual va en detrimento de la calidad intr¨ªnseca de los espect¨¢culos que se ofrecen.
La obligaci¨®n de llegar a p¨²blicos cada vez m¨¢s numerosos, ¨²nica manera de equilibrar la balanza de gastos e ingresos, est¨¢ creando una cierta deformaci¨®n en la m¨²sica popular espa?ola. Por un lado, forzando una innecesaria carrera por ofrecer el espect¨¢culo m¨¢s vistoso y deslumbrante, con su consiguiente encarecimiento; por otro, obligando a una distorsi¨®n en la manera de escuchar y disfrutar la m¨²sica -y, por consiguiente, en su creaci¨®n-, que si en muchas ocasiones necesita del barullo de la fiesta, exige en otras el recogimiento y la audici¨®n atenta, imposibles de encontrar en estas circunstancias.
De todas formas, la fiesta veraniega ha empezado. A la espera de que sea realidad un amplio circuito de locales que permita que la m¨²sica, en todos sus estilos y modalidades, sea un hecho cotidiano y real durante todo el a?o, los m¨²sicos y cantantes se han lanzado a la carretera a bordo de desvencijadas furgonetas o autocares con aire acondicionado. Cualquier d¨ªa pueden estar actuando justo al lado de donde vivimos o de donde veraneamos, en el pueblo vecino o en la plaza de tres manzanas m¨¢s abajo.
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