Reagan y los rehenes

Cinco a?os despu¨¦s del asedio a la Embajada de Estados Unidos en Teher¨¢n, Estados Unidos se enfrenta a un nuevo desaf¨ªo, cuyos autores, esta vez libaneses, son todav¨ªa y siempre shi¨ªes. En un pa¨ªs incontrolable, dominado por lo irracional, desgarrado por ocho religiones y ¨¦tnias ( ... ) La situaci¨®n parece tan inexplicable como la que condujo en 1980 a la humillaci¨®n de la primera potencia del mundo y a la derrota de Jimmy Carter.Ya, como cuando la crisis de Teher¨¢n, cintillos amarillos han florecido en todos los rincones del pa¨ªs para manifestar la identificaci¨®n de los ciudadanos americanos con los rehenes detenidos en Beirut, y que el presidente Reagan debe obtener su liberaci¨®n en condiciones honorables, a no ser que le ocurra la misma desgracia que a su predecesor.

Si en apariencia Estados Unidos parece condenado a la impotencia, la situaci¨®n libanesa permite dejar entrever algunas luces de esperanza. La ¨²nica reivindicaci¨®n hasta ahora de Nabih Berri, el jefe del movimiento shi¨ª Amal -la liberaci¨®n de 760 prisioneros shi¨ªes transferidos por Israel a su territorio en abril ¨²ltimo como contrapartida por la liberaci¨®n de los rehenes-, parece menos dif¨ªcil de satisfacer que la extradici¨®n del sha que reclamaban los iran¨ªes. ( ... )

El problema est¨¢ en saber, m¨¢s all¨¢ de toda posici¨®n ideol¨®gica, c¨®mo cada uno -el presidente Reagan, Nabih Berri y el primer ministro israel¨ª, Peres- podr¨¢ salvar la cara. ( ... ) 20 de junio