Musyoka Mututa,
supuesto difunto de una aldea de Kenia, se dirigi¨® desde el ata¨²d a los asistentes para pedir un vaso de agua, y nadie se sorprendi¨® demasiado. Para algunos de los presentes era la tercera vez que asist¨ªan a su funeral. La primera se remonta a la ¨¦poca en que Mutut¨¢ contaba tres a?os y, a punto de ser introducido en la fosa, exhal¨® un gemido. La segunda muerte le sobrevino a los 19 a?os, cuando su familia le dio por desaparecido e inform¨® a la polic¨ªa. Seis d¨ªas de b¨²squeda lograron el hallazgo del joven por unos pastores. Mututa estaba aparentemente muerto y fue depositado en un ata¨²d, del que logr¨® levantar la tapa cuando estaba siendo enterrado. La tercera resurrecci¨®n de este keniano tuvo como preludio un amago de muerte a consecuencia del c¨®lera. Seg¨²n testigos presenciales, Mututa reaccion¨® despu¨¦s de un d¨ªa en el ata¨²d, cuando los encargados de llev¨¢rselo fumigaron la casa del difunto en un esfuerzo por ahuyentar a las moscas. Mututa confiesa, a sus 60 a?os, que se siente muy joven para morir.
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