Francesco Cossiga, un disc¨ªpulo de Moro
JUAN ARIAS, Francesco Cossiga es un sardo nacido en Sassari el 26 de julio de 1928, bajo el signo de Leo. M¨¢s que un democristiano dicen que es un cat¨®lico, aunque no un beato. Se le ve a veces en el coche con el rosario en las manos, pero es m¨¢s bien un cat¨®lico progresista, cuya formaci¨®n cultural se ha inspirado en el existencialismo cristiano de Gabriel Marcel, en el personalismo comunitario de Emmanuel Mounier y en el humanismo integral de Jacques Maritain. Pol¨ªticamente, es disc¨ªpulo de Aldo Moro, m¨¢s bien situado en la izquierda de la democracia cristiana.
Sus adversarios afirman que no sabe hablar italiano, s¨®lo sardo. Pero sus amigos dicen que es envidia porque es uno de los pocos pol¨ªticos democristianos que hablan correctamente ingl¨¦s. Por eso cuando estuvo en Roma la primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, Cossiga, entonces presidente del Senado, pudo permitirse el lujo de dar un paseo con la premier brit¨¢nica, saboreando un helado, por los alrededores del Coliseo.
Su padrino pol¨ªtico fue el presidente Antonio Segni, nacido en Sassari (Cerde?a), como ¨¦l, y llevado al palacio del Quirinal (sede de la jefatura del Estado) por Moro para contrabalancear la llegada de los socialistas al Gobierno. Cuando Segni fue elegido presidente de la Rep¨²blica, el 6 de mayo de 1962, fue tal la emoci¨®n de su ahijado pol¨ªtico Francesco Cossiga que se desmay¨® en el Parlamento.
Agradecido, Segni se lo llev¨® en seguida con ¨¦l al Quirinal. Cossiga ten¨ªa entonces 34 a?os, y la verdad es que no le fue ofrecido un puesto demasiado importante: ocuparse de los carabineros. Era, sin embargo, un papel delicado, porque los carabineros fue un cuerpo predilecto del presidente Segni. Hasta el punto que se corri¨® el rumor durante su mandato de que estaba preparando con el general Giovarini de Lorenzo un golpe de Estado. En julio de 1964, tercer a?o de la presidencia de Segni, los comunistas recibieron incluso la orden de dormir fuera de sus casas.
Fueron tambi¨¦n los a?os del esc¨¢ndalo SIFAR (Servicios de Informaci¨®n de las Fuerzas Armadas de la Rep¨²blica). Cossiga hab¨ªa llegado a ser subsecretario de la Defensa en el tercer Gobierno de Moro, y tuvo que seguir de cerca el esc¨¢ndalo SIFAR, con la sorpresa de que el general De Lorenzo, que pasaba por amigo suyo, hab¨ªa preparado tambi¨¦n sobre ¨¦l un informe secreto.
El asesinato de Moro
El 12 de febrero de 1976, cuando estall¨® otro esc¨¢ndalo, el de los sobornos entregados por la compa?¨ªa estadounidense Lockheed, Moro nombr¨® a Cossiga ministro del Interior. Fueron a?os dif¨ªciles para el nuevo presidente de la Rep¨²blica. Eran los tiempos duros de luchas contra el terrorismo de extrema izquierda.
Pero Cossiga, que, al contrario, es m¨¢s bien un hombre internamente fr¨¢gil, dimiti¨® como ministro el 12 de febrero de 1976, cuando las Brigadas Rojas entregaron el cad¨¢ver de su amigo Moro. Fue un gesto apreciado por la opini¨®n p¨²blica, porque era la primera vez que un ministro de la Rep¨²blica abandonaba su cargo con dignidad y lealtad. Y fue comentado aquel gesto como una consecuencia del alma religiosa de Cossiga. Pero apenas un a?o despu¨¦s lleg¨® a la presidencia del Gobierno, en agosto de 1979.
Durante su mandato, de nuevo Cossiga estuvo a punto de abandonar el campo de batalla, cuando se le acus¨® de haber abusado de su poder al alertar, ilegalmente, a su compa?ero de partido Carlo Donat-Cattin, entonces vicesecretario de la Democracia Cristiana, de que su hijo, miembro del grupo terrorista Primera L¨ªnea, estaba a punto de caer en manos de la polic¨ªa, permiti¨¦ndole as¨ª escapar.
Su Gobierno cay¨® el 27 de septiembre de 1980, cuando el decreto que conten¨ªa medidas econ¨®micas antiinflacionarias no lo aprob¨® el Parlamento.
Estilo ingl¨¦s
El 12 de julio de 1983, cuando Cossiga parec¨ªa haber acabado su carrera pol¨ªtica, fue elegido presidente del Senado; el presidente de los senadores m¨¢s joven de la historia y el que suscit¨® un mayor consenso de los parlamentarios, casi la unanimidad.
Cossiga mide 1,80. Le llaman el m¨¢s ingl¨¦s de los pol¨ªticos italianos. Siempre elegante, supercl¨¢sico, vestido eternamente de oscuro. Los trajes se los hace en Londres o en Roma. Dicen que es un hombre triste y melanc¨®lico, que no sabe mantenerse firme ante las grandes pruebas, porque es, en el fondo, un sentimental. Pero otros lo califican de "extravertido, desenvuelto, lleno de humor". Y tambi¨¦n de "fiel, leal, sincero, reservado, testarudo y hasta un poco quisquilloso".
Es un radioaficionado. Lo llaman tambi¨¦n el computermaniaco y es un entusiasta de la historia militar. Pero su verdadera pasi¨®n son las medicinas. Dicen que se entusiasma casi patol¨®gicamente frente a cualquier tipo de pastilla. Las ama todas.
Cossiga es primo lejano de Enrico Berlinguer, el difunto l¨ªder comunista, sardo como ¨¦l. Sus abuelos eran hermanos. El bisabuelo de Cossiga, Bainzu, era un hombre rico, famoso por sus versos religiosos, que cantaba en todas las iglesias de Cerde?a. Su abuelo, Francesco Maria, fue un m¨¦dico radical mas¨®n y anticlerical, obligado a huir de su pueblo por una historia de amor fracasada. Se refugi¨® en Siligo, el pueblo hecho c¨¦lebre por la pel¨ªcula Padre padrone, de los hermanos Taviani. Su padre, Giuseppe Lorenzo, dirigente bancario, se cas¨® con la hija de un pol¨ªtico sardo que fue primero radical, despu¨¦s socialista y siempre mas¨®n.
Primera dama
La esposa de Cossiga se llama Giuseppa. Y la han apellidado la gran desconocida porque nunca aparece en p¨²blico. No exist¨ªa hasta ayer ni una sola foto p¨²blica de ella, aunque los cronistas afirman "que fue bell¨ªsima y sigue siendo guapa". Era hija de un pol¨ªtico democristiano, representante de productos farmac¨¦uticos. El matrimonio tiene dos hijos: Annamaria, de 24 a?os, que acaba de doctorarse en Geograf¨ªa, y Peppino, que tiene 20 a?os y estudia Ingenier¨ªa.
El nuevo presidente est¨¢ doctorado en Jurisprudencia. Ha sido tambi¨¦n profesor de Derecho Constitucional.
Su pasi¨®n fue siempre la pol¨ªtica, y se revel¨® en seguida como uno de los l¨ªderes m¨¢s poderosos de Cerde?a. Mientras se fraguaban las maniobras para la elecci¨®n presidencial, Cossiga desapareci¨® de la escena.
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