Reconocimiento en el Uruguay democr¨¢tico de la obra literaria de Juan Carlos Onetti
El Premio Nacional de Literatura, concedido en Montevideo al escritor
Entre las muchas reparaciones culturales que ha debido hacer la nueva democracia uruguaya se destaca n¨ªtidamente el reciente, y un¨¢nimemente considerado como justo, reconocimiento a la obra literaria del escritor Juan Carlos Onetti, a quien se ha otorgado el anta?o de gran prestigio Premio Nacional de Literatura, distinci¨®n que recobra as¨ª en Uruguay sus viejos brillos, que se apagaron durante los sombr¨ªos a?os de la dictadura militar. El escritor uruguayo, premio Cervantes de Literatura, reside en Madrid desde hace una d¨¦cada.
El hecho de que Onetti ya contara con el premio Cervantes en Espa?a y candidato para el Nobel no hace otra cosa que destacar m¨¢s a¨²n los cr¨ªmenes culturales a que someten a los pueblos los reg¨ªmenes dictatoriales. Lo triste del caso es que la injusticia cometida durante tantos a?os es posible que no tenga reparaci¨®n en el alma del escritor, acostumbrada a un largo exilio de m¨¢s de una d¨¦cada.Recordamos que al recibir en 1980 el premio Cervantes, Onetti coment¨®: "Es una l¨¢stima que la fama llegue 10 a?os tarde, que tenga siempre ocasi¨®n de relegado" Y dijo, adem¨¢s, que desde su juventud "estaba acostumbrado a ser un perdedor sistem¨¢tico, un permanente segund¨®n".
Seg¨²n anunci¨® la ministra uruguaya de Educaci¨®n, Adela Reta, encargada de comunicarle oficialmente el fallo un¨¢nime del jurado Juan Carlos Onetti acept¨® viajar a Montevideo para recibir el premio y, por qu¨¦ no, para reencontrarse despu¨¦s de 10 a?os de exilio con una parte importante de su Santa Mar¨ªa, la ciudad m¨ªtica de La vida breve.
Desde la publicaci¨®n de El pozo, en 1939, hasta La muerte y la ni?a en edici¨®n aparecida en Espa?a en 1979, su obra ha ido convirti¨¦ndose a lo largo de este tiempo en una de las fundamentales de la literatura hispanoamericana, pese al desconocimiento forzoso que de su obra y su personalidad padecen hoy muchos de sus compatriotas tras el silencio y la proscripci¨®n a que la dictadura le someti¨®.
El conocimiento a nivel popular de su nombre estuvo vinculado tambi¨¦n a su participaci¨®n como secretario de redacci¨®n del prestigioso semanario Marcha, donde Onetti ejerci¨®, adem¨¢s, la jefatura de la p¨¢gina literaria y una columna titulada La piedra en el charco. Desde ella, con la firma de Periquito el Aguador, realiz¨® una ¨¢cida tarea "como alacraneo literario nacionalista y antiimperialista".
Maestro de una generaci¨®n
Mucho trabajo y voluntad exigir¨¢ a Onetti convertirse, pocos a?os despu¨¦s de su exilio, en el m¨¢s reconocido maestro de la generaci¨®n del cuarenta y cinco.Mientras Juan Carlos Onetti segu¨ªa produciendo cuentos y novelas con una vocaci¨®n y un rigor que aumentaba d¨ªa a d¨ªa el n¨²mero de admiradores y alumnos, crec¨ªa tambi¨¦n una imagen antiintelectual y antiliteraria de s¨ª mismo, con un marcado rechazo por su parte de todo lo que suene a ampuloso y a acad¨¦mico.
Desde esa ¨¦poca, los que le conocieron saben del desprecio que siente por los honores, las academias y el prestigio.
Entre tanto, sus novelas y sus cuentos contin¨²an apareciendo. Tierra de nadie, 1941; La vida breve, 1950; Un sue?o realizado y otros cuentos, 1951; Los adioses, 1953; Una tumba sin nombre, 1959; El astillero, 1961; Junta cad¨¢veres, 1964; La novia robada y otros cuentos, 1968; Muerte y la ni?a, 1973, y Dejemos hablar al viento, publicada en Espa?a.
En el a?o 1974, cuando la dictadura militar uruguaya comenz¨® a endurecerse, Onetti fue detenido junto con Carlos Quijano, director de Marcha. El escritor hab¨ªa formado parte de un jurado literario que premi¨® un cuento de Nelson Marra que fue considerado como una afrenda para ellos por los dirigentes de la dictadura militar.
Para Enrique Eztrazulas, sin duda uno de los alumnos m¨¢s destacados de Onetti, tales dirigentes militares "no ten¨ªan ni la menor idea de qui¨¦n era el que hab¨ªan llevado preso" y fue necesaria la colaboraci¨®n de algunos "buenos uruguayos" para sustraer del secuestro de las fuerzas armadas esa v¨ªctima ilustre. Onetti se exili¨® a Espa?a en 1976, tras un encierro de tres meses en un centro psiqui¨¢trico.
Ahora, tras los a?os de oscuridad, se devuelve el prestigio nunca perdido de Onetti. Las nuevas generaciones de uruguayos podr¨¢n reencontrarse con el mejor exponente de sus letras.
Babelia
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