Ciencia y sociedad / y 2
c) Medios. Los medios constituyen la tercera base para formular e implementar una buen pol¨ªtica cient¨ªfica en Espa?a. Ya dijimos en objetivos que el factor limitante para una buena pol¨ªtica cient¨ªfica durante al menos una d¨¦cada no deber¨ªa ser cu¨¢nto podemos destinar a la investigaci¨®n, sino cu¨¢nto podemos invertir eficazmente ya. No debe destinarse m¨¢s dinero que el que pueda aprovecharse bien. Y la capacidad investigadora de un pa¨ªs no se puede doblar de la noche a la ma?ana, aunque se eche mucho dinero. Debemos fomentar la investigaci¨®n posible hoy y preparar la de ma?ana dando los medios adecuados. Estos medios se pueden agrupar en tres cap¨ªtulos: sueldos, infraestructuras y gastos materiales de investigaci¨®n.En cuanto a sueldos, hay que tener en cuenta que los buenos cient¨ªficos que sirvan al Estado se merecen unos ingresos al menos discretos y ciertamente suficientes para hacer posible su dedicaci¨®n mental y emocional a la investigaci¨®n. Esto no es posible si todos los cient¨ªficos ganan lo mismo: o, ser¨¢ indebidamente poco para. unos o ser¨¢ injustamente excesivo para otros, o ambas cosas.
Las infraestructuras para la investigaci¨®n es el cap¨ªtulo que requiere entre nosotros ahora mayor, planificaci¨®n y cuantiosas inversiones. Las universidades siempre: se dotan sin contar con la investigaci¨®n real. Mientras, por otra parte, de cuando en cuando se cae, en la cuenta de que hay muchos j¨®venes cient¨ªficos espa?oles pendientes de repatriaci¨®n, y se cree que podr¨ªa resolverse el problema de la p¨¦rdida de cerebros creando m¨¢s plazas (l¨¦ase m¨¢s dotaciones de sueldos), cuando, para un buen cient¨ªfico, sueldo sin medios b¨¢siocos para investigar es frustraci¨®n personal, y para la sociedad que as¨ª lo maltrata y desaprovecha s¨®lo cabe la atenuante de la inconsciencia.
En cuanto al sostenimiento de la investigaci¨®n, necesitamos crecimiento r¨¢pido garantizado y agilizaci¨®n administrativa, liberando a los investigadores de la tiran¨ªa de los inspectores de Hacienda basados en legislaciones anacr¨®nicas. Creo que es un grave error econ¨®mico que Hacienda funcione en Espa?a bajo la presunci¨®n de que los investigadores somos malversadores de fondos en potencia y bajo la regla rid¨ªcula de las facturas por triplicado y las ofertas triples. La justificaci¨®n fundamental deber¨ªa ser la firma del investigador, con posibilidad real de inspecciones a posterior? y con decisi¨®n de sanciones en caso de malversaci¨®n. Ser¨ªa mucho m¨¢s ¨²til castigar alguna Vez que tratar de prevenir siempre.
d) Evaluaci¨®n. En un Estado moderno bien gobernado, a los investigadores debe ped¨ªrseles una cosa fundamental: buenos resultados, con utilidad pr¨¢ctica en la investigaci¨®n aplicada y con avance sustancial del conocimiento en la investigaci¨®n b¨¢sica. Y para poder hacerlo, la sociedad tiene que evaluar realista y sistem¨¢ticamente, lo que no es f¨¢cil, pero s¨ª ciertamente posible y muy importante. Aunque resultase algo caro y aunque pudiese doler un poco... a los menos productivos.
De una evaluaci¨®n seria y sistem¨¢tica deber¨ªan depender las promociones, las matizaciones de las retribuciones y hasta, en buena parte, los medios para investigar.
e) Fonnaci¨®n e incorporaci¨®n eficaz de nuevos investigadores. Como una pol¨ªtica cient¨ªfica seria tiene que mirar a largo plazo, debe tambi¨¦n fomentar progresivamente la formaci¨®n de nuevos investigadores para formar, no para aparcar j¨®venes cient¨ªficos. Y tiene que instaurar una pol¨ªtica de empleo como medio para tener m¨¢s investigaci¨®n, no como fin para remediar un paro m¨¢s. Formaci¨®n e incorporaci¨®n deben estar estrechamente coordinadas, so pena de seguir sembrando frustraci¨®n y emigraci¨®n de cerebros.
Un per¨ªodo como pensionado posdoctoral en el extranjero es un elemento fundamental para la formaci¨®n de investigadores en un pa¨ªs con el desarrollo y dimensiones de Espa?a. La mayor parte de la ciencia que hoy tiene Espa?a se debe a ex pensionados. Pues bien, actualmente, entre nuestros doctorandos se est¨¢ pasando de ilusi¨®n de ir pensionado por temor a dejar temporalmente Espa?a. Porque, en la problem¨¢tica de conseguir empleo acad¨¦mico estable, el ir pensionado al extranjero, m¨¢s que un m¨¦rito, se est¨¢ convirtiendo en un riesgo: aqu¨ª ya no tienden a colocarse los mejores, sino los que estaban en cola.
Los grandes peligros aqu¨ª y ahora. Como complemento de esta serie de sugerencias para una pol¨ªtica cient¨ªfica quiero apuntar brevemente algunos grandes peligros que se deben evitar aqu¨ª y ahora:
1. Seguir tolerando la mediocridad, limit¨¢ndose a una pol¨ªtica de parches sin entrar a fondo en las cuestiones b¨¢sicas.
2. La falacia de que los organismos cient¨ªficos deben ser muy democr¨¢ticos, lo que es en buena parte incompatible con que hagan buena ciencia.
3. El fomentar el minifundismo en aras de las autonom¨ªas y la demagogia.
El gran progreso cient¨ªfico que est¨¢ teniendo lugar en el mundo, y muy probablemente continuar¨¢ tanto o m¨¢s activamente en el futuro pr¨®ximo, incidir¨¢ profundamente sobre nuestra sociedad y los pol¨ªticos que la dirigen. Porque el progreso cient¨ªfico, en general, y el de las ciencias biom¨¦dicas, en particular, afectar¨¢n intensamente a la ¨¦tica social.
Tras la era de la fisica que domin¨® la primera mitad de este siglo, estamos ahora en la era de la biolog¨ªa. La nueva biolog¨ªa, hecha posible por la biolog¨ªa molecular, es una gran revoluci¨®n cient¨ªfica con profundas implicaciones ¨¦ticas. Desde este punto de vista, los pol¨ªticos, con independencia del aspecto econ¨®mico, de ahora al futuro pr¨®ximo tendr¨¢n que contar con la ciencia y su progreso.
La ¨¦tica social tiene bases religiosas, profesionales y legales. A ello hay que a?adir desde ahora las perspectivas bio¨¦ticas. Es de dominio p¨²blico que el progreso de las ciencias m¨¦dicas est¨¢ poniendo sobre el tapete problemas ¨¦ticos importantes. Los nuevos conocimientos, junto con las nuevas posibilidades t¨¦cnicas, no pueden ser ignorados ni por los moralistas, ni por los m¨¦dicos, ni por los pol¨ªticos. No se trata de que la ciencia dicte la ¨¦tica; se trata de que los formuladores de la ¨¦tica, de ahora en adtlante, deben tener en cuenta las realidades descubiertas por la ciencia.
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