Dura pol¨¦mica en Francia sobre supuestas falsificaciones de la obra de Dal¨ª
Finaliz¨® el juicio promovido por el secretario del pintor contra un diario franc¨¦s
MONTSERRAT CASALS, ENVIADA ESPECIAL, La vista del juicio por difamaci¨®n contra el diario Journal du Dimanche, motivado por la querella del secretario de Dal¨ª, Robert Descharnes, termin¨® ayer en Nanterre,(Par¨ªs) con una fuerte pol¨¦mica sobre las falsificaciones de la obra del pintor catal¨¢n. El origen de la querella estuvo en siete afirmaciones del citado diario, que achacaban a Descharnes su dudosa capacidad como experto de la obra daliniana, haber aislado al pintor y utilizar un tamp¨®n con un sello falso de Dal¨ª, entre otras acusaciones rodeadas con adjetivos como los de politbur¨® o troika, referidos a los tres m¨¢s pr¨®ximos colaboradores del pintor.
Para la defensa del diario, los adjetivos son "inocentes" y, con respecto a los otros temas, afirm¨® que "se demostrar¨¢ durante el juicio que el periodista ten¨ªa raz¨®n". La defensa del diario se bas¨® en recortes de Prensa ajenos que fueron, seg¨²n el autor del art¨ªculo, el fundamento de su cr¨®nica, titulada Batalla en torno a Dal¨ª, publicada ¨¦l 16 de setiembre de 1984.El proceso, celebrado con enorme diligencia, no permiti¨® al cr¨ªtico Rafael Santos Torroella exponer la tesis que hab¨ªa preparado, seg¨²n ¨¦l "sino declar¨® despu¨¦s de la vista a este diario. Santos Torroella llevaba consigo una referencia "minuciosa de la cantidad de errores que se encuentran en el ¨²ltimo Ebro de Descharnes sobre Dal¨ª" y que, seg¨²n el parecer del cr¨ªtico, le descalifican como "experto". El tribunal no acept¨® sus comentarios sobre el Ebro alegando que no era de su incumbencia hacer una revisi¨®n de historia del arte.
Santos Torroella, en sus declaraciones al tribunal, afirm¨® que no ve¨ªa a Dal¨ª desde que Sabater ocupaba la secretar¨ªa del pintor. Fue entonces cuando recibi¨® la ¨²nica negativa para poder visitar a Salvador Dal¨ª y despu¨¦s, dijo Torroella, "no he vuelto a intentarlo porque soy humilde y no quiero molestar all¨ª donde no me llaman". Tambi¨¦n dijo que Descharnes era un buen "repertorista" de la obra de Dal¨ª, que le consideraba un buen fot¨®grafo pero que, en cambio, tiene una "mala opini¨®n del papel que ha jugado con Dal¨ª". Afirm¨® que Descharnes certificaba y autentificaba obras de reproducci¨®n falsificada, pero no dio pruebas ni de la falsedad ni de los supuestos certificados emitidos por Descharnes. A t¨ªtulo de ejemplo ense?¨® el cartel que anuncia una exposici¨®n que sobre la obra de Dal¨ª se efect¨²a estos d¨ªas en Par¨ªs. Seg¨²n Santos Torroella, unos motivos del cuadro que figuran en dicho cartel fueron realizados por Isidoro Bea.
Todos los testimonios que acudieron a la cita judicial coincidieron en que a partir de 1980 ¨® 1981 dejaron de ver a Dal¨ª, pero afirmaron que no hab¨ªan intentado visitarle en ninguna ocasi¨®n. En contra del presunto secuestro la acusaci¨®n inform¨® de las reiteradas visitas que, m¨¦dicos, jueces, colaboradores del museo, autoridades y periodistas hab¨ªan realizado a Dal¨ª en estos ¨²ltimos meses.
Negocios dalinianos
En lo que respecta a la supuesta avidez para con los negocios dalinianos", los testimonios que aparecieron en defensa del Journal du Dimanche a?adieron al de Descharnes el nombre de la SPADEM, sociedad francesa que se ocupa de gestionar los derechos de autor de Dal¨ª. El editor Jean Strade afirm¨® que dicha sociedad "autoriza contratos falsos", y Pierre Argilet, editor tambi¨¦n, a?adi¨® que la SPADEM "est¨¢ en contacto con los falsificadores".
El escritor Luis Romero dijo que "hasta 1980, Dal¨ª, junto con Gala, se ocupaba personalmente de sus negocios". Esta afirmaci¨®n contradec¨ªa lo sabido de las relaciones de Dal¨ª con su secretario.
Jean Paul Oberthur, en nombre de SPADEM, confirm¨® que efectivamente, en ocasiones estaba en contacto con falsificadores "puesto que su trabajo es intentar que dejen de actuar y, en todo caso, dada la complejidad del caso, intentar conocer el alcance de sus actividades". Tampoco hubo pruebas para demostrar que Descharnes utiliza un tamp¨®n con la impronta del pulgar de Dal¨ª tal como se afirmaba en el mencionado art¨ªculo. Se dej¨® constancia de la existencia de dicho tamp¨®n, fabricado con la aquiescencia de Dal¨ª, pero se mostr¨® tambi¨¦n que estaba en manos del editor Hamon, envuelto, por su parte, en diversos problemas legales en materia de reproducci¨®n art¨ªstica. Si todos los testimonios pusieron en duda la validez de Descharnes como experto en la obra de Dal¨ª, tambi¨¦n todos reconocieron que no hab¨ªa otro que pudiera ocupar su lugar y -¨¦stas fueron palabras de Pierre Arg¨¹et- que de lo que se trataba era de buscar otro de ahora en adelante.
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