La herencia del maestro

M¨¢s que ning¨²n otro folclorista, Agapito Marazuela ha dejado una escuela de dulzalneiros, guitarristas y estudiosos que nutre los grupos castellanos que se dedican al g¨¦nero. Olvidado y marginado por los organismos oficiales, ignorado por las editoras discogr¨¢ficas, alguna de las cuales debe esconder sin sacarla a la luz la pr¨¢ctica totalidad de su obra, fueron los j¨®venes los que tomaron su antorcha.Su labor docente en los ¨²ltimos a?os de su vida, encerrado casi ciego en los modestos muros de una casa segoviana, fue dando a un escogido grupo de j¨®venes int¨¦rpretes y estudiosos la raz¨®n y el sentido del folclor. Joaqu¨ªn Gonzalez, Julia Le¨®n, Hadit o el Nuevo Mester de Juglar¨ªa, entre muchos otros, aprendieron de ¨¦l que el folclor es la esencia viva del saber popular, de la experiencia acumulada durante siglos por generaciones de castellanos que se resisten a ver morir sus tradiciones y costumbres, arrumbadas al olvido por una sociedad que tiene demasiada prisa como para permitirse el lujo de volver la vista atr¨¢s. En los cantos de todos ellos est¨¢ la herencia de un hombre que supo amar la tradici¨®n y hac¨¦rsela amar a los dem¨¢s.