Las tumbas de Col¨®n en Santo Domingo y Sevilla ser¨¢n abiertas para comprobar su autenticidad
Un cient¨ªfico estadounidense analizar¨¢ los restos
Jonathan Edward Ericson, profesor de ecolog¨ªa social de la universidad de California, abrir¨¢ hoy la tumba de Crist¨®bal Col¨®n en Santo Domingo para comprobar si los restos que contiene son del almirante. Ericson, que ya autentific¨® los del conquistador Francisco Pizarro, analizar¨¢ los de Col¨®n con is¨®topos de estroncio. Posteriormente se trasladar¨¢ a Sevilla para hacer otro tanto con la tumba del descubridor de Am¨¦rica existente en la catedral. La finalidad de estas investigaciones es determinar cu¨¢l de las dos ciudades conserva los aut¨¦nticos restos, cuesti¨®n que ha sido motivo de especulaciones y enfrentamientos te¨®ricos entre historiadores de Sevilla y Santo Domingo.
El cient¨ªfico norteamericano parece que est¨¢ completamente seguro de que el diente que ma?ana extraer¨¢ del sepulcro pertenece a Col¨®n. Para comprobarlo examinar¨¢ un fragmento de molar, que pesa entre 50 y 100 miligramos, mediante el empleo de is¨®topos de estroncio.Por este m¨¦todo, la parte interna del esmalte de los dientes absorbe, a trav¨¦s de la cadena alimenticia, los is¨®topos de estroncio de la zona geogr¨¢fica donde ha vivido el individuo du- rante la formaci¨®n de su aparato dental, cuyas caracter¨ªsticas se conservan durante milenios, lo que permitir¨¢ a Ericson dilucidar tambi¨¦n si el descubridor de Am¨¦rica era genov¨¦s. Pero, se- g¨²n informa Efe, Gaetano Ferro, catedr¨¢tico de Geografia Pol¨ªtica y Econ¨®mica de la universidad de G¨¦nova, tiene sus dudas acerca de la validez del m¨¦todo, y argumenta que tiene un margen de error de 20 a?os. Adem¨¢s, insiste Ferro, los huesos contenidos en el sepulcro podr¨ªan ser los de Diego Col¨®n y no los de su padre.
La pol¨¦mica sobre la autenticidad de los restos de Col¨®n se desat¨® en Sevilla a ra¨ªz de la publicaci¨®n, en el n¨²mero 1 de la revista Sevilla 92, que edita la Diputaci¨®n, de un art¨ªculo del profesor Jos¨¦ de la Pe?a C¨¢mara, ex director del Archivo General de Indias. De la Pe?a expon¨ªa una tesis seg¨²n la cual,los restos de Col¨®n se encontrar¨ªan repartidos entre las catedrales de Santo Domingo y Sevilla. Esta conclusi¨®n supone una innovaci¨®n con respecto a las dos tesis hist¨®ricas existentes: la dominicana, que afirma que los restos permanecen en Santo Dom¨ªngo, y la espa?ola, que defiende que se encuentran en la catedral de Sevilla.
Seg¨²n De la Pe?a, esta cuesti¨®n enfrenta a las dos ciudades desde hace casi un siglo, ya que "en Sevilla hay unos restos, tra¨ªdos de La Habana en 1898 y llevados all¨ª desde Santo Domingo, donde fueron precipitadamente exhumados en 1795 al saberse que hab¨ªa que entregar a Francia la parte espa?ola de la isla. Y en la catedral de Santo Domingo hay otros, que se dice fueron encontrados durante unas obras de readaptaci¨®n del presbiterio, en septiembre de 1877".
De la Pe?a a?ade: "Los dominicanos argumentan que al ser los restos de 1877 los verdaderos, los exhumados en 1795 lo fueron por equivocaci¨®n y no ten¨ªan se?al que los identificase como del descubridor. En esto tienen plena raz¨®n. Los espa?oles replican que las pruebas alegadas de contrario lo que realmente demuestran es que los restos hallados en 1877 pertenecen a un nieto del descubridor. Y en esto tambi¨¦n tienen plena raz¨®n". "Ambas partes" concluye de la Pe?a, "logran anular la alegaci¨®n contraria, pero fracasan en la prueba de la propia".
Tras la publicaci¨®n de esta hip¨®tesis, la contestaci¨®n por parte de los historiadores de Santo Domingo no se hizo esperar. Pedro Troncoso S¨¢nchez, acad¨¦mico dominicano, escribi¨® en el diario Ya el 3 de enero de este a?o: "Muchas veces ha ocurrido, como en este caso, que la fuerza de un deseo ha cerrado el paso a la b¨²squeda de la verdad", sentencia que, seg¨²n De la Pe?a, podr¨ªa aludir a su art¨ªculo, aunque Troncoso no se refiriera directamente a ¨¦l. Carlos Esteban Deive, antrop¨®logo diplom¨¢tico dominicano y, respondi¨® en el n¨²mero 2 de la revista Sevilla 92: "La hip¨®tesis del historiador De la Pe?a nos parece una soluci¨®n salom¨®nica y, por ser una mera especulaci¨®n, sin asidero documental que la apoye, en modo alguno resulta convincente".
As¨ª las cosas, no parece posible ni una explicaci¨®n cient¨ªfica ni una hip¨®tesis que convenza a todos; ni siquiera los experimentos de Ericson se cree que puedan servir para mucho. Al menos ¨¦sa es la opini¨®n de Jos¨¦ de la Pe?a: "Aunque a mis 87 a?os no s¨¦ bien qu¨¦ es eso de los is¨®topos radiactivos, s¨ª s¨¦ que son ¨²tiles sobre temas prehist¨®ricos, donde 100 a?os m¨¢s o menos no suponen mucho. Lo que no entiendo es c¨®mo esos m¨¦todos son ¨²tiles sobre restos humanos de menos de 500 a?os. M¨¢s en este caso en que son 20 a?os los que median entre la muerte del almirante y su hijo Diego, y 60 de la de su nieto".
Restos de dos personas
Un estudio realizado en 1959 por un investigador norteamericano puso de manifiesto que los huesos de Santo Domingo pertenecen a dos personas, una de las cuales muri¨® entre los 53 y 60 a?os de edad aquejado de artritis, como Col¨®n. "Esto", se?ala De la Pe?a, "confirma mi tesis de que Col¨®n permanece enterrado junto a su nieto. Otra prueba de que mi hip¨®tesis es la ¨²nica que lo explica todo, la ¨²nica completa. La dominicana no lo es porque a qui¨¦n cabe en la cabeza que a Col¨®n lo entierren con una inscripci¨®n sepulcral que tan s¨®lo diga "Ilustre y esforzado var¨®n". ?Eso lo somos usted y yo! Esa inscripci¨®n se refiere a su nieto Crist¨®bal, que no ten¨ªa ning¨²n t¨ªtulo, por ostentarlo su hermano mayor, Luis"."Lo que a m¨ª me interesa", concluye, "es c¨®mo se escribe la historia. Admiro la figura del almirante, pero no me va nada con d¨®nde est¨¦ enterrado".
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