"S¨®lo una acci¨®n terrorista podr¨ªa bloquear el estrecho de Ormuz", afirma el sult¨¢n oman¨ª Qabus Bin Said
Los Reyes de Espa?a visitar¨¢n Om¨¢n a finales de oto?o
Qabus Bin Said al Said, jefe de un Estado considerado como el guardi¨¢n del estrecho de Ormuz, por donde transita el 60% del petr¨®leo que consume Europa occidental, no teme que un Ir¨¢n empantanado en su guerra contra Irak vaya a bloquear esa ruta mar¨ªtima estrat¨¦gica, pero s¨ª cree "que un grupo terrorista alocado puede intentar cerrarla". As¨ª se expres¨® ante un enviado especial de EL PAIS en una entrevista concedida en su palacio de S¨¢lala, donde tiene previsto recibir, a finales del oto?o, a los Reyes de Espa?a, que har¨¢n por esas fechas su primera visita oficial al sultanato de Om¨¢n."Los ¨²ltimos a?os", afirma en tono pausado el sult¨¢n Qabus, "hemos vivido con el miedo a una extensi¨®n geogr¨¢fica el conflicto entre Ir¨¢n e Irak, pero ahora nos encontramos m¨¢s bien ante una desescalada b¨¦lica que reduce a¨²n m¨¢s el riesgo de bloqueo, o mejor dicho de un cierre a la navegaci¨®n, del estrecho de Ormuz por parte iran¨ª".
"Por este motivo", prosigue el m¨¢s joven monarca del Golfo P¨¦rsico, a menos que se produzca una evoluci¨®n imprevisible, el peligro consiste m¨¢s bien en la acci¨®n de un grupo terrorista que logre, por ejemplo, colocar minas en esas a?uas como otros lo hicieron el a?o pasado en el canal de Suez y el mar Rojo, entorpeciendo la navegaci¨®n".
Vestido con una larga t¨²nica marr¨®n, un turbante multicolor en la cabeza y en la cintura la tradicional daga de plata que lucen los hombres en Om¨¢n, Qabus Bin Said al Said descarta autorizar la instalaci¨®n en su territorio de bases militares norteamericanas, a pesar de que hace cinco a?os firm¨® un acuerdo con Estados Unidos otorgando facilidades a la fuerza de despliegue r¨¢pido y que su ej¨¦rcito es el ¨²nico de la regi¨®n que efect¨²a maniobras conjuntas con las tropas de EE UU.
El monarca m¨¢s abiertamente prooccidental del Golfo asegura que "nunca habr¨¢ bases de Estados Unidos aqu¨ª, esto debe estar perfectamente claro, y el tratado que concluimos no va a ser cambiado ni modificado; expira en 1990". "Creo", a?ade, "que, en su propio inter¨¦s, Occidente debe respetar nuestra libertad de decisi¨®n y as¨ª lo han entendido nuestros amigos en Washington".
La concesi¨®n de facilidades a partir de mayo de 1980 fue interpretada entonces como una respuesta a la invasi¨®n de Aiganist¨¢n por la URSS, una superpotencia con la que Om¨¢n no mantiene relaciones diplom¨¢ticas y cuyo acercamiento a los mares calientes" le preocupa.
El mejor ej¨¦rcito
El sultanato dispone, seg¨²n los expertos, del mejor ej¨¦rcito de la regi¨®n, una valoraci¨®n que Qabus matiza se?alando "que ha acumulado la mayor experiencia castrense". A las fuerzas armadas se dedica el 40% del presupuesto del Estado, adem¨¢s de la ayuda militar exterior.
?No supone este porcentaje tan elevado un obst¨¢culo para el desarrollo de un pa¨ªs que hasta hace 15 a?os era considerado como el m¨¢s atrasado del mundo ¨¢rabe? "En absoluto", replica el sult¨¢n, "porque, al margen de su cometido defensivo, las fuerzas armadas cumplen aqu¨ª una funci¨®n social que no tienen en los Estados industrializados, como la construcci¨®n de parte de la infraestructura de transportes, y adem¨¢s su presupuesto no es excesivo si se tiene en cuenta que, por ejemplo, la n¨®mina de la polic¨ªa corre a cargo del Ministerio de Defensa".
Su experiencia en el ej¨¦rcito oman¨ª la adquiri¨® asesorado primero por los brit¨¢nicos, despu¨¦s por los iran¨ªes y ahora llevando a cabo maniobras conjuntas con los norteamericanos en la extensa provincia oriental del Dhofar (Salala es su capital). All¨ª durante largos a?os hizo frente a la rebeli¨®n del Frente Popular para la Liberaci¨®n de Om¨¢n respaldado por el Gobierno prosovi¨¦tico de Yemen del Sur. ?C¨®mo se caracterizan ahora sus relaciones con su vecino occidental?
En su perfecto ingl¨¦s, aprendido en Suffolk, el monarca afirma que desde la firma del tratado de paz "las relaciones tienden ¨¢mejorar, hasta el punto de que ha sido anunciado el prop¨®sito de establecer relaciones diplom¨¢ticas. "En cuanto a la frontera com¨²n, creo que con buena voluntad por ambas partes podremos ponernos de acuerdo sobre su trazado definitivo".
En la reconciliaci¨®n entre Muscat y Aden el Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo -integrado por Arabia Saud¨ª, Kuwait, Qatar, Bahrein, Emiratos ?rabes Unidos y, por supuesto, Om¨¢n- ha jugado un papel importante. Tambi¨¦n lo desempe?a desde un punto de vista militar, proporcionando al sultanato una ayuda de 900 millones de d¨®lares (155.000 millones de pesetas) hasta 1996. ?A qu¨¦ nivel se sit¨²a la cooperaci¨®n defensiva entre las monarqu¨ªas del Golfo?
Qabus Bin Said al Said, de 44 a?os de edad, de los cuales 15 en el poder, menciona las maniobras comunes de los ej¨¦rcitos de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga y la peque?a fuerza conjunta, basada en Arabia Saud¨ª, que han creado recientemente, pero reconoce que se trata m¨¢s bien de "un s¨ªmbolo". "Es, sobre todo", a?ade, "en materia econ¨®mica donde m¨¢s hemos avanzado y la integraci¨®n ha alcanzado m¨¢s profundidad".
Consejeros extranjeros
Probablemente en mayor proporci¨®n que otros pa¨ªses petroleros, Om¨¢n cuenta en su Administraci¨®n y en su Ej¨¦rcito con numerosos consejeros extranjeros, sobre todo brit¨¢nicos. Su presencia, seg¨²n algunos diplom¨¢ticos conocedores del sultanato, acaso pueda herir la susceptibilidad nacionalista de la juventud con mayor raz¨®n despu¨¦s que la gran Prensa de Estados Unidos pusiera recientemente de relieve las vinculaciones de algunos asesores con la CIA.
"Los que formulan estas observaciones quieren impedir nuestro desarrollo", reacciona el sult¨¢n antes de explicar que su pol¨ªtica consiste en "sustituir a los extranjeros, cada vez menos numerosos, por oman¨ªes en cuanto mis s¨²bditos han adquirido conocimientos equiparables a los de los expertos cuyos puestos asumen".
Ultramoderado cuando se pronuncia sobre el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª -Om¨¢n fue uno de los tres pa¨ªses ¨¢rabes que no rompieron relaciones con Egipto tras la firma de Camp David con Israel-, el monarca espera ahora que "Estados Unidos no pierda la oportunidad de instaurar la paz que le brindan el rey Hussein de Jordania y los palestinos si, por primera vez, cooperan en la b¨²squeda de una soluci¨®n honorable".
Pero su moderaci¨®n queda a¨²n mejor puesta de relieve a la hora de explicar su concepci¨®n del Islam en una regi¨®n del mundo socavada por las corrientes integristas musulmanas. El sult¨¢n Qabus no interpreta ¨¦stas como un "resurgimiento religioso, sino m¨¢s bien como la reacci¨®n equivocada de pueblos que no han sabido respetar sus tradiciones".
Modernizador de un feudo
Las biograf¨ªas oficiales del sult¨¢n Qabus Bin Said al Said de Om¨¢n omiten cuidadosamente evocar en qu¨¦ circunstancias el m¨¢s joven jefe de Estado del golfo P¨¦rsico se hizo con el poder, hace 15 a?os. Antes de entrevistarlo sus colaboradores desaconsejan, a los periodistas que le recuerden con sus preguntas "aquellos d¨ªas penosos" del verano de 1970.El sult¨¢n Qabus derroc¨® a su padre, Said Bin Taimur, en julio de 1970, pero no fue tanto la ambici¨®n de poder como el convencimiento de que era la ¨²nica manera de salvar a un pa¨ªs atrasado y carcomido por la guerra civil lo que decidi¨® al hijo de 29 a?os de edad a dar un golpe de palacio.
Nacido el 18 de noviembre de 1940 en S¨¢lala, la capital de la regi¨®n oriental del Dhofar, Qabus acab¨® su bachillerato en un colegio particular de Suffolk, en el Reino Unido. Curs¨® despu¨¦s estudios en la Academia Militar brit¨¢nica de Sandhurts. Form¨® parte del batall¨®n de infanter¨ªa Scottish Rifles, destacado en Alemania Occidental.
Tras un viaje, de vuelta al mundo que incluy¨® una visita en tren a los vestigios isl¨¢micos en Andaluc¨ªa, Qabus regres¨¦, con 24 a?os, a Om¨¢n. Aqu¨ª, siguiendo las instrucciones de su padre, no tuvo m¨¢s remedio que permanecer seis a?os recluido en un palacio de S¨¢lala, dedic¨¢ndose en principio a la lectura del Cor¨¢n.
Su madre le proporcion¨® a escondidas un transistor y el diario The Times, de Londres. Se puso as¨ª al corrientede los ¨¦xitos que, con la ayuda del r¨¦gimen marxista de Yemen del Sur, cosechaba la guerrilla prosovi¨¦tica en el Dhofar, que combat¨ªa frente a los ej¨¦rcitos brit¨¢nicos y oman¨ª.
Fueron los brit¨¢nicos quienes convencidos de la imposibilidad de lograr una victoria por las armas consiguieron poco a poco persuadirle de que sustituyese al frente del sultanato a su padre. La represi¨®n de Said Bin Taimur, cerrando pozos de pueblos rebeldes con cemento y ordenando bombardeos indiscriminados, s¨®lo atizaba la insurrecci¨®n.
En la noche del 23 de julio de 1970, un pu?ado de hombres, encabezados por el gobernador del Dhofar y asesorados por varios agentes brit¨¢nicos, llam¨® a la puerta del palacio para pedir al viejo sult¨¢n Said que abdicase. Sult¨¢n y gobernandor resultaron heridos en la refriega y ambos fueron transportados en la misma ambulancia al ¨²nico hospital de la ciudad, desde donde Said saldr¨ªa d¨ªas m¨¢s tarde para exiliarse en Londres. En la capital brit¨¢nica falleci¨® el sult¨¢n dos a?os despu¨¦s sin haber regresado a su pa¨ªs, pero reconciliado con su hijo, con el que se carte¨® durante los ¨²ltimos meses de su vida.
Con el derrocamiento de Said concluyeron 38 a?os de oscurantismo.
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