Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez
Fundadora de despachos laboralistas en la etapa franquista, es tambi¨¦n una figura del puritanismo de la izquierda
Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez Rold¨¢n es la madre de una legi¨®n de abogados laboralistas que durante los a?os sesenta abrieron un frente de lucha en favor de la clase trabajadora y de oposici¨®n democr¨¢tica a la dictadura. Muchos de aquellos abogados se reunieron hace unos d¨ªas para dedicarle un homenaje, en el que ella tuvo un recuerdo especial para los compa?eros asesinados en 1977 en el despacho de Atocha. A sus 65 a?os, desde su figura de se?ora de orden y posando ante un cartel de la fiesta del PCE, en el que ingres¨® en 1955, Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez es tambi¨¦n un exponente del puritanismo de la izquierda espa?ola.
?nica mujer de su promoci¨®n de Derecho de 1941, particip¨® en la lucha pol¨ªtica democr¨¢tica dentro del Colegio de Abogados de Madrid y muy especialmente en el Grupo de Abogados J¨®venes, donde converg¨ªan abogados de distintas ideolog¨ªas. A finales de 1965, Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez, junto a Antonio Montesinos, Jos¨¦ Jim¨¦nez de Parga y Jos¨¦ Esteban, abri¨® el primer despacho laboralista de Madrid, que se instal¨® en la calle de la Cruz, en cuyas dos salas de espera se apretaban como en el metro" los jurados de empresa del metal, vidrio, corcho.... "La puerta estaba abierta y una vez se col¨® hasta un polic¨ªa, haci¨¦ndose el despistado". "En aquella especie de despacho-escuela no cab¨ªamos ya y fuimos instalando nuevos despachos en Getafe, Modesto Lafuente, Atocha, Espa?oleto, Alcal¨¢, 151".Pensando en su reciente homenaje, Mar¨ªa Luisa no puede evitar el decir: "Sinceramente, he echado de menos a algunos compa?eros de aquella ¨¦poca, como Jos¨¦ Federico de Carvajal, Gregorio Peces-Barba, Leopoldo Torres, Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez, Pablo Castellano, Enrique Bar¨®n. En cambio, agradezco la presencia de Jaime Miralles, Carlitos Garc¨ªa Vald¨¦s, F¨¦lix Pastor Ridruejo". Especial emoci¨®n le produjo el reencuentro con Alejandro Rebollo, el jur¨ªdico-militar con quien Mar¨ªa Luisa colabor¨® en la defensa de Juli¨¢n Grimau.
Porque Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez, como tantos abogados de entonces, repart¨ªa su actividad profesional entre las magistraturas de Trabajo y el Juzgado y Tribunal de Orden P¨²blico, e incluso los consejos de guerra. Pero en sus reuniones clandestinas nocturnas, en sus visitas a las c¨¢rceles, llevaba siempre a su marido, Fernando Ontafl¨®n, el hombre que en el homenaje a su esposa hizo un discurso que habr¨ªa hecho las delicias de una feminista: "El ¨²nico timbre de gloria que tengo es ser el marido de Mar¨ªa Luisa".
Tal vez por eso Mar¨ªa Luis pas¨® de los problemas espec¨ªfico de la mujer. "Me da verg¨¹enza decirlo, pero nunca me preocup¨¦ de esas cosas, quiz¨¢ porque jam¨¢s experiment¨¦ problemas de discriminaci¨®n, aunque yo creo que era porque me hab¨ªa criado en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, donde conviv¨ªamos los chicos y las chicas".
"Las feministas tienen mucha raz¨®n en una sociedad machista Pero hab¨ªa tanto preso pol¨ªtico, tanto problema laboral, que los problemas de la mujer no te llamaban la atenci¨®n. Adem¨¢s, no quer¨ªamos ni o¨ªr hablar de feminismo, yo creo que por repel¨²s hacia la Secci¨®n Femenina". Con todo, Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez reconoce que fue, quiz¨¢, demasiado puritana. "Me llamaban la monja", dice, "y desde luego rehu¨ªa los asuntos de abortos, violaciones, abusos deshonestos... No los llevaba por no tener que decir una serie de palabras, ni tampoco permit¨ªa que se contaran chistes obscenos en mi presencia. Yo, desde luego, era muy femenina, pero tambi¨¦n es verdad que no provocaba a los hombres".
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