Con ¨¦l lleg¨® la 'bossa nova'
A?o de samba y bossa nova, 1985 nos ha tra¨ªdo a Espa?a a la plana mayor de la m¨²sica brasile?a. Astrud Gilberto, al colegio mayor San Juan Evangelista este invierno; Ermeto Pascoal, Mar¨ªa Bethania y Caetano Veloso, a las fiestas de San Isidro; Gilberto Gil, a Sevilla hace menos de un mes; Gal Costa, al festival de jazz de Vitoria, donde comparti¨® cartel con Antonio Carlos Jobim, quien junto a Jo?o Gilberto, Flora Purin y Airto Moreira completa el cartel de m¨²sica brasile?a que se presenta estos d¨ªas en el Centro Cultural de la Villa de Madrid.Una representaci¨®n significativa y relevante, de la que ¨²nicamente hemos de lamentar que su presencia haya sido tan espor¨¢dica, sin aprovecharse la oportunidad para realizar una aut¨¦ntica gira por toda Espa?a, que ofreciera una visi¨®n m¨¢s completa y detallada de un movimiento musical que lleva m¨¢s de 20 a?os sorprendiendo a todo el mundo por su riqueza, variedad y originalidad. Quiz¨¢, si este a?o se han roto las barreras del desconocimiento que de esta m¨²sica hab¨ªa entre nosotros, a pesar de los peque?os n¨²cleos de conocedores fieles y apasionados degustadores, en a?os sucesivos las cosas se puedan hacer de manera que permitan contactos m¨¢s extensos y profundos.
Jo?o Gilberto
Centro Cultural Conde Duque. Madrid, 19 de julio.
Con una hora de retraso subi¨® Jo?o Gilberto al escenario madrile?o. El punto, que llenaba totalmente el Centro Cultural Conde Duque, esperaba con impaciencia y ofreci¨® como recepci¨®n un breve aunque intenso abucheo. Bastaron las primeras notas de la guitarra y las primeras palabras del canto para que los abucheos se tornaran aplausos y el patio del viejo cuartel se llenara de ritmo contenido y ganas de disfrutar de la noche y la bossa nova. Todo ello, a pesar del sonido, que, incomprensiblemente, permaneci¨® durante toda la actuaci¨®n a un volumen excesivamente bajo, casi inaudible. Algo dif¨ªcilmente explicable cuando de lo que se trata es de sonorizar cosa tan simple como una guitarra y una voz.
Un aut¨¦ntico maestro
Y es que Jo?o Gilberto es un aut¨¦ntico maestro. S¨®lo con su guitarra, con aspecto de cincuent¨®n profesor de matem¨¢ticas, sin decir una palabra, riguroso y digno en su papel de artista que sabe que lo suyo es permanecer fiel al arte que ¨¦l ha contribuido a extender por el mundo, Jo¨¢o Gilberto dio una lecci¨®n de modestia, sabidur¨ªa y buen hacer.Jo¨¢o Gilberto no es un compositor, no tiene una voz extraordinaria ni resulta un guitarrista espectacular. Es tan s¨®lo un int¨¦rprete, ?pero qu¨¦ int¨¦rprete! Con una voz matizada y sensible, que apenas se sale del susurro, y una guitarra exacta y concisa, las notas de la bossa nova sal¨ªan de ¨¦l para extender, sin trucos ni oropeles, su musicalidad hacia el p¨²blico. Tan s¨®lo ayudado por la ¨²nica verdad de la belleza, las canciones (Garota de Ipanema, O Pato, Desafinado, Outra vez, A felicidade y tantas otras) fueron marcando la exacta dimensi¨®n de la maestr¨ªa, que no necesita sino ser ella misma para resultar evidente.
Lo que ofreci¨® Jo?o Gilberto fue bossa nova en su expresi¨®n m¨¢s pura. Un estilo musical que desde que ¨¦l mismo y Antonio Carlos Jobin lo lanzaron hace ahora 25 a?os ha evolucionado y se ha transformado, impregnando no s¨®lo la m¨²sica brasile?a sino tambi¨¦n una buena parte de la m¨²sica que se hace hoy en el mundo, especialmente el jazz. En Madrid pudimos escuchar el viernes la versi¨®n original de canciones de sobra conocidas, interpretadas por su creador con la sobriedad y la serenidad de lo que se ha convertido ya en cl¨¢sico.
Babelia
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