La opini¨®n de los enfermos mentales
Le ruego publique mi carta en la secci¨®n correspondiente, si as¨ª lo estimara conveniente. Por si as¨ª fuera, se lo agradezco ya desde ahora.Considerada como enferma mental desde hace 20 a?os -tengo ahora 35-, he sido diagnosticada como ciclot¨ªmica, he recibido primero, en per¨ªodos quinquenales y m¨¢s tarde anuales, tratamientos de diversa ¨ªndole. Unos cuantos, demasiados creo yo, chalecos qu¨ªmicos y alg¨²n que otro encierro, por supuesto en contra de mi voluntad.
Hoy, viernes 19, al leer en su-nuestro diario las cartas de Trinidad Molina y Ferr¨¢n Salsas i Roig, deseo expresar mi opini¨®n al respecto, ya que siempre la manifiestan doctores y familiares de los enfermos, y casi nunca nosotros.
A mi modo de ver, la familia se ve desbordada por la situaci¨®n; el supuesto paciente origina problemas en la casa. Soluci¨®n: 1. Psiquiatra, tratamiento, chaleco qu¨ªmico, atontamiento total del paciente. 2. Internamiento, se libran de la carga: los doctores tienen la droga de la normalidad en sus manos y el consentimiento de los familiares para que ¨¦sta sea administrada. La reacci¨®n en ambos casos es funesta para nosotros, al menos yo veo que as¨ª lo ha sido para m¨ª. Drogados con Haloperidol y otros f¨¢rmacos, bastante comunes por desgracia entre nosotros, nos sentimos como zombis. El cuerpo no lo dominas y la mente est¨¢ atontada. Es una sensaci¨®n horrorosa que s¨®lo comprenden los que la hayan experimentado.
Mi psiquiatra describe mis fases de este modo: "...la paciente presenta un cuadro con s¨ªntomas de hipersensibilidad, hiperactividad, labilidad emocional, verborrea e insomnio pertinaz...". Puedo adjuntar fotocopia de un certificado m¨¦dico.
Ahora me dirijo a los que se identifiquen conmigo. He querido no sentirme enferma y lo he conseguido.
Este a?o me he botado la crisis de turno; se me anunci¨® como importante por coincidir adem¨¢s el quinquenio. Pens¨¦ que si la causa de mis males eran "trastornos de la afectividad" hab¨ªa que buscar nuevos afectos. Huir del falso afecto familiar. Pens¨¦ que aceptaba todos mis s¨ªntomas como rasgos de mi personalidad. Disfrut¨¦ de ver c¨®mo d¨ªa a d¨ªa y sin Haloperidol ni otros f¨¢rmacos semejantes, huyendo de gente ruidosa y refugi¨¢ndome mucho en la convicci¨®n interior de no enfermedad y la fe, confianza, y ayuda de no m¨¢s de dos amigos -gracias, A. y S.-, logr¨¦ sentirme m¨¢s viva que nunca y ver todo lo que de bello nos rodea con nuevos ojos. Tengo esperanza en que alg¨²n d¨ªa la libertad de expresi¨®n tambi¨¦n nos llegue a los locos.-
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