Mar¨ªa Casares: "El teatro es todo lo contrario de un debate"
La nuit de Madame Lucienne, una obra de Copi que ha dirigido Jorge Lavelli y que protagoniza Mar¨ªa Casares, ha llegado al teatro Grec de Barcelona tras su estreno en el pasado festival de Avi?¨®n. Ser¨¢ la segunda vez que los barceloneses puedan ver a una actriz nacida en Espa?a, pero que forma parte de los mitos contempor¨¢neos de la escena francesa contempor¨¢nea. En su trayectoria art¨ªstica, la actriz ha disfrutado de la amistad de hombres como Sartre y Camus. Mirando hacia la escena, afirma: "El teatro es todo lo contrario de un debate"
Mar¨ªa Casares, hija de Santiago Casares Quiroga, el que fuera ministro y presidente de la II Rep¨²blica espa?ola, lleva a sus espaldas una impresionante carrera de m¨¢s de 40 a?os de teatro. Empez¨® en 1942, en el Th¨¦?tre des Mathurins, con la obra Deirdre of the sorrows, del irland¨¦s John Millington Synge, dirigida por Marcel Herrand (1897-1953), y con esa obra y apenas 20 a?os, obtuvo su primer ¨¦xito.Poco despu¨¦s, en 1944, conoci¨® a una de las cuatro personas m¨¢s importantes de su vida, Albert Camus, de quien estren¨® Le malentendu (1944), dirigida por Herrand, y L'¨¦tat de si¨¨ge (1948) y Les justes (1949), dirigidas por Jean Louis Barrault. Mar¨ªa Casares recuerda que antes de estrenar Le malentendu ya hab¨ªa conocido a Camus, "lo habla visto un d¨ªa durante una lectura de Le d¨¦sir attrap¨¦ para la queue, un texto que hab¨ªa escrito Picasso y que prepararon unos cuantos amigos suyos. Recuerdo que en aquella lectura participaron Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Dora Moar, Raymond Queneau... Entonces yo no sab¨ªa ni qui¨¦n era Sartre, ni Camus, s¨®lo conoc¨ªa a Picasso. Y recuerdo que en aquella especie de representaci¨®n vi a alguien que le¨ªa muy bien. Y yo pens¨¦: '?Pero qui¨¦n ser¨¢ este tipo?' Y dos meses m¨¢s tarde, Herrand me dio Le malentendu porque quer¨ªa ponerla en escena, y mientras le¨ªa aquella obra, me dije: 'Este tipo es aqu¨¦l', y as¨ª fue. Luego Camus vino al teatro a leernos la obra, y a trav¨¦s del teatro, del trabajo en aquella obra, la amistad lleg¨® sola".
A Mar¨ªa Casares, lo que m¨¢s le impresion¨® de Camus era "su enorme poder de seducci¨®n, aquella manera, como ausente y presente a la vez, aquella especie de ausencia y de iron¨ªa presente, al mismo tiempo su gran humanidad. Yo llegu¨¦ a comprender y a querer a Francia a trav¨¦s de Camus, porque ¨¦l ten¨ªa un gran sentido de la pasi¨®n, era un apasionado, completamente, pero al mismo tiempo ten¨ªa un gran dominio de la pasi¨®n, y esto es Francia, o mejor dicho, era, porque ahora se habla mucho de la mesura francesa, pero la mesura, cuando no hay pasi¨®n..., y hoy, en Francia, es muy dif¨ªcil encontrar esta pasi¨®n". En 1951, Casares estren¨® Le diable et le bon Dieu, de Sartre, dirigida por Louis Jouvet (1887-1951). En cuanto a Sartre, Mar¨ªa Casares explica que "era un hombre, de una gran fuerza de seducci¨®n y una gran inteligencia, pero era m¨¢s individual, menos vital y menos apasionado que Camus. Sartre era como m¨¢s profesor".
Durante los a?os cincuenta, tras una breve estancia en la Com¨¦die Fran?aise, donde hizo Sei personaggi in cerca d'autore, de Pirandello, y Don Juan, de Moli¨¨re, Mar¨ªa Casares entr¨® en el Th¨¦?tre National Populaire (TNP) que, desde 1951, dirig¨ªa Jean Vilar. All¨ª estuvo durante seis a?os, hasta 1960, encabezando, junto a G¨¦rard Philipe, una espl¨¦ndida compa?¨ªa. "Al principio", dice Casares, "no me hac¨ªa mucha gracia ir al TNP, porque a pesar de que conoc¨ªa a Vilar desde hac¨ªa a?os, su idea del teatro no me acababa de gustar. No me gustaba la f¨®rmula del TNP, aquella cosa del p¨²blico, de los debates... A m¨ª me parece que el teatro es todo lo contrario de un debate. ?Despu¨¦s de una obra, no se ha de debatir nada! Porque, ?qu¨¦ es lo que pasa cuando se debaten tanto las cosas? Pues que la gente habla y habla, y todo lo que la obra pod¨ªa haber hecho interiormente se escapa; eso s¨ª, se escribe en un papel y se archiva en la biblioteca. El teatro no es esto: tras la representaci¨®n los debates sobran, y en todo, caso, que sea con el director y no con los actores".
Los seis a?os en el TNP y la participaci¨®n en el Festival de Avi?¨®n, que el mismo Vilar hab¨ªa creado en 1947, sirvieron para que Mar¨ªa Casares se convirtiera casi en un mito. "S¨ª, en el TNP aprend¨ª muchas cosas, pero m¨¢s por el TNP en s¨ª que por el mismo Vilar, porque Vilar, como director, no dec¨ªa gran cosa, y m¨¢s bien nos lo hac¨ªamos todo, nosotros. ?l se limitaba a formar una compa?¨ªa con gente de su confianza, que ¨¦l mismo eleg¨ªa, y a veces ven¨ªa al final de un montaje o aparec¨ªa en un momento para decir cuatro cosas; pero lo cierto es que muchas veces las obras las hac¨ªamos nosotros solos, sin Vilar".
La crisis
Tras esa larga etapa en el TNP y la muerte de Camus, a Casares le sobrevino una cierta crisis, lo que ella llama "miedo a la esclerosis", porque "es muy peligroso sentirse querida; claro, es formidable y divino, pero tambi¨¦n es muy peligroso, y entonces conviene marchar". Y se march¨® a Buenos Aires, donde hizo Yerma, de Garc¨ªa Lorca, dirigida por Margarita Xirgu (1888-1969). Tras esa estancia en Argentina, el core¨®grafo Maurice B¨¦jart la llam¨® para que trabajara con ¨¦l en diversos espect¨¢culos, "y todo ese mundo nuevo de la danza, o el hecho de haber cambiado de lengua en Argentina, todo esto hizo alguna cosa nueva en m¨ª, porque de pronto me di cuenta que de nuevo me lo estaba cuestionando todo, luchando contra esa esclerosis que siempre amenaza".Ahora, tras una anecd¨®tica venida en 1976 para estrenar El adefesio, de Rafael Alberti, Mar¨ªa Casares regresa a Barcelona con teatro en franc¨¦s, dirigida por Jorge Lavelli, "una persona que me ha hecho entrar en otro g¨¦nero de teatro, en un teatro que yo llamar¨ªa acu¨¢tico, aunque a decir verdad La nuit de Madame Lucienne no es una obra muy acu¨¢tica, pero Lavelli me ha introducido en un mundo como entre dos aguas, muy musical, y a m¨ª me seduce esto de la m¨²sica de las palabras".
En cuanto a un posible retorno a Espa?a, Mar¨ªa Casares asegura: "Nunca he pensado en ello, nunca me he planteado si volver¨¦ o no, y adem¨¢s es que toda mi vida se ha hecho en Francia, y por tanto me parecer¨ªa muy mal irme del pa¨ªs que me ha hecho".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.