La muerte de un travestido primer caso 'oficial',
La primera ocasi¨®n en que oficialmente se utiliza el denominado s¨ªndrome del Norte se produjo a finales del pasado mes de julio, cuando se supo que el informe de los m¨¦dicos forenses de Barcelona sobre el guardia civil Jos¨¦ Antonio S¨¢nchez Garc¨ªa, presunto autor del asesinato de un travestido, se?alaba que el guardia padece el citado s¨ªndrome tras haber estado destinado en el Pa¨ªs Vasco.S¨¢nchez se encontraba hacia las doce de la noche del pasado 14 de abril en el pasaje de la Concepci¨®, un lugar frecuentado por travestidos. All¨ª contact¨® con Sigfrido P¨¦rez Lana, de 25 a?os, conocido por Erika, travestido habitual en la zona. P¨¦rez Lana penetr¨® en el coche del guardia, un R- 12 de color rojo, y poco despu¨¦s son¨® un disparo seco. Horas m¨¢s tarde, el cuerpo sin vida del travestido, envuelto en una manta y atado de pies y manos, era encontrado en la calle de Maroc. Ten¨ªa un disparo en. la cabeza.
El informe de los forenses se?ala que "la situaci¨®n psicol¨®gica y emocional del encausado no era normal" y que ¨¦ste sufre el s¨ªndrome del Norte, debido a "la tensi¨®n psicol¨®gica que viven las fuerzas de seguridad del Estado en el Pa¨ªs Vasco".
No se ha utilizado este tipo de argumentos hasta ahora en el caso del cabo de la Guardia Civil Jes¨²s G¨®mez Moreno, destinado con anterioridad en el Pa¨ªs Vasco, que en la madrugada del pasado 30 de abril mat¨® a Juan Carlos Benito Gardiaga, de 21 a?os, cuando el guardia estaba de servicio en Au?¨®n (Guadalajara) y el joven se dedicaba a recoger caracoles con unos amigos.
Para los mandos de la Guardia Civil consultados, el problema residi¨® en que el cabo hab¨ªa tomado varios cubalibres. Para los psic¨®logos preguntados por el tema, el caso, aun sin conocerlo en profundidad, encaja en los supuestos de estr¨¦s que sufren los agentes que han estado en Euskadi. Para los psic¨®logos, la persona entrenada o acostumbrada a dar respuestas r¨¢pidas y contundentes ante cualquier tipo de amenaza, contin¨²a actuando de igual manera aunque haya desaparecido el motivo principal que le acostumbr¨® a motivar as¨ª sus instintos.
Varios polic¨ªas han narrado, por otro lado, casos de extra?os comportamientos que se producen entre los agentes destinados en el Pa¨ªs Vasco. Algunos de ¨¦stos, por ejemplo, llegan a sentir aut¨¦ntica admiraci¨®n por los, etarras. Otros agentes tienen en sus casas ikurri?as o escudos de Euzkadi pintados en cuadros o en puertas.
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