Escenas familiares
-?Hola, familia!Es un agotado pap¨¢ el que, sudoroso por el verano sevillano y con la mente embotada por el diario madrug¨®n de jornada intensiva, se derrumba en el sof¨¢.
-Hola, pap¨¢ -contesta el hijo peque?o embebido en la televisi¨®n.
-?Qu¨¦ est¨¢s viendo, hijo?
-Unos chinos de Camboya, que van a dinamitar una presa en California para que se ahoguen todos.
-?C¨®mo? ?Qu¨¦ est¨¢s diciendo?
-Pero no te preocupes, que ya ver¨¢s c¨®mo Superman lo impide y los mata a ellos.
-Pero, c¨®mo es posible. ?De Camboya, dices?
-S¨ª. Y eso no es nada. Ayer, unos sovi¨¦ticos aterrizaron en Alaska y mataron a una pareja de viejecitos que viv¨ªan en una caba?a.
-?Qu¨¦ ocurre, querido? -preguntan desde las profundidades de la cocina.
-Nada, que seg¨²n estas pel¨ªculas, los camboyanos y los sovi¨¦ticos andan por ah¨ª matando viejecitos encantadores y destruyendo pac¨ªficas poblaciones.
-Bueno, hombre, son s¨®lo pel¨ªculas. ?Tanta importancia tiene?
-?Que si tiene importancia? ?Que si es importante que los ni?os se acostumbren a ver a los sovi¨¦ticos y a otras gentes de pa¨ªses malos c¨®mo matan a todo el mundo y realizan los mayores desmanes hasta que los buenos acaban con ellos?
-?No te das cuenta que les ser¨¢ luego peligrosamente f¨¢cil pasar de la ficci¨®n a la realidad y que cuando oigan noticias de conflictos en el mundo piensen que los malos son unos criminales y unos terroristas y que les est¨¢ bien empleado que nosotros, los buenos, los occidentales, les aticemos fuerte, nos armemos, instalemos misiles at¨®micos, les bloqueemos comercialmente, hagamos la guerra de las galaxias ... ?
Pap¨¢ se va exaltando mientras habla.
. -?No te das cuenta de que as¨ª se fomenta desde lo m¨¢s temprano la idea de la tensi¨®n, de los bloques irreconciliables, de la guerra santa inevitable?
-?A comer, que ya es hora?
Pap¨¢ se ha quedado de pie, con un brazo en alto apuntando a la l¨¢mpara del sal¨®n. El discurso cortado de ra¨ªz. Ca¨ªdo sin gloria desde las dial¨¦cticas alturas ve c¨®mo se ha quedado solo mientras la familia se arroja sobre la comida.
Resignado, se sienta diligente en su sitio, y mientras oscuros pensamientos pasan por su mente se anuda la servilleta.- .
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