El furor de estar en forma
Desde pagar 16.000 pesetas por 30 minutos de clase individual de 'aerobic' a volar sin alas. Todo vale con tal de mover el cuerpo
El furor de ir al trote para estar en forma va en aumento. Un 60% de la poblaci¨®n adulta norteamericana practica regularmente el jogging. En los a?os sesenta s¨®lo lo hac¨ªa el 24%. Pero correr tanto ha despertado el apetito a m¨¢s altos y ambiciosos frutos, prohibidos hasta ahora: la gente quiere volar sin motores, sin alas y sin pegarse la galleta.Ray Bright, profesor de gimnasia en la universidad estatal de Chico (EE UU), ya da clases para volar. Su lema, al cabo de muchos a?os de galope, es ¨¦ste: El que no corre vuela. Y ha montado un circo sin m¨¢s carpa que el cielo y sin m¨¢s payasos que sus alumnos. Bright es, como su nombre mismo indica, un tipo muy inteligente, que ha descubierto la negaci¨®n de una verdad: la gravedad no existe. "Si vemos el globo terr¨¢queo desde la microgravedad negra del espacio", afirma Bright, "comprobaremos que el universo no tiene un arriba y un abajo, sino que s¨®lo tiene un aqu¨ª y un all¨¢, y entre ambos la gravedad esencialmente no existe".
Y con este axioma pone a sus alumnos atados con una cuerda del techo y los balancea, agit¨¢ndolos como si fueran mu?ecos, hasta que ya no saben si el mundo es redondo o cuadrado, si Bright es listo o tonto, si tienen alas para seguir por su cuenta y riesgo la maravillosa experiencia o si, finalmente, la cuerda se romper¨¢ y acabar¨¢n hechos pur¨¦.
La cosa es simple: lo que este profesor de gimnasia propone a los creyentes en su doctrina es que "descubran y ajusten los movimientos de su cuerpo a la funci¨®n de volar (palmeo y planeo) a fin de que su aeropsicosis cong¨¦nita d¨¦ paso a la energ¨ªa aerof¨ªlica que llevamos dentro".
?ste no es m¨¢s que el ¨²ltimo ejemplo comercial del campo abierto en EE UU a la insaciable clientela que, obsesionada con su cuerpo, no sabe ya. qu¨¦ hacer con ¨¦l.
Hasta el momento el profesor de Chico no logr¨® ¨¦xitos espectaculares, pero su eslogan -el que no corre vuela- planea ya sobre las cabezas de uno! ciudadanos insatisfechos del dolor de pies.
El doctor Kenneth Cooper, autor del ¨¦xito editorial titulado Corra sin miedo, tiembla desde que dos celebridades la palmaron en acto de servicio: el comentarista deportivo de la televisi¨®n Frank Glieber, de 51 a?os, y su amigo el te¨®rico del galope James Fixx, de 52 a?os, autor de El libro del corredor, cayeron fulminados en plena org¨ªa de jogging. Corr¨ªan 115 kil¨®metros a la semana, que es mucho correr. Y estaban muy en forma. Pero de pronto las rodillas fallaron, falt¨® el aliento, se nubl¨® la vista y adi¨®s muy buenas. Ya no pueden correr ni volar. Ya est¨¢n en el m¨¢s all¨¢, dejando aqu¨ª una gran confusi¨®n.
El doctor Cooper propone ahora que nadie corra sin hacerse antes pruebas cardiacas. "Correr no fue lo que les mat¨®, les mat¨® el coraz¨®n", dice Cooper.
A partir de los 35 a?os todo el mundo debe pasar un reconocimiento antes de ponerse las zapatillas: hay que llenarse el t¨®rax de electrodos y ver as¨ª c¨®mo funciona el ¨²nico ¨®rgano insustituible. Y cada tres a?os este reconocimiento ser¨¢ obligatorio. Quien no siga el consejo -estima Cooper- puede estar cavando su propia tumba sin saberlo. "La gente come mucho y bebe mucho, y luego quiere correr mucho para quitarse el efecto de lo anterior; pues bien, esto es peligroso sin control".
Perros escolta
Ahora se ha inaugurado la etapa del control deportivo y, naturalmente, del gran negocio de los controladores. En California ' donde el buen clima permite correr sin l¨ªmite, se trota con cascos musicales puestos en los o¨ªdos. Pero no se escucha m¨²sica. Se oye al entrenador (personalizado) que imparte sus consejos sobre la carrera. Y proliferan los accesorios para el corredor: luces intermitentes aplicadas a mu?ecas o pies, perros escolta con ritmo saludable y se?ales re_flectantes si el ejercicio se hace de noche, goma de mascar que trae al paladar ox¨ªgeno de las cataratas del Ni¨¢gara. Cosas as¨ª.
El trote a pelo no existe. Un par de zapatillas, un taparrabos, una camiseta s¨®lo, ?d¨®nde nos llevar¨ªa? Eso no lo quiere el b¨ªpedo ansioso de una sociedad posindustrial.
En las librer¨ªas se ofrecen cientos de manuales para la dieta perfecta y para el ejercicio correcto. Eliges uno y todos los dem¨¢s son tus enemigos cient¨ªficos: no hay dos que compartan las mismas teor¨ªas, y abrazar una negando otra equivale a tomar un riesgo que puede costarte la vida.
En los supermercados se exhibe siempre un cartel que avisa del tremendo da?o que, seg¨²n las autoridades sanitarias, ocasiona el consumo de sacarina. En cada peque?o envase que acompa?a la taza del caf¨¦, la sacarina lleva (el aviso, eso s¨ª, se imprime en letras microsc¨®picas) una amenaza: este producto causa c¨¢ncer en animales de laboratorio.
?Y el az¨²car? Nadie lo quiere. A¨²n es peor. Lo que ahora se pone a todo para endulzar sabores es un producto denominado nutrasweet, panacea de la golosina sin efectos secundarios nocivos. Pero antes o despu¨¦s descubrir¨¢n que s¨ª tiene sustancias da?inas y ya estaremos, como siempre, angustiados por la enfermedad y la estafa que nos llev¨® a ella.
Tambi¨¦n se anuncian los productos alimenticios de una forma adecuada, de la forma que entiende el deportista: "Este bote de galletas lo quemar¨¢ corriendo 15 millas", "Cinco raciones de mantequilla, cuatro d¨ªas corriendo", "Lata de cerveza, cuatro millas cuesta arriba'.
Se va muriendo cuesta arriba. No pain, no gain (sin dolor no hay avance), dicen los expertos del deporte ciudadano. Y gracias que hay dolor, porque ?c¨®mo se detectar¨ªa una lesi¨®n sin este dispositivo de alerta? ?Qui¨¦n dejar¨ªa. de correr o de ejercitarse con pesas si de pronto no notara que alguna pieza interior protesta? -
Y aqu¨ª entra la especialidad del futuro: la medicina deportiva por todo lo alto. El primer centro de medicina deportiva se inaugur¨® hace cinco a?os en San Francisco. Sigue siendo el de m¨¢s reputaci¨®n en todo el pa¨ªs. Est¨¢ en una planta del lujoso Saint Francis Memorial Hospital y lo dirige el m¨¦dico que le palpa los muslos musculosos a Jane Fonda, el doctor James Granner, de 49 a?os, c¨¦lebre por haber lanzado tambi¨¦n al mercado un v¨ªdeo para los primeros auxilios en el ej¨¦rcito.
En este centro se investiga, se diagnostica, se cura y se previenen los males f¨ªsicos del deporte uno por uno. Y atletas profesionales, bailarinas de ballet cl¨¢sico,
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trotadores por libre y toda clase de jugadores (tenis, f¨²tbol, golf, rugby) vienen a las instalaciones del doctor Granner Garrick para seguir en la brecha de sus competiciones.
Para la mayor¨ªa de la gente caminar es m¨¢s saludable que correr, dice este doctor, y "cuando se corre hay que estar en condiciones, llevar calzado adecuado y someterse a supervisi¨®n especializada".
El trote desmedido produce lesiones de menisco y de rodillas, adem¨¢s de poner hechas una piltrafa las plantas de los pies. Y estas plantas son para toda la vida, que se desea larga. "Los entrenadores tienen una gran responsabilidad", a?aden en el centro de medicina deportiva, "y hay que denunciar a los que sin estar capacitados pretenden preparar a otros y cobran una fortun¨¢".
Altas tarifas
Lo que cobran estos entrenado res, especialmente los de aero bic, ha sido objeto de cr¨ªtica general. El pasado 8 de julio sus abusos se denunciaban en el peri¨®dico USA Tuday: por 30 minutos de clase individual reciben hasta 100 d¨®lares (16.000 pesetas) cuando acuden al domicilio del alumno. R¨¢pidamente este alumno se convertir¨¢ en maestro y contratar¨¢ sus servicios de igual modo. Un profesional del ramo dice: "Los gimnasios y los clubes para poner en forma f¨ªsica son m¨¢s populares,y proliferan m¨¢s que las discotecas". Aventajan a ¨¦stas en su prohibici¨®n de fumar y de beber alcohol. El entrenador personal de Gloria Swanson -el mismo que pone en l¨ªnea al jugador de ajedrez Bobby Fisher- opina que "nuestra labor se encamina a hacer cambiar los h¨¢bitos nutritivos, de fumar y beber, de los clientes, y muchos siguen las indicaciones y mejoran su salud".
Tal vez ha sido Jane Fonda, pionera del aerobie, quien mejor entendi¨® el negocio. Sus dos centros exclusivos de Los ?ngeles acogen a los famosos y a quienes los imitan. Pero la competencia es feroz y ha desatado campa?as de desprestigio diciendo -que ya existe una aut¨¦ntica epidemiolog¨ªa de aerobics, unas lesiones que se repiten y se generalizan en tal extremo que hacen dudar de las ventajas saludables de la c¨¦lebre gimnasia musical. Fonda cobra un mill¨®n de pesetas al cliente por a?o.
Para el doctor G. Garrick, quien dirigi¨® una investigaci¨®n cient¨ªfica sobre lesiones producidas por aerobics, la campa?a de desprestigio se caer¨ªa por s¨ª misma: al cabo de 30.000 horas de actividad una persona sufre una lesi¨®n que requiere asistencia m¨¦dica. Hombres y mujeres las padecen por igual, aunque el estudio revela que las lesiones de tobillo son m¨¢s frecuentes en mujeres que en hombres. "Los entrenadores y profesores de aerobics son los m¨¢s perjudicados por lesiones: a ¨¦stos les afecta en raz¨®n de una lesi¨®n cada 385 horas de actividad", a?ade el doctor Garrick.
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