El Papa llama a la uni¨®n fraternal de cristianos y musulmanes
Juan Pablo II hizo ayer un llamamiento en Nairobi (Kenia) a la hermandad entre cristianos y musulmanes "en el com¨²n servicio para el bien de todos los hombres". El Papa, que hoy finaliza en Marruecos su tercera gira africana, hab¨ªa clausurado por la ma?ana el 43? Congreso Eucar¨ªstico Internacional con una misa solemne, en presencia de 14 cardenales, 200 obispos y m¨¢s de 1.000 sacerdotes llegados de todo el mundo, adem¨¢s de cientos de miles de personas.
Juan Pablo II, casi con un pie en el avi¨®n para Casablanca, donde por primera vez se encontrar¨¢ con 50.000 j¨®venes musulmanes, tuvo palabras de apertura y elogio hacia los seguidores de la religi¨®n del Cor¨¢n. Fue como su tarjeta de visita, su presentaci¨®n antes de llegar a Marruecos.Empez¨® diciendo que la Iglesia cat¨®lica "desea que existan lazos estrechos de amistad con las comunidades isl¨¢mica e hind¨²"; que, si las necesidades de la humanidad son primordialmente espirituales, la Iglesia no quiere olvidar "las necesidades materiales del hombre" , lo cual, dijo el Papa, "significa lucha por la supervivencia en muchos pa¨ªses de ?frica golpeados por la sequ¨ªa y la escasez".
El Papa puso de relieve el gran problema de los refugiados, la necesidad para cristianos y musulmanes de "gobiernos justos, honrados y eficaces" y dijo: "Todos juntos hemos de defender los derechos humanos sin discriminaci¨®n alguna de raza, grupo ¨¦tnico, religi¨®n, edad, clase social o sexo".
Los representantes de las comunidades musulmanas lo escuchaban con mucha atenci¨®n y a ellos les dijo Wojtyla: "La voluntad de Dios es que los que tienen fe en ¨¦l, aunque no unidos por la misma fe, est¨¦n unidos en la hermandad y en el com¨²n servicio para el bien de todos los hombres". Concluy¨® diciendo que el hecho de encontrarse hoy cristianos y musulmanes juntos "es un signo de esperanza" en un mundo lleno de tensiones.
Ecolog¨ªa, paz y hambre
Juan Pablo II hab¨ªa visitado la sede la ONU en Nairobi, donde pronunci¨® un discurso en el que afirm¨® que es voluntad de la Iglesia cat¨®lica que "todo programa ecol¨®gico respete la plena libertad y dignidad de cuantos puedan ser objeto de tales programas".
Jug¨® con los conceptos de ecolog¨ªa, paz y hambre. Dijo que la paz la construyen los organismos internacionales y tambi¨¦n los jefes de Estado y los pol¨ªticos cuando ¨¦stos "dejan de lado las ideolog¨ªas que les dividen y cooperan en un esfuerzo com¨²n libre de prejuicios, discriminaciones, odios y esp¨ªritu de venganza". A?adi¨® que la paz se construye "cuando los presupuestos nacionales quedan liberados de la creaci¨®n de armas cada vez m¨¢s poderosas y mort¨ªferas y se dedican a satisfacer las necesidades de los hombres". Por lo que se refiere a ?frica, Juan Pablo II afirm¨® que no habr¨¢ paz en el continente sin la ayuda de los africanos y sin que la paz se logre al mismo tiempo en todo el mundo.
Pero, en realidad, la pen¨²ltima jornada de Juan Pablo II en ?frica, en el marco imponente de las celebraciones del congreso eucar¨ªstico, al que asistieron cientos de miles de personas, fue dedicada a la exaltaci¨®n de la familia, de la fidelidad conyugal y de la preocupaci¨®n por los hijos, condenando nuevo duramente los m¨¦todos artificiales de control de la natalidad. Al final de la misa, se renov¨® la promesa de fidelidad conyugal de todos los casados.
Por cierto, que en la traducci¨®n al italiano del discurso del Papa se le escap¨® al traductor un lapso freudiano polig¨¢mico. Citando a san Pablo, el discurso del Papa rezaba as¨ª: "Mujeres que am¨¢is a vuestro marido como Cristo os ha amado a vosotras. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo os ha amado a vosotros. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo ha amado a la Iglesia".
Pero ayer Juan Pablo II estaba ya m¨¢s en Marruecos que en Kenia. Y corr¨ªa la voz de que Wojtyla intenta, con la jornada de hoy en Casablanca, empezar un nuevo ciclo de viajes por los pa¨ªses musulmanes. Para este papa el mundo isl¨¢mico tiene una cierta fascinaci¨®n precisamente porque se dice que un hijo del Cor¨¢n nunca se convierte, y al papa Wojtyla le gusta la firmeza de una fe que no se cansa. Pero, sobre todo, porque los musulmanes son monote¨ªstas y pueden ser buenos aliados de los cristianos contra el ate¨ªsmo.
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