Los patrimonios de los sindicatos / 1
Los dos patrimonios sindicales en cuesti¨®n son los hist¨®ricos y el acumulado. La discusi¨®n sobre este ¨²ltimo ha quedado por el momento zanjada tras su integraci¨®n sin m¨¢s al Estado, que lo ha absorbido sin andarse por las ramas. En cuanto a los patrimonios hist¨®ricos pertenecientes a los sindicatos obreros existentes antes de 1936, UGT y CNT, el Gobierno tiene anunciado hace tiempo un proyecto para fecha no se sabe si pr¨®xima, por el que se adjudicar¨ªa de alguna forma a los citados sindicatos. El proyecto aludido anunciaba que la suma prevista para entregar a las citadas entidades hist¨®ricas ser¨ªa de 1.000 millones de pesetas. Hay que a?adir que s¨®lo la CNT, por su parte, ha anunciado de forma reiterada que su patrimonio hist¨®rico est¨¢ calculado en 2.000 millones de pesetas. Hasta ahora, no se sabe que UGT haya hecho una evaluaci¨®n propia de su respectivo patrimonio. Otro tema que nos proponemos tocar en este trabajo es el proyecto de ley sobre libertad sindical anunciado hace unos d¨ªas por el Gobierno.El patrimonio hist¨®rico
Como se supone, es el que se hallaba en posesi¨®n de las centrales con antecedentes hist¨®ricos antes de 1936. Es sabido que la central m¨¢s veterana es la UGT, surgida en 1886, tras el nacimiento del PSOE. Ambos son el producto del grupo madrile?o de los nueve tras su separaci¨®n de la Federaci¨®n Regional Espa?ola. La CNT tiene lejan¨ªsimos antecedentes en esta federaci¨®n y mucho m¨¢s cercanos de nuestro tiempo en la organizaci¨®n Solidaridad Obrera. Nace en septiembre-octubre de 1910; ahora van a cumplirse 75 a?os. La CNT se adhiere a la Asociaci¨®n Internacional de Trabajadores (AIT) el a?o mismo del nacimiento de esta entidad, en 1922, y desde entonces ha permanecido vinculada a la Asociaci¨®n Internacional. A su manera, cada una por su lado, las dos organizaciones del sindicalismo hist¨®rico se van desarrollando hasta julio de 1936, fecha del alzamiento franquista, el cual, al prevalecer en 1939, confisca los bienes de las dos centrales y de los restantes colectivos de la Espa?a republicana. Lo confiscando es cuanto los sindicatos han ido creando y acumulando en el curso de su historia.
En el caso de la CNT hay que hacer una consideraci¨®n complementaria. Esta entidad es la protagonista de la revoluci¨®n espa?ola, hecho de gran significaci¨®n aludido por todos los historiadores nacionales y extranjeros que se han ocupado de la guerra civil. El proceso de socializaci¨®n-colectivizaci¨®n impulsado por la CNT en el marco de la Espa?a republicana, pero sobre todo en Catalu?a, Arag¨®n y Pa¨ªs Valenciano, Levante a la saz¨®n, cre¨® formidables riquezas por el desarrollo de industrias nuevas socializadas y de colectividades agr¨ªcolas que en toda la. zona superaron el millar y trabajaron sin cesar hasta el final mismo de la contienda. Al sobrevenir ¨¦ste, ambas organizaciones pasan, por supuesto, a la clandestinidad, algunos de sus militantes emigran, otros muchos mueren en los paredones de ejecuci¨®n o van a parar a las c¨¢rceles por espacio de a?os. Los edificios y locales que ambos poseen, as¨ª como algunas cooperativas, imprentas y editoriales, son confiscados por los vencedores. Pero, adem¨¢s, en el caso de la CNT, como hemos indicado, esta confiscaci¨®n inclu¨ªa la riqueza creada por las industrias socializadas y las colectividades agr¨ªcolas de nuevo cu?o. Fueron a parar a manos de los usurpadores importantes sumas dinerarias acumuladas por las nuevas formas productivas tanto industriales como agrarias. Quiz¨¢, y en realidad, est¨¦ a¨²n por hacer un balance aproximativo de toda esa riqueza. De cualquier modo, lo evidente es que pas¨¦ a disposici¨®n del franquismo. La parte m¨¢s importante de este patrimonio fue a parar directamente a manos del Estado franquista, y otra menor, en la evoluci¨®n del proceso, a lo que ser¨ªa el patrimonio sindical verticalista, es decir, la CNS.
?ste empieza por ser el conjunto de los bienes expropiados a los sindicatos de clase, como hemos visto, a los que se fueron a?adiendo en el curso de los a?os otros bienes (locales, Obras del 18 de Julio, acciones, etc¨¦tera) que se generaron a partir de 1939 con la cuota obligatoria que se descontaba en n¨®mina a todos los trabajadores.
Este patrimonio suscitar¨ªa, ya en los tiempos actuales, diferencias de criterio en lo que a su aplicaci¨®n se refiere. El sindicato socialista, Comisiones Obreras (CC OO) y otros de menos importancia, como USO, entendieron que esa patrimonialidad deb¨ªa atribuirse a los sindicatos mayoritarios como tales. El car¨¢cter de mayoritario derivaba de la representatividad manifiesta en las elecciones sindicales. Por el contrario, la CNT mantuvo una postura original en este problema. En todos sus congresos de este tiempo la organizaci¨®n anarcosindicalista, aparte de manifestarse contra las elecciones sindicales, sostuvo que el patrimonio sindical acumulado era, inalienable y pertenec¨ªa al conjunto de los trabajadores que con sus cotizaciones lo hab¨ªan hecho posible pr¨¢cticamente desde 1939. Por lo que, infer¨ªa esta central, el conjunto del patrimonio deb¨ªa utilizarse en la creaci¨®n de fundaciones o instituciones de todo tipo al servicio de la clase trabajadora espa?ola: centros culturales, t¨¦cnicos, recreativos, administrados por los propios trabajadores. ?ste sigue siendo todav¨ªa el punto de vista de la confederaci¨®n. Pero la pr¨¢ctica vari¨® de forma considerable de los planteamientos de esta organizaci¨®n.
En los momentos posteriores a la transici¨®n, el Gobierno de UCD hab¨ªa concedido ya locales gratuitos a casi todos los sindicatos, obreros y patronales, con excepci¨®n de la CNT. Posteriormente llegar¨ªan las asignaciones econ¨®micas. En 1983 el Gobierno reparti¨® 800 millones entre UGT, CC OO y USO, y desde entonces estas entidades han seguido recibiendo fondos de los presupuestos generales del Estado. Ello les ha permitido mantener locales que rayan en el lujo y en la eficacia t¨¦cnica, empezando por la gratuidad, as¨ª como una burocracia considerable, por supuesto profesionalizada. La CNT fue la ¨²nica entidad que sigui¨® pag¨¢ndose sus locales, a pesar, record¨¦moslo, de que una parte de su patrimonio hist¨®rico hab¨ªa ido a parar a lo que, tras la guerra civil, ser¨ªa la central franquista. Esto llev¨®, asimismo, a que en 1983 la CNT recurriese al Tribunal Supremo y al Defensor del Pueblo. Al a?o siguiente ¨¦ste estableci¨® la ilegalidad de la distribuci¨®n de los 800 millones y, por ende, su car¨¢cter anticonstitucional. Esta posici¨®n ser¨ªa posteriormente ratificada por el Tribunal Constitucional y por el Tribunal Supremo. Pero los organismos oficiales hab¨ªan alegado como argumento la representatividad derivada de las elecciones sindicales. Este tema constituir¨¢ la raz¨®n del siguiente trabajo.
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