Cin¨¦polis
Me entero de que Carlos Solchag¨¢ iba para cineasta hasta que un rojo de apellido y otro de ideas le inculcaron que ten¨ªa m¨¢s arte dirigir la econom¨ªa que dirigir pel¨ªculas. Recapacito. Al menos otro ministro -Maravall- es un cin¨¦filo confeso; recuerdo haberle visto entrar a un cine donde se proyectaba King Kong vigilado de cerca por un par de gorilas vestidos, ¨¦stos, de paisano.Y est¨¢ Guerra, un hombre con pasado en muchos cineclubes. ?Un Gobierno de cine?No hay que darle importancia. En los a?os sesenta, todo joven inquieto quer¨ªa cambiar el mundo con la hoz en una mano y el celuloide en la otra, y es l¨®gico que estos pol¨ªticos lo pensaran tambi¨¦n, antes de dedicarse a ser nuestros elegidos. Pero esos deseos nunca realizados no llegan a morir en el subconsciente. Las sombras y las luces de la c¨¢mara oscura y la pantalla blanca danzan en sus cabezas, y muchos de sus actos s¨®lo se entienden bajo la invocaci¨®n de algunos t¨ªtulos de esa historia del cine que tan bien conocen.
As¨ª, a primeros de julio, ya punto de ser estrenada, la pel¨ªcula que actualmente triunfa en Madrid ya era muy mentada en los c¨ªrculos del poder: El¨ªgeme. Luego vino la crisis, y el espectro de ciertos cl¨¢sicos del s¨¦ptimo arte presidi¨® las intrigas de palacio; Mor¨¢n pas¨® a ser El hombre que sab¨ªa demasiado; Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, Un hombre para la eternidad, y Boyer, El hombre que quiso reinar, sorprendi¨® al p¨²blico con una ?Evasi¨®n o vicioria? decidida, se dijo en el primer momento, Por un pu?ado de d¨®lares. Despu¨¦s se ha sabido que para ¨¦l Lo importante es amar, y que, poco afecto al cine japon¨¦s (Los amantes crucificados), prefiri¨® revivir el Berlanga de Esa pareja feliz. A su sucesor, Solchaga, le toc¨® la dura tarea de ir En busca del arca perdida. Y mientras los colegas de Gabinete se angustiaban por su futuro, el vicepresidente ¨²nico ve¨ªa en la Moncloa Juegos de guerra y Un hombre llamado caballo.
Es lo malo de Gonz¨¢lez, que no le gusta el cine. De sus actuales andanzas marineras pudo hacer un remake de El exorcista y s¨®lo le ha salido una canci¨®n: Qui¨¦n maneja mi barca, con la que Remedios Amaya naufrag¨® en Europa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.