El caso Banchero

FIETTA JARQUE El 1 de enero de 1972 no perteneci¨® en Per¨² al a?o nuevo ni al a?o ido. Las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos, preparadas para recibir solamente las acostumbradas fotos de la celebraci¨®n de las fiestas y alg¨²n accidente causado por la embriaguez de cualquier automovilista, fueron desplazados por una noticia que conmocion¨® al pa¨ªs: Banchero, asesinado.

Luis Banchero Rossi era en aquel momento uno de los hombres m¨¢s poderosos del pa¨ªs. Una especie de self made man, comenz¨® como vendedor ambulante de aceite para las embarcaciones pesqueras de la costa peruana. El potencial pesquero de Per¨² en esos a?os se consideraba entre los m¨¢s importantes del mundo, y este empresario fue adquiriendo poco a poco una flota de embarcaciones, luego varias m¨¢s, f¨¢bricas de derivados, hasta convertirse en un verdadero magnate de la pesca. En 1968, tras el golpe de Estado del general Velasco Alvarado, se nacionalizaron las empresas, pero Banchero permaneci¨® en el pa¨ªs haci¨¦ndose cargo de sus distintos negocios. Su fortuna le permit¨ªa vivir en el hotel m¨¢s caro de Lima por entonces, el hotel Crill¨®n. Ah¨ª ten¨ªa ¨¦l dos pisos, en los que viv¨ªa alternativamente con una mansi¨®n en las afueras de la ciudad. Fue en esta enorme casa de Los C¨®ndores donde vivi¨® las ¨²ltimas y horrorosas horas de su vida.

Banchero lleg¨® a primeras horas de la ma?ana a su casa acompa?ado de su secretaria, Eugenia Sessarego, una mujer atractiva e inteligente con la que el magnate sosten¨ªa una estrecha relaci¨®n. El tercer personaje aparece ante ellos poco despu¨¦s. Juan Vilca, jardinero de la casa, se ha decidido. Durante el largo juicio que sigui¨® a este caso, el jardinero aleg¨® dos motivos principales para asesinar a Banchero: su fealdad era algo que ya no pod¨ªa resistir, quer¨ªa dinero para hacerse la cirug¨ªa pl¨¢stica y cambiar su rostro; la segunda raz¨®n era su pasi¨®n por Eugenia Sessarego, a quien contemplaba ansioso desde hac¨ªa mucho tiempo.

La muerte de un magnate es la reconstrucci¨®n cinematogr¨¢fica de este caso, que ocup¨® las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos peruanos durante el largo proceso del juicio. No se descartaron las razones pol¨ªticas que pod¨ªan haber entrado en juego en este asesinato, y Eugenia Sessarego fue acusada de complicidad en el crimen. En la pel¨ªcula se procur¨® el parecido f¨ªsico de los actores con los protagonistas del caso, y los nombres recuerdan tambi¨¦n vagamente a los de ellos. Lo que para el p¨²blico internacional, pueda resultar casi una trama convencional en una pel¨ªcula de este g¨¦nero, quiso ser en su momento la oportuna versi¨®n de uno de aquellos misteriosos infiernos ajenos cuyos cap¨ªtulos por entregas son vividos por un pa¨ªs entero.