Tarz¨¢n y Summers
Muerto -cinematogr¨¢ficamente hablando- Johnny Weismuller y sin sabor todos los Tarzanes que le siguieron, el personaje de Burroughs necesitaba un nuevo enfoque. Tuvo lugar el desenfoque durante los a?os sesenta, donde nacieron tantos Tarzanes como setas tras la lluvia, incluso uno televisivo, el insulso Ron Ely.La verdad es que se quiso ir demasiado lejos: Mike Henry, en Tarz¨¢n 66, era casi un ejecutivo, un J. R. parido no por la se?ora de los Ewing, sino por Rousseau; no le importaba, al buen Henry, ponerse, entre saltitos lianeros y lizas con nativos, un impecable traje y coger el avi¨®n para ir a resolver qu¨¦ s¨¦ yo qu¨¦ asuntos.
Moderno a rabiar
No tan cerca de Yves Saint-Laurent, pero moderno a rabiar, es el Jock Mahoney de esta tarde, un actor sin ¨¢ngel, que interpret¨® un par de veces al hombre-mono. En esta ocasi¨®n, Los tres retos de Tarz¨¢n -estrenada Tarz¨¢n en peligro-, nuestro selv¨¢tico h¨¦roe se olvida de ?frica y se instala -lo que son las cosas- en un monasterio budista. All¨ª se emparentar¨¢ con James Bond en una delicada misi¨®n.
Los tres retos de Tarz¨¢n se emite hoy, a las 16
05, por la primera cadena.No somos de piedra se emite hoy, a las 22.40, por la primera cadena.
Lo m¨¢s divertido de la obrita est¨¢ en las pruebas que Tarz¨¢n deber¨¢ sortear ante la incredulidad de los nativos del lugar. En una medir¨¢ sus habilidades combativas con el f¨®rdiano Woody Strode; en otra, sus fuerzas con cuadr¨²pedos de tonelaje mayor. Caray.
La pel¨ªcula de esta noche es un Summers de entretiempo, esto es: peor respecto a sus anteriores Del rosa al amarillo o Juguetes rotos, aunque infinitamente mejor al Summers actual de La Biblia en pasta. No somos de piedra tiene la relativa osad¨ªa de tocar un tema, en 1967, tab¨²: la p¨ªldora. Sobre esta premisa se teje una t¨®pica comedia de situaciones, enredos y equ¨ªvocos, bien servida por un plantel de actores capaces, pero desgraciadamente estropeada por su realizador, que, ante lo que podr¨ªa ser una comedia cl¨¢sica -es decir, sutil, inteligente-, opta por la brocha gorda, el chiste f¨¢cil y, en definitiva, la chorrada. Sin llegar, ya se ha dicho, al l¨ªmite de La Biblia en pasta.
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