El fascismo de Calvi?o
At¨®nito me ha dejado la afirmaci¨®n del se?or Calvi?o: "En Televisi¨®n Espa?ola s¨®lo se prescindi¨® de los elementos fascistas" (EL PAIS, 19 de agosto de 1985). Televisi¨®n Espa?ola prescindi¨® de m¨ª en marzo de 1983, poniendo as¨ª fin a 27 a?os de trabajo ininterrumpido. Excepcionalmente, dos a?os m¨¢s tarde realic¨¦ a instancias de mi compa?ero Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Pu¨¦rtolas -que no por iniciativa de Televisi¨®n Espa?ola- un ¨²nico programa para la serie Vivir cada d¨ªa. Y adi¨®s.Ninguna explicaci¨®n me fue dada, siquiera fuera en aras de las relaciones personales que se generan en tan dilatada vida profesional. Ahora recibo indirectamente una explicaci¨®n p¨²blica: soy un elemento fascista.
Desde mis profundas convicciones antifascistas, conocidas por Televisi¨®n Espa?ola en Pleno, excepto por su director general, he luchado siempre por que nadie pudiera perder jam¨¢s su puesto de trabajo a consecuencia de su ideolog¨ªa pol¨ªtica, cualquiera que ¨¦sta fuese. El derecho al trabajo es anterior a la intenci¨®n de voto. Jurista tan eminente como el se?or Calvi?o parece ignorar este principio, cuya defensa me depar¨® en Televisi¨®n Espa?ola no pocos sinsabores. Condenar a alguien al hambre por sus opiniones pol¨ªticas es, sobre una injusticia, una villan¨ªa.
En un relato melodram¨¢tico podr¨ªa pormenorizar las consecuencias de la decisi¨®n de Televisi¨®n Espa?ola de prescindir de m¨ª, que ir¨ªan desde subsistir (mal) con el subsidio de desempleo hasta la emigraci¨®n y la separaci¨®n familiar, no sin pasar por diversos juzgados que me apremiaban el pago de las deudas contra¨ªdas. En un lenguaje menos apocal¨ªptico y m¨¢s coloquial dir¨ªa que la decisi¨®n del se?or Calvi?o me ha creado algunos problemillas.
Dos precisiones finales. Primera: otras personas e instituciones no me han preguntado por mi ideolog¨ªa pol¨ªtica al contratar ¨²ltimamente mis servicios profesionales. Segunda: tildarme precisamente a m¨ª -el se?or Calvi?o no hace exclusiones- de elemento fascista ser¨ªa grotesco si no fuera infamante. Que Dios conserve al se?or Calvi?o su olfato pol¨ªtico y su sentido de la ¨¦tica
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