Robert McFarlane: "Un sistema que impida un ataque enemigo es la base m¨¢s estable para la paz
Robert C. McFarlane, consejero de Seguridad Nacional del presidente norteamericano, Ronald Reagan, se reclina en la poltrona de su despacho de la Casa Blanca, tiene aspecto relajado y las piernas cruzadas.Una de las cuestiones que han estado en boca de todo el mundo desde la operaci¨®n de colon del presidente Reagan es lo que suceder¨¢ cuando se precise tomar una decisi¨®n sobre pol¨ªtica exterior y el presidente no est¨¦ presente.
"El Consejo de Seguridad Nacional trata la cuesti¨®n con el vicepresidente en su puesto accidental y toma decisiones seg¨²n las normas establecidas de antemano por el presidente", respondi¨® McFarlane. "En un momento en que se prev¨¦ la ausencia del presidente, se plantea la mayor¨ªa de los temas que tienen posibilidades de presentarse, se consiguen sus directrices anticipadas de c¨®mo tratar los diferentes temas en su ausencia".
"Si se precisara tomar una decisi¨®n sobre algo para lo que no existen directrices, en el caso de un suceso totalmente imprevisto, entonces se requerir¨ªan los an¨¢lisis y consejos, de los miembros del Consejo Nacional de Seguridad, que actuar¨ªan en funci¨®n de su amplio historial de experiencia en las evaluaciones y objetivos del presidente y de todos aquellos que dirigen las diferentes ¨¢reas funcionales de la pol¨ªtica de seguridad nacional, y que est¨¢n recopiladas en casi 200 decisiones directivas del Consejo de Seguridad Nacional".
Como est¨¢bamos en un despacho de la Casa Blanca que yo ya conoc¨ªa de cuando estuvo ocupado por dos de sus antecesores m¨¢s conocidos, Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, le plante¨¦ la cuesti¨®n de en qu¨¦ se diferenciaba su forma de trabajar de la de ellos. Era evidente que hab¨ªa hecho una comparaci¨®n de su posici¨®n con la de ellos y que cre¨ªa que hab¨ªa encontrado diferencias, porque, bajo los presidentes Nixon y Carter, el consejero de Seguridad Nacional ejerc¨ªa como centro de consulta pol¨ªtica, en tanto que con el presidente Reagan, por haber adoptado un proceso de gobierno de consejeros, se ten¨ªa en cuenta a los secretarios de Estado y Defensa y a los jefes de Estado Mayor y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) como plana mayor.
La cita de Ginebra
El acontecimiento m¨¢s importante en pol¨ªtica exterior de los pr¨®ximos meses ser¨¢ la entrevista entre el presidente Reagan y el primer ministro Gorbachov en Ginebra. Le suger¨ª que el mundo miraba a este acontecimiento con un cierto grado de inquietud debido a la nueva generaci¨®n de l¨ªderes sovi¨¦ticos que est¨¢ llegando al poder.
McFarlane eligi¨® cuidadosamente sus palabras: "El presidente cree que ¨¦sta ser¨¢ realmente una oportunidad importante para comprometer a los nuevos l¨ªderes en temas fundamentales: ?c¨®mo establecer relaciones estables? ?C¨®mo vemos nuestro papel en el mundo? ?Cu¨¢les son nuestras metas y nuestra falta de intenciones hostiles en nuestra relaci¨®n con la Uni¨®n Sovi¨¦tica? Queremos establecer una credibilidad, reconocemos el sistema sovi¨¦tico y no buscamos la forma de alterarlo b¨¢sicamente. Al mismo tiempo queremos dejar claro que tenemos dudas sobre las intenciones sovi¨¦ticas de querer crear un orden internacional estable y queremos cubrir esas ¨¢reas en que su comportamiento, ha sido desestabilizador".
"Asentadas estas bases", prosigui¨® McFarlane, "al presidente le gustar¨ªa explicar las razones de su desacuerdo en varias ¨¢reas regionales, incluyendo Afganist¨¢n y Am¨¦rica Central, y las relaciones bilaterales en todos los aspectos, desde el comercio, las relaciones culturales y consulares, hasta el tema de los de rechos humanos, y finalmente, el control de armamento. Queremos dejar claro nuestro compronuso en relaci¨®n con un control de arma mento real y la reducci¨®n de las armas nucleares, adem¨¢s de nuestra preocupaci¨®n por el incumplimiento de anteriores acuerdos".
A esto, el consejero de Seguridad Nacional repuso con un nuevo tono de firmeza en su voz: "Es importante hacer ver a los sovi¨¦ticos que los sistemas defensivos y un concepto defensivo de la disuasi¨®n sirve a sus intereses tanto como a los fines de la estabilidad. ?sa es la postura de Estados Unidos. El potencial ofensivo les ha proporcionado la posibilidad de una notable ampliaci¨®n en los a?os setenta, y se plantea la cuesti¨®n crucial de si est¨¢n realmente interesados en la estabilidad o no. Tenemos muchas dudas sobre eso. Pero no puede haber dudas reales de que establecer un sistema que impide el ataque de otros es una base m¨¢s estable para la paz. Por eso la justificaci¨®n del concepto de la SDI est¨¢ clara como el agua".
Los sovi¨¦ticos han dicho que una de las razones por las que se oponen a la SDI y por la que Estados Unidos lo defiende es que le proporcionar¨ªa a Estados Unidos la posibilidad de un primer ataque. Por eso le pregunt¨¦ a McFarlane cu¨¢l era su respuesta. "No hay duda de que la apariencia, la realidad, o la posibilidad de un primer ataque, rond¨® por la cabeza del presidente antes de tomar la decisi¨®n de seguir adelante con la SDI. Tiene claro que la adopci¨®n de sistemas defensivos ser¨¢ la consecuencia de disposiciones para una reducci¨®n gradual de los sistemas ofensivos, a medida que se van implantando los defensivos. La afirmaci¨®n de los sovi¨¦ticos de que esto nos proporciona la posibilidad de un primer ataque, ignora nuestra punto de, vista sobre el proceso de transici¨®n e ignora la realidad de su propio gran progreso hacia la misma meta. En la actualidad, ellos no s¨®lo disponen de ventaja ofensiva, sino que tambi¨¦n tienen una creciente capacidad de establecer un ¨¢rea defensiva que les da la posibilidad de un primer ataque, no a nosotros".
Fondos para la SDI
En relaci¨®n con los proyectos y cantidades de dinero que ir¨¢n destinados a Europa durante la fase de investigaci¨®n de la SDI, McFarlane dijo que todav¨ªa no se hab¨ªan hecho c¨¢lculos, pero que se tratar¨¢ de millones de d¨®lares, y que esperaba que los europeos se comprometieran sin reservas. Especialmente en lo referente al Reino Unido, Alemania e Italia. Equipos especiales de expertos han estado discutiendo ya los contratos para la puesta en marcha o, como dicen los americanos, "una orientaci¨®n" para la investigaci¨®n.
En su ¨²ltima conferencia de prensa, antes de irse de vacaciones a California, el presidente Ronald Reagan dijo que era posible llegar a una moratoria de pruebas nucleares una vez que Estados Unidos finalizara su pr¨®xima serie de pruebas.
A esto, el consejero de Seguridad Robert McFarlane hizo la siguiente correcci¨®n: "El presidente manifest¨® eso en relaci¨®n con la resoluci¨®n de ciertos problemas inherentes a cualquier tipo de prohibici¨®n de pruebas, y son: primero, para reducir el armamento nuclear y establecer una tendencia descendente, y segundo, para confiar en el cumplimiento de los participantes en tal programa, confianza que no tenemos ahora debido al estado inicial en que se encuentran tales pruebas y debido tambi¨¦n a que los informes que tenemos del cumplimiento por parte de los sovi¨¦ticos no son buenos. Si podemos superar esos problemas, entonces se puede pensar seriamente en una moratoria, pero mientras tengamos que basarnos en la disuasi¨®n, no habr¨¢ necesidad por parte de ninguna de las partes de hacer pruebas. Los sovi¨¦ticos reconocen que est¨¢n haciendo pruebas con¨¢rmas nucleares para asegurarse de que la disuasi¨®n es real. Est¨¢n empeftados en ese programa y me atrever¨ªa a anticipar que reiniciar¨¢n las pruebas para enero del afto pr¨®ximo".
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