Serie negra
A la nueva serie de los domingos, Cr¨®nicas de gangsters, le perjudica que la veamos pocos meses despu¨¦s de haberse estrenado en Espa?a la pel¨ªcula de Sergio Leone ?rase una vez en Am¨¦rica, a mi juicio una de las tres o cuatro obras maestras indiscutibles en la historia del g¨¦nero. Aunque el serial norteamericano es anterior al filme (se realiz¨® en 1981), y, por tanto, no es posible hablar de oportunismo, o copia, los ojos del que haya visto esas im¨¢genes descarnadas y al tiempo estilizadas de Leone se emocionar¨¢n con m¨¢s dificultad ante la eficiente realizaci¨®n televisiva de Richard C. Sarafian, un veterano del medio que ha incurrido en el cine Con poco brillo. (y desvirtu¨® considerablemente el magn¨ªfico gui¨®n original de Cabrera Infante Punto l¨ªmite 0).En la primera entrega se pudo ver el sello sociol¨®gico que el autor del texto base imprimi¨® a su trabajo y que el realizador mantiene utilizando fotograf¨ªas de ¨¦poca en la presentaci¨®n, r¨®tulos cronol¨®gicos y una voz en off que informa, comenta y vaticina. Es, claro est¨¢, una manera l¨ªcita de historiar la ley seca y los a?os de ascenso de los grandes consorcios criminales de Nueva York, pero se queda p¨¢lida al lado de la gigantesca saga de Leone y de otros dos ejemplos recientes, Ragtime, de Forman, y Cotton Club, de Coppola, a punto de estreno aqu¨ª, inclinadas las tres a la v¨ªa de la met¨¢fora y el fresco en el que el marco social no difumina la silueta individual.
Las historias de g¨¢nsteres son siempre urbanas y nocturnas, y Sarafian mueve bien sus c¨¢maras en los decorados que representan el Este neoyorquino, donde nacieron esos pobres inmigrantes europeos que despu¨¦s llegar¨ªan a la cima. Nueva York conten¨ªa como una campana neum¨¢tica un microcosmos.de la naci¨®n real, la del poder, y ese adecuado simulacro claustrof¨®bico de la ciudad se romp¨ªa acertadamente al final del primer cap¨ªtulo con una refrescante salida al mar, en busca de un cargamento de contrabando. Otra bella escena era el asalto nocturno en carretera, de noche y con lluvia, en el que destacaban fosf¨®reamente los autom¨®viles, piezas m¨¢gicas y elementales del cine de g¨¢nsteres y, seg¨²n los expertos, equivalentes de los caballos para el cowboy.
Es de esperar que la serie ofrezca en episodios siguientes otra faceta no menos caracter¨ªstica del gansterismo cl¨¢sico: la relaci¨®n con Hollywood y sus magnates Muchos de los grandes productores cinematogr¨¢ficos (Harry Cohn, Jack Warner, entre otros) formaron parte en sp juventud de bandas de dudosa legalidad, y a trav¨¦s de sus conexiones con sindicatos y rackets unieron en m¨¢s de una ocasi¨®n el cine con el tr¨¢fico de drogas y alcohol. Buxy Siegel, uno de los tres protagonistas de esta serie, era amigo ¨ªntimo e invitado frecuente de Jack Warner.
Es seguro que mientras quede industria cinematogr¨¢fica habr¨¢ g¨¢nsteres... en la pantalla.
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