Catolicismo social o pol¨ªtica cat¨®lica
EL RECIENTE festival pol¨ªtico-cultural que acaba de celebrarse en la ciudad italiana de Rimini organizado por el Movimiento Popular, brazo pol¨ªtico de Comuni¨®n y Liberaci¨®n, viene a confirmar que los vientos vaticanistas soplan en la direcci¨®n de "una nueva cristiandad", dentro de la tradici¨®n del humanismo cristiano -que di¨® origen a la formaci¨®n de partidos dem¨®crata cristianos-, aunque maquillada para la escena actual. El prop¨®sito principal tiende a "recomponer la unidad del mundo cat¨®lico", no s¨®lo en los dogmas y en los ritos, sino en el campo que ahora se llama prepol¨ªtico, porque en ¨¦l se fijan los principios fundamentales y las l¨ªneas maestras de la arquitectura pol¨ªtica que han de llevar a cabo los cat¨®licos.El principio expuesto por el Concilio Vaticano, II y por Pablo VI, seg¨²n el cual con una misma fe pueden ser coherentes diversas opciones pol¨ªticas, lleva, seg¨²n los ide¨®logos del Movimiento Popular, a una protestantizaci¨®n de la misma fe y a una dispersi¨®n de fuerzas que debilitan la presencia social del catolicismo. "El nudo de la cuesti¨®n -seg¨²n el pensamiento oficial del MP, expuesto por su l¨ªder principal, Alberto Monticone- reside precisamente en la identidad necesaria que debe existir entre ser cat¨®lico y el proyecto social". Los partidarios de esta uni¨®n cultural y pol¨ªtica de los cristianos en la vida p¨²blica suelen citar, como ejemplos contundentes, los dos fracasos del catolicismo italiano en los referendos sobre el divorcio (1976) y sobre el aborto (1981). Ahora, en la batalla sobre la escuela, puede suceder tres cuartos de lo mismo.
No es necesario traducir las coincidencias del integralismo fe-cultura-pol¨ªtica, defendido por el movimiento seglar m¨¢s mimado por el Vaticano, con la situaci¨®n espa?ola. La superaci¨®n del confesionalismo pol¨ªtico y el distanciamiento episcopal de la era Taranc¨®n, coincidentes Con nuestra transici¨®n pol¨ªtica, sufren ahora serios embates y viven una situaci¨®n de crisis mal disimulada. El asociacionismo cat¨®lico m¨¢s conservador vuelve sus ojos hacia el episcopado y le ofrece proyectos y estrategias, bendecidas por el Vaticano, que volver¨ªan a poner en tela de juicio no pocas de las declaraciones de los obispos garantizando la neutralidad pol¨ªtica y asfixiar¨ªan los brotes de laicidad cristiana.
Estos movimientos conservadores consideran que el proceso de secularizaci¨®n, imparable en la sociedad y el Estado modernos, es equivalente o identificable al de descristianizaci¨®n. Parad¨®jicamente con su actitud, con tribuyen a esta ¨²ltima. La racionalidad interna de la co munidad pol¨ªtica, sus propias leyes aut¨®nomas, son una conquista irrenunciable de los pueblos en el proceso de modernizaci¨®n y en las relaciones de convivencia. Es adem¨¢s el ¨²nico camino de reconciliaci¨®n posible en una sociedad fracturada de anta?o por luchas religiosas y enfrentamientos fatricidas. Los obispo&espa?oles anun cian para las pr¨®ximas semanas un congreso sobre la evangelizaci¨®n de Espa?a. En ¨¦l pueden dar la medida de su capacidad de integraci¨®n religiosa, bien diferente de la pol¨ªtica. Reconciliarse con la laicidad del Estado es por lo dem¨¢s uno de sus desaf¨ªos pendientes.
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