La gestaci¨®n del primer submarino
Catalu?a, aunque no ha sido un pa¨ªs de gran tradici¨®n cient¨ªfica, nunca ha tenido tentaciones de exclamar "que inventen ellos", y en el siglo XIX el progreso cient¨ªfico llam¨® poderosamente la atenci¨®n a muchos catalanes que, por raz¨®n de estudios o de ideario pol¨ªtico, entraban en contacto con las grandes corrientes renovadoras europeas.Una de estas figuras activas, inquietas y creadoras fue Narc¨ªs Monturiol, y aunque a primera vista puede parece incongruente su creaci¨®n del Ictineo en un licenciado en Derecho, tip¨®grafo, republicano y editor de revistas pol¨ªtico-ut¨®picas, su voluntarioso invento est¨¢ ¨ªntimamente relacionado con esta actitud que se hallaba en el estandarte de los coros de Clav¨¦, en el ideario de Almirall, en el federalismo que pronto iba a florecer con el naufragio centralista de 1868 y en tantas y tantas cosas que surgieron en aquellos a?os.
Ict¨ªneos hubo dos, en realidad. El primero era poco m¨¢s que un juguete, y delataba la ingenuidad de su creador. ?ste, por otra parte, no pretend¨ªa sino demostrar la posibilidad racional de una navegaci¨®n submarina y llev¨® a cabo unas pruebas con el submarino en Barcelona en 1859. Para ello dise?¨® el barco y lo hizo construir por el mestre d'Aixa, Josep Miss¨¦ i Castells. Las h¨¦lices del buque funcionaban accionadas a mano (!).
A pesar de la precariedad del buque, el ingenio funcion¨® lo suficientemente bien como para suscitar un entusiasmo generalizado y el Gobierno de Isabel II tuvo que prometer asistencia econ¨®mica, que, de hecho, no se materializ¨®, pero con ayudas varias Monturiol construy¨® un segundo Iet¨ªneo, realizado por Joan Monjo i Pons, y varado en Barcelona en 1864. Ten¨ªa un cuerpo doble: uno interior, reducido, y otro exterior en forma de pez, haciendo honor a su nombre. Un motor de 6 CV, a vapor, y alimentado por carb¨®n de coc, deb¨ªa propulsar el ingenio, y un sistema parecido al que explica Julio Verne para su Nautilus en 20.000 leguas de Waje submarino suministraba ox¨ªgeno para renovar la atm¨®sfera.
Pero ya entonces el peso de las realidades ahogaba a las utop¨ªas, y aunque la sociedad fundada por Monturiol, La Navegaci¨®n Submafina, recibi¨® apoyos financieros, en 1868 el M¨ªneo iba a parar con sus hierros en un dique de desguace.
En Catalu?a, hay quien cree que Monturiol cre¨® el primer submarino, pero los intentos materiales de llevar a cabo un ingenio semejante, se remontan a la ¨¦poca de los cartagineses, y en 1776 David Bushriel hab¨ªa construido en Am¨¦rica el Turtle con elementos met¨¢licos, aunque sin ¨¦xito. En cuanto a la pol¨¦mica de Isaac Peral, inventor tambi¨¦n de un submarino, consta que ¨¦ste reconoci¨® la primac¨ªa de Monturiol en una carta escrita en 1889.
?Ah!, en cuanto al Nautilus de Julio Verne, fue un invento de su mente que data 1870. Acaso lo copiara de los esfuerzos cien¨¢ficos de Monturiol.
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