Juan Mu?oz Tobal
Ex militar del Ej¨¦rcito republicano durante la guerra civil espa?ola, lucha por que su nombre figure en los archivos hist¨®ricos
Es de los pocos espa?oles que tienen una felicitaci¨®n de Truman por su colaboraci¨®n con los ej¨¦rcitos aliados durante la II Guerra Mundial. Despu¨¦s de 41 a?os de ausencia de Espa?a reclama su reconocimiento como ex combatiente de la guerra civil, pero su nombre no ha sido localizado en el Archivo Hist¨®rico Nacional. Juan Mu?oz, de 68 a?os, ha sido toda la vida un marino, "pero muy dem¨®crata", como a ¨¦l le gusta a?adir. Y no deja de quejarse de la burocracia espa?ola, que no encuentra ning¨²n dato sobre su participaci¨®n en la guerra civil, donde luch¨® como cabo torpedero del Ej¨¦rcito republicano.
Juan Mu?oz, de una . familia de jornaleros malague?os, ingres¨® en la Marina con 19 a?os. "Yo iba buscando un poco de cultura y conocimiento del mundo cuando ingres¨¦ en la Academia Naval de San Fernando dos meses antes de que comenzara la guerra". Despu¨¦s de la guerra de 1936, huyendo de la quema, lleg¨® a conseguir la nacionalidad norteamericana. Ahora, de vuelta a Espa?a, exige con l¨¢grimas en sus ojos de hombre anciano que le reconozcan como ex combatiente.No deja de repetir que lo que le interesa no es la pensi¨®n. "Afortunadamente", aclara, "recibo 40.000 pesetas de Am¨¦rica como jubilado y con eso voy tirando". Pero siente verg¨¹enza, dice, de que "estos j¨®venes dem¨®cratas espa?oles" no se acuerden de "los que luchamos hace tantos a?os por la libertad".
De su estancia en Estados Unidos le queda un perfecto acento americano, que utiliza en algunas palabras que cuela entre sus disertaciones con acento andaluz. Y es que est¨¢ un poco acostumbrado, aunque se empe?e en negarlo, a la vida de Norteam¨¦rica, donde pas¨® 30 a?os despu¨¦s de la guerra civil espa?ola. Por eso le extra?a que se llame archivos hist¨®ricos a un "mont¨®n de papelotes donde no figuran ni la mitad de los que combatimos por la Rep¨²blica".
Juan Mu?oz, que tiene toda la memoria que parece faltarle a los archivos hist¨®ricos, no para de enumerar regimientos, cabos, tenientes, flotas y todos los; detalles b¨¦licos que caben en la cabeza de una persona. Cuando finaliz¨® la guerra civil, estuvo recluido durante tres a?os en los campos de trabajo de Kenchela, en Argelia, y Makinasy y Gab¨¦s, en T¨²nez. All¨ª permaneci¨® junto con otros 4.000 hombres que compon¨ªan su flota. "Fuimos all¨ª", dice, "porque cre¨ªmos que los franceses nos iban a ayudar, pero tenernos all¨ª encerrados, obligados a trabajos forzosos, no era lo que esper¨¢bamos". Asisti¨® a la toma de T¨²nez por las tropas del general Montgomery, y se enrol¨® en un barco ingl¨¦s que fue torpedeado. M¨¢s tarde lo aceptaron como tripulante en un barco griego qu¨¦ fue a parar a Estados Unidos y que seg¨²n dice era "la tierra que yo estaba buscando". "Yo llegu¨¦ all¨ª pensando que pronto podr¨ªa regresar a Espa?a, pero despu¨¦s de 11 a?os me hice americano, porque me di cuenta que de que lo que hab¨ªa aqu¨ª iba para largo", a?ade. Estuvo en distintos buques de guerra americanos transportando armas por el Pac¨ªfico. "Durante la II Guerra Mundial", dice, Ios americanos necesitaban gente, y no nos pon¨ªan pegas".
Lo que m¨¢s le gusta de su vida americana es la medalla y la felicitaci¨®n firmada "de pu?o y letra", como le gusta recalcar, por el presidente americano Harry Truman. Tambi¨¦n se siente muy orgulloso de ser de los m¨¢s veteranos afiliados al sindicato naval americano, donde lleva 41 a?os. Hay que resaltar que se niega a hablar de su vida privada. Nada parece ser m¨¢s entra?able para ¨¦l que sus aventuras en el mar.
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