La c¨¢mara y el exilio
Los telespectadores acostumbrados a tantas palabras que salen de las v¨ªsceras, a esas im¨¢genes de personas irritadas y agresivas hacia sus semejantes, a tanta declaraci¨®n y r¨¦plica de los telediarios, los pocos que hayan renunciado a la loca y rom¨¢ntica historia de amor entre Belmondo y Deneuve en La sirena del Misisipi para ver Tatuaje, el pasado mi¨¦rcoles en TVE-2, se habr¨¢n impresionado con las palabras de Mar¨ªa Zambrano, porque son palabras que le salen del coraz¨®n, acompasadas, prolongadas en silencios y emociones que rompen el ritmo enloquecido de la programaci¨®n.Interesaba ver a esta anciana, la ¨²ltima intelectual en retornar del exilio, que aparec¨ªa por primera vez en p¨²blico, habida cuenta de que la televisi¨®n transforma la intimidad en escaparate y en asunto p¨²blico. Interesaba ver c¨®mo se produc¨ªa esta primera violaci¨®n de la televisi¨®n en la intimidad de una persona. La televisi¨®n, por lo dem¨¢s, es enemiga del exilio, y convierte a sus personajes en inquilinos de todos los hogares.
La c¨¢mara guarda primero una prudencial distancia. Despu¨¦s se aproxima por distintos ¨¢ngulos, inicia ese manoseo de movimientos artificiales con el zoom, y va acotando progresivamente porciones del cuerpo hasta alcanzar los ojos, la mirada de insomnio, de estado de vela, con los p¨¢rpados enrojecidos por el estigma de esperar d¨ªa tras d¨ªa la aurora, como confiesa ella, al tiempo que recuerda a sus amigos, Jos¨¦ Bergam¨ªn, y los paseos con Miguel Hern¨¢ndez para llorar en el Manzanares penas de amor y desgracias.
Pero estas c¨¢maras y micr¨®fonos que dirige Jos¨¦ Miguel Ull¨¢n -TVE deber¨ªa ser m¨¢s generosa en medios con este tipo de programas- no la aprisionan, no la encuadran definitivamente, que casi siempre es el prop¨®sito ¨²ltimo de la televisi¨®n, inventariar al personaje y pasarlo al repertorio de sus invitados.
Mar¨ªa Zambrano desgrana reflexiones, a?os de lectura y de producci¨®n de poes¨ªa y de filosof¨ªa, en torno a esa paradoja de que Espa?a "fuera de m¨ª no ha estado nunca, yo dentro de ella no he podido estar". Y esta dura confesi¨®n: "Quiz¨¢ seguir siendo exiliada en Espa?a ser¨ªa una gran haza?a, digo yo, moral. T¨² qu¨¦ piensas". El entrevistador, en vez de contestar, le pide otro pensamiento. Fue la ¨²nica debilidad de Ull¨¢n.
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