Debate disperso y oportuno
La lecci¨®n de Europalia 85 como tema en La clave ha llegado en el momento informativo y pol¨¦mico m¨¢s oportuno. Fue un acierto que entre las figuras convocadas estuvieran no s¨®lo los comisarios espa?ol y belga de Europalia 85, sino tambi¨¦n tres grandes artistas espa?oles: el escritor Juan Goytisolo, el pintor Antonio Saura y el compositor Crist¨®bal Halffter, protagonistas de esa creaci¨®n cultural que el Estado trata ahora de promocionar, aunque, como se vio a lo largo de la discusi¨®n, sobre todo en el caso de Saura, discrepantes a veces con el modo en que se entiende esa promoci¨®n. La presencia, sin embargo, del ya un tanto trasnochado fil¨®sofo franc¨¦s Roger Garaudy, aunque estuvo discreto, consumi¨® un tiempo precioso que podr¨ªa haber sido empleado en profundizar en aspectos m¨¢s candentes que el de la riqueza del legado isl¨¢mico.En cualquier caso, al margen del inter¨¦s en s¨ª mismo de muchas de las cuestiones planteadas, m¨¢s o menos pertinentes, la dispersi¨®n tem¨¢tica, que hizo aflorar en la charla desde el destino de la civilizaci¨®n hist¨®rica de Espa?a y su encuadramiento en Europa hasta el papel de las minor¨ªas tercermundistas incrustadas marginalmente en las sociedades industriales del bienestar, difumin¨® y rest¨® mordiente al hecho incontrovertiblemente m¨¢s pol¨¦mico para la ocasi¨®n: la organizaci¨®n del programa cultural de Europalia 85 y, en general, el an¨¢lisis cr¨ªtico sobre el papel que le corresponde al Estado en este tipo de responsabilidades o, si se quiere, m¨¢s completamente, la valoraci¨®n de las prioridades y las estrategias que debieran tenerse en cuenta al respecto.
Esto ¨²ltimo, al haberse puesto en evidencia en boca de los comisarios belga y espa?ol de Europalia 85 que nuestro pa¨ªs carece de una estructura institucional estable para la promoci¨®n de su cultura en el extranjero, como son el Brithis Council o la Alianza Francesa, cuyos respectivos presupuestos anuales seguramente multiplican por 10 lo que aqu¨ª se ha asignado de forma excepcional para atender una invitaci¨®n que, no lo olvidemos, nos han hecho desde fuera y de la que nuestro Estado ha sufragado s¨®lo la mitad del costo y arriesga con pr¨¦stamos de su patrimonio s¨®lo un poco m¨¢s del 50% de lo exhibido en B¨¦lgica.
Quiz¨¢ por ello el espectador se quedara frustrado por el hecho de que el vivo intercambio de datos y opiniones mantenido al final entre Luis Gonz¨¢lez Seara y Antonio Saura a prop¨®sito del dise?o de Europalia 85 tuviera que discurrir con la precipitaci¨®n propia de haberse consumido una buena parte del tiempo en divagaciones y aspectos marginales al problema de fondo. En realidad se vio que all¨ª hab¨ªa materia para varios programas, y es de esperar que, al menos uno, el de la promoci¨®n de la imagen exterior de la cultura espa?ola, lleno de connotaciones apasionantes, sea rescatado como tema de programas futuros.
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