Alfonso Sastre usa el lenguaje de los marginados de Madrid en su ¨²ltimo estreno teatral
La taberna fant¨¢stica, obra de Alfonso Sastre, escrita en 1966, que recoge el ambiente y, fundamentalmente, el lenguaje caliente utilizado por sectores marginados de barrios madrile?os, se estren¨® anoche en la sala Fernando de Rojas, del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid. Aborda la vida en las zonas pr¨®ximas al barrio de la Concepci¨®n, donde Sastre vivi¨® hasta que se produjo su retirada voluntaria, ahora hace nueve a?os, a Fuenterrab¨ªa (Guip¨²zcoa).
"Yo soy lo m¨¢s ajeno a cualquier sentimiento nacionalista", declara Sastre. "Sin embargo, cuando se produjo, en los t¨¦rminos heroicos en que lo hizo, la lucha de Vietnam por su liberaci¨®n, yo, que no era vietnamita, consideraba absolutamente justa esa lucha. Hab¨ªa un Frente Nacional no s¨®lo con comunistas: era una afirmaci¨®n nacional frente al imperio".Antes de ese cambio al Pa¨ªs Vasco, su entorno era, entre otros, el que recoge en La taberna fant¨¢stica, obra que se preocupa especialmente de transmitir un lenguaje determinado. "Yo estoy de acuerdo con Umbral", declara Sastre, "cuando habla de la aparici¨®n de un neosainete para definir un determinado teatro de costumbres que recoge el l¨¦xico actual de la calle. Entre lo que ser¨ªa el sainete tradicional y el que est¨¢n creando ciertos autores de actualidad ha habido una fase de largo silencio en la que no se ha recogido ese habla caliente. Es el lenguaje que recojo en La taberna fant¨¢stica y que incluye en su definici¨®n dos conceptos juntos. Es una palabra ambigua porque hace una alusi¨®n a los muchos componentes del habla gitana y cal¨®, pero es tambi¨¦n un lenguaje que se emplea en situaciones calientes y tensas para que el man¨²s de la cobai que est¨¢ all¨ª no se entere". "Son lenguajes", a?ade, "que los hablantes emplean en situaciones en que se sienten amenazados o vigilados, y es este tipo de habla el que creo que no se ha recogido en el teatro todav¨ªa, que es lo que yo intento hacer en mi obra".
La taberna fant¨¢stica no ha sido retocada para su actual puesta en escena, y Sastre no ha incorporado ni anulado, despu¨¦s de 19 a?os, los nuevos hallazgos que a lo largo de estos a?os, y fundamentalmente al salir de la c¨¢rcel, hizo en torno a estos l¨¦xicos.
Los personajes son los habituales de estos barrios, como Cerro del Aire, Tejar de Lucio, San Pascual, el Arroyo Abro?igal (actual M-30), donde Sastre iba todos los d¨ªas y pasaba "las horas vivas" en contacto con esta poblaci¨®n compuesta por madrile?os, nacidos ya en esos barrios, dedicados a oficios lumpen o de subproletariado, como la busca de basura, chatarra, cartones; una poblaci¨®n mayoritaria de emigrantes, un peque?o asentamiento gitano y otro de quinquilleros con los que entabl¨® una especial relaci¨®n.
"Para m¨ª", afirma Sastre, "esta minor¨ªa me ha parecido siempre injustamente tratada, asimilada a delincuentes profesionales, cuando en realidad era una gente de un oficio n¨®mada muy particular, an¨¢logo a los oficios gitanos, y minor¨ªa en la cual, por el hecho de su marginaci¨®n y del hostigamiento a que estaban sometidos, evidentemente, el porcentaje de delincuencia contra, la propiedad era mayor que en las capas acomodadas, pero no justificaba el que fueran sometidos a esa persecuci¨®n".
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