M¨¢s all¨¢ del 'Rainbow Warrior'
El ministro del Interior, Pierre Joxe -el Saint Just del partido socialista-, esperaba sin duda proteger al presidente ofreci¨¦ndole las cabezas de Charles Hernu y del almirante Lacoste, al precio de una sabia manipulaci¨®n de ciertos peri¨®dicos al que hab¨ªa inspirado las revelaciones. Si ha cre¨ªdo poner fin de esta forma al asunto, se ha equivocado cruelmente. El asunto no ha terminado. El asunto comienza.Al aceptar la creaci¨®n de una comision parlamentaria de investigac¨ª¨®n, Laurent Fabius lo admite. No puede ignorar que hace 11 a?os fue la apertura de las investigaciones de la comisi¨®n senatorial lo que desencaden¨® en Estados Unidos el proceso fatal de Watergate. Pero no ten¨ªa elecci¨®n. La opini¨®n exige que toda luz sea hecha sobre las verdaderas responsabilidades incurridas, hasta la m¨¢s alta jerarqu¨ªa del Gobierno y del Estado.
No bastan dos chivos expiatorios para que se haga justicia. Muchas interrogaciones esenciales quedan sin respuesta. El velo debe levantarse. No se puede continuar impunemente el enga?o a la naci¨®n. La operaci¨®n Rainbow Warrior, cualquiera que haya sido su finalidad primera, confesada o inconfesable, ha justificado por la amplitud de los materiales y del personal puesto en marcha el desbloqueo de importantes fondos secretos que pertenecen al poder discrecional del primer ministro. ?Ha asumido esta responsabilidad sin esforzarse en informarse con precisi¨®n sobre el destino exacto de esos cr¨¦ditos excepcionales? ?Es concebible que su jefe de Gabinete y otro de sus pr¨®ximos colaboradores hayan decidido obrar solos en una materia tan sensible, sin dar cuenta?. Ser¨ªa prestarle a Laurent Fabius una extra?a concepci¨®n del ejercicio de su funci¨®n de jefe de Gobierno. Una tal ligereza no le exonerar¨ªa. No har¨ªa m¨¢s que agravar su culpabilidad.
Pero hay m¨¢s. El informe Tricot ha establecido de manera formal -¨¦sta es su ¨²nica aportaci¨®n positiva- que la disponibilidad de esos fondos excepcionales fue demandada y acordada en condiciones normales, es decir, con el acuerdo del jefe del Estado Mayor del presidente de la Rep¨²blica.
Actualmente jefe del Estado Mayor de los Ej¨¦rcitos, el general Saulnier es un soldado que no puede ignorar que nadadores de combate est¨¢n m¨¢s cualificados para otros tipos de acci¨®n que para una misi¨®n de informaci¨®n en tierra extranjera. Ha reconocido sin tergiversarlo, ante Bernard Tricot, haber dado su aval a la operaci¨®n.
?Sin informar de ello al jefe del Estado? ?O al secretario general del El¨ªseo, que habr¨ªa omitido dar cuenta al presidente.? Es lo que se nos pide creer. Sea. (...)
23 de septiembre
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